Las mejores series: éxitos, despedidas y las ficciones destacadas que llegan en el segundo semestre
Hacer un balance de cualquier tipo requiere un mínimo de distancia con el objeto, sujeto o cuestión a evaluar. Se puede, claro, hacer una suerte de análisis cualitativo al final de cada día, semana o mes, pero la inmediatez suele conspirar contra el equilibro. Todo esto para decir que cuando el calendario señaló la llegada de la mitad del año, el tiempo de revisar cuáles fueron las series más destacadas de lo que va de 2023, las opciones no aparecían tan claras y definidas como en otras oportunidades. Pero la lista termina mostrándose variada y considerablemente extensa. Especialmente si se tiene en cuenta lo que podría suceder con la producción de series proyectadas para los primeros meses de 2024, que seguramente se verán afectadas por la huelga de guionistas en Hollywood y el potencial paro del sindicato de actores que se definirá en las próximas semanas.
Lo mejor para el final. Este semestre será recordado por los muy buenos finales de tres series extraordinarias. Así, Succession (HBO) por fin resolvió su incógnita inicial, quién heredaría el puesto de CEO de Waystar cuando su alma pater, Logan Roy, ya no estuviera. Con todas sus marchas y contramarchas y sus ganadores y perdedores, el desenlace resultó tan despiadado y pesimista como el resto de la serie. Los “chicos” Roy consiguieron el final que se merecían y los espectadores también. Lo mismo puede decirse de la despedida de The Marvelous Mrs Maisel. La ficción de Amazon Prime Video, creada por Amy Sherman-Palladino, hizo de su última temporada un festival de creatividad y búsquedas narrativas, un “ahora o nunca” dramático que mostró la evolución de sus personajes sin abandonar nunca su esencia. Según reveló Sherman-Palladino una vez concluida la serie, la decisión de terminarla no partió de ella sino de la plataforma de streaming, que precisaba de todo su dinero para solventar la costosa saga de El señor de los anillos: los anillos del poder (un comentario tan acertado como incómodo que bien podría haber salido de una rutina de stand up de la señora Maisel). En el caso de Barry (HBO), la oscurísima comedia creada y protagonizada por Bill Hader, su final trágico y gracioso al mismo tiempo le hizo justicia a la historia que la serie desarrolló en sus cuatro temporadas. La redención que el asesino a sueldo del título decía buscar y su ilusión de encontrarla a través de la actuación terminó de la única manera que podía hacerlo: con un par de disparos. Durante toda su marcha logró mantener el difícil equilibrio entre la comedia y el drama y arrastró a sus personajes por el fango de ambos géneros, cerrando su marcha en pantalla con la calidad y el nihilismo intactos.
Las miniseries al frente. En los últimos años, el formato de “serie limitada” (la vieja y conocida miniserie) se posicionó como sinónimo de calidad y excelencia en la producción televisiva. Con guiones arriesgados y estrellas reconocibles, en ellas no hay lugar para los cambios de rumbo improvisados, para el abandono de personajes sin explicación o para las conclusiones estiradas más de la cuenta. Con esas limitaciones, dos miniseries se destacaron del resto: La reina Charlotte (Netflix) y La nueva vida de Toby (Star+). La primera, una precuela ubicada en el universo de Bridgerton, se centró en el romance trágico entre el rey Jorge y su reina consorte. El desprendimiento de la exitosa serie producida por Shonda Rhimes logró aprovechar al máximo sus seis episodios gracias a las interpretaciones de India Amarteifio y Corey Mylchreest, capaces de reflejar la química y la añoranza que atraviesan los jóvenes reyes que les tocó encarnar. Bastante más que el compás de espera hasta que se estrene la esperada tercera temporada de Bridgerton -podría llegar en diciembre-, La reina Charlotte se ganó su lugar en el mundo de los romances de la Regencia adaptados al streaming. Casi en del otro lado del espectro en cuanto a su postura sobre el amor, La nueva vida de Toby, adaptada para la TV por su autora, Taffy Brodesser-Akner, cuenta una versión de lo que sucede después del “fueron felices y comieron perdices”. Con un relato que manteniene la textura dramática de su origen literario sin dejar de lado las particularidades del lenguaje televisivo, sus ocho episodios examinan el final del matrimonio de Toby Fleishman (Jesse Eisenberg) y Rachel (Claire Danes), la nueva vida de padre soltero de él y cómo el divorcio los afecta a ellos y a su entorno. La profundidad con la que Akner construye a sus criaturas y el espacio que habitan además del excelente trabajo del elenco que completan Lizzy Caplan y Adam Driver, alcanzan para postular a la ficción para la lista de las mejores del año.
Ciencia ficción y algo más. La adaptación del popular videojuego The Last of Us podría haber resultado en desastre para HBO. Sin embargo, esta versión creada por Neil Druckmann, uno de los autores del juego, y Craig Mazin, celebrado guionista y productor de la miniserie Chernobyl, tomó el relato de origen -una pandemia provocada por un hongo parasítico altamente contagioso que afecta al cerebro humano y transforma a sus víctimas en mutantes caníbales- y le sumó una profundidad que no suele aparecer en relatos de su tipo. Con un diseño de producción excepcional y las interpretaciones de Pedro Pascal y Bella Ramsey como Joel y Ellie, la serie ya tiene segunda temporada confirmada y supo desafiar los prejuicios alrededor de las adaptaciones de videojuegos con sólidos argumentos televisivos. Lo mismo puede decirse de Silo (Apple TV+) una trasposición de la literatura que imagina un futuro en el que la humanidad sobrevive diezmada en un silo subterráneo sin memoria ni forma de conocer su pasado o cómo llegaron allí. Con elementos del drama y el policial, la serie fascina en cada escena, especialmente en aquellas en las que aparece Juliette, la ingeniera y justiciera que interpreta la fantástica Rebecca Ferguson.
Grandes protagonistas. No hay buenas series sin buenos personajes. Una obviedad que en el primer semestre del año confirmaron tres ficciones muy distintas entre sí como Dead Ringers (Amazon Prime Video) La diplomática (Netflix) y Soy extraordinaria (Star+). La primera, adaptación del film de Pacto de amor, el largometraje de 1988 dirigido por David Cronenberg, toma el horror ginecológico de la película, lo actualiza cambiando el género de sus personajes centrales (ahora encarnados por Rachel Weisz) y lo pasa por el tamiz de la sátira social. El resultado es una historia tan extraña como atractiva. La misma reacción que provoca la comedia británica Soy extraordinaria que logra darle un giro original al desgastado relato de superhéroes. Aquí la heroína es Jen (Máiréad Tyers), una joven de 25 años que a diferencia del resto de la humanidad no tiene superpoderes, un don que allí se adquiere rutinariamente a los 18 años. Casi como una prima menor de Fleabag o de las irlandesas de Bad Sisters (Apple Tv+), la chica que habita un mundo pleno de personas que pueden volar, comunicarse con los muertos o hacerse invisibles, aun sin ninguna habilidad, sigue siendo la más interesante de todos. Por el lado de La diplomática, otra historia ambientada en Gran Bretaña, el centro de gravedad de todo el relato es Kate Wyler, el personaje que encarna Keri Russell. La protagonista de The Americans se divierte con esta mujer que prefiere los rigores de la guerra a las apariencias de las reuniones oficiales, pero que es lo suficientemente inteligente para saber que sus ambiciones la obligan a tolerarlas.
Créditos locales. Después de unos cuantos intentos valiosos pero que no lograron el nivel de popularidad esperado, finalmente la producción local de Netflix estrenó dos series que consiguieron sumarse al discurso público. Primero, la comedia División Palermo, que se animó a dejar de lado toda corrección política para contar una historia tan inclusiva como desopilante sin abandonar ni negociar su identidad para acomodarse a las pretensiones globales. Un triunfo que anticipó lo que vendría después: El amor después del amor. La serie biográfica sobre Fito Páez combinó un par de elementos que atraen a la mayoría de los espectadores: la nostalgia y la búsqueda de diferencias y similitudes entre las personas reales y los actores elegidos para interpretarlas. Además, claro, de contar con el arma nada secreta de las canciones de Páez y sus contemporáneos.
Lo que viene
Regresos con gloria. En la segunda mitad del año llegarán nuevas temporadas de algunas de las ficciones más esperadas. Aún sin fecha confirmada pero con arribo seguro en esa lista figuran la sexta y última temporada de The Crown (Netflix) que abarcará los últimos años del reinado de Isabel II y una nueva historia de los detectives con tristeza de la saga True Detective, que esta vuelta tendrá a Jodie Foster como protagonista. La actriz y directora interpretará a la policía Liz Danvers, asignada a la investigación de la desaparición de un grupo de científicos en Alaska. Por otro lado, el 22 de agosto, recién dos meses después de su estreno en los Estados Unidos, estará disponible en Star+ la segunda temporada de The Bear, la excelente ficción sobre el día a día de un problematizado chef de Chicago. Y el 6 de octubre llegará el turno de la segunda temporada de Loki, el nuevo ingreso del personaje de Marvel a la grilla de Disney+.
Nuevos e imperdibles. Entre los estrenos por venir se destacan Poker Face (Universal+) y las miniseries Lecciones de química (Apple TV+) y La luz que no puedes ver (Netflix). La primera es una la comedia policial protagonizada y producida -junto a Rian Johnson-, por Natasha Lyonne como una detective amateur que resuelve casos semana a semana. Estrenada en enero en la TV norteamericana, la ficción, que ya tiene una segunda temporada confirmada, se verá por la señal Universal+ a partir del 17 de agosto. El 13 de octubre llegarán los primeros dos episodios de Lecciones de química, la ficción adaptada de la novela de Bonnie Garmus, que encabeza Brie Larson en el papel de Elizabeth Zott, una mujer que sueña con ser científica a pesar de las rigideces y límites con los que convive en la década del cincuenta. Otra esperada adaptación literaria, La luz que no puedes ver, estará disponible desde el 2 de noviembre en Netflix. La miniserie, realizada a partir de la novela del mismo nombre ganadora del Pulitzer adaptada por Steven Knight, creador de Peaky Blinders, cuenta la historia de dos adolescentes, Marie-Laure, una joven francesa no vidente y Werner, un soldado alemán cuyos destinos se cruzan en los tiempos de la Francia ocupada durante la Segunda Guerra Mundial.
Fantasías de aquí y de allá. Mientras los dragones de House of the Dragon preparan su regreso para 2024, el género tendrá un par de representantes llegados de una galaxia muy lejana, Ahsoka y Skeleton Crew (ambas de Disney+) y otro venido de una fantasiosa versión de la Corea del Sur de mediados del siglo XX, La criatura del viejo Seúl (Netflix). La primera, que llegará el 23 de agosto, cuenta la historia de la guerrera jedi del título, que encarna Rosario Dawson. El personaje ya fue presentado en la segunda temporada de The Mandalorian y en El libro de Boba Fett, y es uno de los favoritos entre los seguidores de las sagas animadas del universo Star Wars. Bastante menos se sabe de los personajes de Skeleton Crew, otra serie ambientada en el mundo galáctico creado por George Lucas cuyo críptica descripción habla de un relato pensado para el público infantil en el que participan Jude Law y Kerry Conlon junto a un grupo de niños actores. El misterio también forma parte de la propuesta de La criatura del viejo Seúl, ambientada en 1945 durante los años de la ocupación japonesa de ese país, una época llena de peligros sobre la superficie a los que se suma la aparición de un monstruo que aterroriza desde las sombras. Protagonizada por Park Seo-jun (Itawon Class, Parasite) y Han So-hee (Aún así, Mi nombre), la serie que llegará a fin de año es una de las producciones más ambiciosas de Netflix en el país asiático.