Con un mensaje de Polka, Buenos chicos llegó a su conclusión, y queda la duda sobre si será la última ficción de esa productora
Poco después de las once y cuarto de la noche, comenzó el último episodio de Buenos Chicos, la tira que podría tener el trágico honor de ser la última producción de Polka (aunque el propio Adrián Suar haya dicho que esto es un paréntesis, y no un adiós). Luego de más de cien episodios, la historia de Dogo (Jerónimo Bosia), Zeta (Tomás Kirzner), Bruna (Ornella D´Elia) y el resto de ese grupo, llegó a su final, en el marco de una última entrega en la que no faltó el drama.
El capítulo comenzó con los protagonistas siendo procesados, luego de su detención. Poco tiempo después, todos estaban a la espera de la lectura de la sentencia. De esa manera, el veredicto al que fueron sometidos los personajes, los encontró culpables y destinados a cumplir entre seis a diez años de prisión. La lectura del fallo sumergió en una gran angustia a todos, al punto que Camila (Gina Mastronicola) se desmayó. Inmediatamente su madre Viviana (Romina Gaetani) alzó la voz en contra del operar de “la policía corrupta”.
Mientras se ve al grupo central ingresar al penal, las mujeres por un lado y los hombres por el otro, la voz en off del Chino (Santiago Achaga) se ocupa de narrar todo lo que sucedió durante esos años en la cárcel. “Cada uno sabrá por qué hizo lo que hizo” asegura el joven, y agrega: “Todo fue rápido, vertiginoso, adictivo, una catarata de malas decisiones que nos cambió la vida para siempre. Antonia llegó un mes después de la sentencia. Cuando conocí a mi hija, encontré la fuerza para aguantar la condena que tenía por delante. Cuando Antonia cumplió dos años, la madre de Camila se la llevó a vivir con ella. Las chicas fueron su gran apoyo”. Más adelante, el mismo personaje detalla: “Nuestra condena fue difícil, pero no tanto como la condena de nuestros seres queridos, que esperan con impotencia y desesperación. Sus noches y días pasan con el dolor de la ausencia y el vacío. A pesar de que son libres, ellos viven presos como nosotros”.
Luego la acción salta cuatro años al futuro, cuando Camila queda libre de su condena, pero el Chino desde la prisión prefiere tomar distancia. Por su parte y cuando sale de prisión, Dogo elige revivir momentos de su pasado. Zeta vuelve a ver a su madre, pero enfrenta un duro golpe cuando descubre que Mora (Rocío Hernández) está en pareja. De ese modo, todos intentan volver a sus vidas cuando la cárcel es ya una etapa que quedó atrás.
En la última escena, los protagonistas se reúnen en la casa en la que todo comenzó, y mientras se quejan frente a las perspectivas de un futuro poco prometedor, todos se acuerdan del dinero enterrado. Con mucha expectativa, ellos cavan en el lugar en el que recordaban haber dejado la plata, y efectivamente hallan la valija con todo el botín.
La cámara se aleja, los personajes se van a vivir sus propios destinos hasta que en pantalla aparece un el siguiente mensaje: “Gracias por acompañaros todo este tiempo. Polka producciones”. De forma casi desapercibida, se despidió en ese acto no solo Buenos chicos, sino también una productora que cambió para siempre la forma de hacer ficción en la Argentina, desde que estrenó en 1995, la recordadísima Poliladrón. Por primera vez desde ese año, Pol-Ka no tiene una nueva producción en marcha, un dato que simboliza el cierre de una era en la televisión abierta.
El final de Buenos chicos no marca el fin de las ficciones en la pantalla de eltrece, porque este martes, a las 23:15, comenzará la emisión de Santa Evita . Protagonizada por Natalia Oreiro, Darío Grandinetti, Ernesto Alterio y Francesc Orella, la miniserie que tuvo su estreno en la plataforma Star Plus se emitirá de manera completa en ese canal. La trama de la miniserie gira alrededor del destino que sufrió el cadáver de Eva Perón, y qué secretos se escondieron detrás.