Michelle Pfeiffer escapó de un culto gracias a la revelación vivida con una película
Michelle Pfeiffer es una actriz que siempre me transmitió la imagen de una mujer segura de sí misma a través de su filmografía. Ya sea en Caracortada, Frankie y Johnny, Mentes peligrosas o siendo la Catwoman más inolvidable en las películas de Batman, siempre contagió seguridad con una presencia destacable y fuerte ante las cámaras. Sin embargo, ni toda la confianza del mundo la salvó de caer en las redes de un culto que aprovechó su vulnerabilidad juvenil cuando recién aterrizaba en Hollywood.
Nacida el 29 de abril de 1958 en Santa Ana, California, Michelle Marie Pfeiffer no estaba segura de qué quería hacer con su vida a los 18 años. Se encontraba trabajando como cajera en un supermercado cuando una cliente se quejó de unos melones. En ese momento bizarro y completamente mundano, se preguntó a qué quería dedicarse. Y su intuición le respondió enseguida: quería ser actriz. “Le debo mi carrera a esa mujer enojada por los melones” dijo a The Hollywood Reporter en 2022. Comenzó por el camino de los concursos de belleza, ganando el titulo de Miss Orange County, y rápidamente fichó con un agente que la introdujo a sus primeros personajes. Su debut fue casi inmediato a los 20 años en un episodio en la serie La isla de la fantasía y, desde entonces, nada la frenó. Tan solo cinco años más tarde conquistaba a los críticos con el clásico de culto de Brian DePalma, Caracortada.
Como toda persona joven se encontraba viviendo un momento de aprendizaje y desarrollo profesional, buscando respuestas vitales. Sin embargo, terminó en las garras de la gente equivocada a través de un culto que predicaba la táctica de vivir del aire, lavándole el cerebro mientras ella desembolsaba sus ahorros. Está práctica se conoce como ‘respiracionismo’ y aquellos que la practican creen que el ser humano puede subsistir gracias a los alimentos micro cósmicos, la luz y al aire.
“Creían que las personas en su estado más alto eran respiracionistas” compartió en 2013 a The Telegraph, añadiendo que la pusieron en una dieta “a la que nadie puede adherirse”.
“Trabajaban con pesas y ponían a dieta a la gente. Lo suyo era el vegetarianismo”, dijo hace una década. "Eran muy controladores. No vivía con ellos, pero pasaba mucho tiempo allí y siempre me decían que tenía que ir más. Tenía que pagar todo el tiempo que estuve allí, por lo que financieramente fue muy agotador", declaró la actriz.
Tiempo después, en 2022, recordó la experiencia en la mencionada entrevista concedida a The Hollywood Reporter, explicando que "hubo mucho lavado de cerebro", y reiterando que gastó mucho dinero formando parte del culto. Fue su novio y futuro primer marido, Peter Horton, el que la ayudó a salir del foso mental en el que se encontraba y gracias a un proyecto cinematográfico.
El director y productor -con quien estuvo casada entre 1981 y 1988- se encontraba preparando una película sobre los Moonies -un culto conocido como Iglesia de la Unificación- cuando le pidió a Michelle Pfeiffer que lo acompañara a una reunión. Iba a recabar información hablando con un ex miembro del culto. Y fue allí, sentada en medio de la charla que se dio cuenta que estaba siendo víctima de manipulación.
De repente sintió cómo su razón hacia ‘click’. “Estábamos hablando con un ex Moonie y mientras describía la manipulación psicológica algo hizo click” explicó a The Telegraph hace tiempo. “Me dije ‘Oh Dios mío, estoy en un culto’. Fue como si se apagara una lámpara y nunca volví” añadió más recientemente.
Todo esto tuvo lugar antes de la boda en 1981 y mientras buscaba su lugar en Hollywood a través de apariciones esporádicas en televisión. Fue después de la ceremonia, y justo cuando estaban de luna de miel, que supo que había conseguido su primer papel protagonista en Grease 2.
De esta manera, Horton fue instrumental en su salida del culto y gracias a una película donde tan solo aparecía como relleno de la historia. Y es que si bien es más conocido por su labor como director y productor, también hizo algunos trabajos como actor. Como fue el caso de Serial, una sátira adulta sobre el New Age en donde él aparecía acreditado como "miembro número 4 del culto" y para la que se preparó a conciencia. Es decir, habrá sido un personaje pequeño en una película que no destacó en el mundo del cine, pero lo suficientemente relevante como servir de camino para la huida de Michelle Pfeiffer.
En aquellos inicios de su carrera, Horton fue su apoyo incondicional mientras la joven actriz aprendía a navegar el negocio. Y es que no solo le sirvió en bandeja la información necesaria para salir del culto en el que se había metido, sino que también alimentaba su confianza personal comparándola con Katharine Hepburn, inflando su autoestima para que tuviera confianza a la hora de rechazar los papeles de ‘chica sexy’ sin sustancia artística. Incluso fue su mayor apoyo durante el rodaje de Caracortada, dado que se iba a la cama “llorando cada noche” por la inseguridad que sentía al estar rodeada de actores experimentados y ser la única mujer en sus escenas con ellos.
El fundador del respiracionismo (también conocido como aerivorismo) se llama Wiley Brooks y durante mucho tiempo proclamó que llevaba 19 años sin comer, predicando la supervivencia humana a base de algo sin sustancia como el aire. Sin embargo, un par de años después de la experiencia de Michelle Pfeiffer fue expuesto por Lavelle Lefler, el cofundador del Breatharian Institute. “La verdad es que se cuela en 7-Elevens y lugares de comida rápida y come como el resto de nosotros, excepto peor porque tiene que depender de lugares que están abiertos hasta altas horas de la noche”, explicó a United Press International en 1983, tal y como plasmó un artículo de SFGate. Brooks contraatacó diciendo que Lefler era un ex amante dolido pero luego surgieron más acusaciones, como la de un asistente que dijo que había visto a Brooks bebiendo una lata de Coca-Cola.
Según SFGate, sus seguidores llegaban a pagar $500 por cada clase que daba y si bien las creencias de Brook fueron cambiando con el tiempo -llegando a decir en 2009 que una hamburguesa de McDonalds y una Coca Cola podía ayudar a un respiracionista a mantenerse saludable- el movimiento se expandió. En 2017, apareció una pareja que dijo a The Sun (vía New York Post) que llevaban sobreviviendo desde 2008 sin ingerir más que una pieza de fruta o caldo de verduras tres veces por semana. No obstante, varios expertos han refutado la teoría del movimiento, como la dietista Tanya Zuckerbrot, que según New York Post declaró que “si no proporcionas a tu cuerpo una ingesta calórica, tu cuerpo comenzará a romperse”. “No tendrías masa muscular y te consumirías”, sentenció alto y claro. “No tiene sentido; desafía todo conocimiento común de lo que nuestros cuerpos necesitan para sobrevivir. La gente se moriría de hambre, no puedes vivir”.
Afortunadamente para la estrella de Ant-Man and the Wasp: Quantumania, pudo escapar a tiempo. Y ahora, a sus 64 años, está felizmente casada desde hace casi tres décadas con el productor David E. Kelly.
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