La escena de 'Gladiador' que selló el destino de Russell Crowe en Hollywood

Russell Crowe enfrentándose a otro hombre en una escena de la película 'Gladiador', 2000. (Foto de Universal/Getty Images)
Russell Crowe enfrentándose a otro hombre en una escena de la película 'Gladiador', 2000. (Foto de Universal/Getty Images)

Cuando la cartelera del año 2000 recibió el estreno de Gladiador, nadie se imaginaba que estábamos siendo testigos del nacimiento de una de las duplas más ambiciosas de la década. Porque la historia de venganza del general romano en las arenas de Roma marcó el inicio de la relación entre Russell Crowe y Ridley Scott, desarrollando nada menos que cinco películas a lo largo de los primeros diez años del siglo XXI. Cuatro de ellas fueron producciones de alto presupuesto con cifras multimillonarias que representan el costoso imaginario del director, pero también la posición privilegiada del actor entre los estudios de Hollywood. Sin embargo, el origen de esta ambiciosa relación profesional no surgió entre contratos ni reuniones, sino en una escena de la película épica.

Así lo contó Russell Crowe hace unos años durante su paso por el programa de Howard Stern, describiendo con lujo de detalles la escena que creó la magia entre los dos. La que hizo ver a Ridley Scott que su elección había sido acertada, que había encontrado a un compañero ideal para dar rienda suelta a sus creaciones cinematográficas a pesar de todos los problemas que tuvo la producción durante el rodaje. Y curiosamente se trata de la primera secuencia del filme que rodaron el primer día.

Llegué al set vestido como un general romano en armadura de metal, así que no estaba cómodo” comenzaba Russell Crowe para explicar a continuación la “prueba” que le hizo el director mientras estaba rodeado de caballos, máquinas de asedio, soldados y 400 extras vestidos de bárbaros.

Viene y me dice ‘te voy a filmar contemplando, quiero que mires hacia tu derecha y quiero que veas un pájaro chiquito en el árbol que te hace sonreír. El pájaro se va y quiero que lo mires volando y su vuelo te devuelve al campo de batalla y lo que en realidad hay delante de ti’ y me grita ¡acción!” detallaba el actor neozelandés describiendo al pie de la letra la escena que da comienzo a la película cuando encontramos a Máximo a punto de conseguir la victoria sobre las tribus germánicas.

“Lo hago y estoy seguro que hice cada cosa que me pidió, incluso le puse trazos propios y devolví la atención al campo de batalla, y me dice ‘tú y yo, vamos a ser malditamente grandiosos juntos’sentenció entre risas.

Y así fue. Russell Crowe describe la petición del director como si fuera una copia exacta a lo que vimos en la película, sin embargo, esta anécdota no resume una simple historia de un actor que siguió a rajatabla las órdenes de un cineasta. Porque se trata de una escena repleta de intenciones que, en pocos segundos, nos permite ver la sensibilidad del protagonista, sus ganas de volver al paraíso terrenal lejos de los infiernos de la guerra, con la mirada endurecida pero decidida a ponerle fin a esa vida bélica con una última mirada al campo de batalla. Y que Crowe consiguiera impregnarla de tantas emociones tras haber prestado atención y seguir las directrices de Scott en una secuencia sin diálogo, resume ese momento ‘eureka’ que vivió Ridley Scott y que define en una sola escena lo que vino a continuación.

Russell Crowe con espada en una escena de la película 'Gladiador', 2000. (Foto de Universal/Getty Images)
Russell Crowe con espada en una escena de la película 'Gladiador', 2000. (Foto de Universal/Getty Images)

Por otra parte, existe un mérito añadido y es que ambos lograron iniciar el rodaje con una secuencia tan decisiva cuando no tenían el guion siquiera terminado. Sabían la historia que iban a contar pero habían pulido y borrado tanto el libreto original de David Franzoni que cuando comenzaron a filmar, tan solo tenían 26 páginas. El estudio ni siquiera lo sabía pero Russell Crowe estuvo a punto de tirar la toalla varias veces antes de comenzar la filmación por el stress de no tener diálogos que aprender o conocimientos previos que adquirir. Pero siguió adelante, convencido de la gran oportunidad que tenía en sus manos. “Cuando estábamos solos con Ridley en su oficina, mostrándome cosas que le servían de inspiración, solo habia un pensamiento en mi cabeza: es el año 184 d.C., eres un general romano y te dirige Ridley Scott” sentenció Crowe sobre sus dudas a Howard Stern.

Con aquella escena, Ridley Scott supo que Russell Crowe escuchaba y cumplía el cometido pero, sobre todo, aportaba su talento y conseguía llevar la secuencia hacia el plano que necesitaba. Gladiador fue un éxito instantáneo con cinco premios Óscar, incluyendo la primera y única estatuilla conseguida por Russell Crowe a Mejor Actor y Mejor Película. Entre el buen boca a boca del público y el interés que generaba el actor como estrella emergente, logró mantenerse en la cartelera estadounidense durante un año completo. Algo impensable en la actualidad ante la inmediatez de la noticia y el streaming. Recaudó $460 millones sobre un presupuesto de $103 millones y fue la segunda película más taquillera del 2000 por detrás de Misión Imposible 2.

Aquel momento y el éxito consecuente marcaron el inicio de una de las relaciones más ambiciosas del cine. Porque entre el año 2000 y 2010 hicieron cinco películas juntos: Gladiador, Un buen año, (2006) Gángster americano (2007), Red de mentiras (2008) y Robin Hood (2010). Es decir, pasaron por el cine épico, thriller de acción, drama romántico, cine noir y aventuras. Y con la excepción de Un buen año, que fue una película más sencilla para las grandes producciones que suele manejar Ridley Scott, el resto fueron cintas con presupuestos altos.

Ninguna llegó a pisar los talones de Gladiador en cuanto a legado, calidad y éxito, pero todas juntas resumen el afán de ambos por apostar a lo grande. Russell Crowe se entregó a personajes diferentes en cada proyecto, desafiando su talento desde diferentes perspectivas, mientras Scott siguió expandiendo su currículo como director prolífico, rodando en diferentes países a la velocidad de la luz, liderando grandes equipos creativos y con el apoyo de estudios dispuestos a invertir en la dupla que formaban. Robin Hood supuso el último esfuerzo en conjunto siendo una película que obtuvo un magnífico resultado de $321 millones para tratarse de una historia conocida de sobra por el gran público. Sin embargo, entre las críticas tibias, la ausencia del tono aventurero clásico del personaje y la falta de beneficios, no dejó huella suficiente (según varios medios habría costado entre los $155 y $237 millones. Fuente: Vulture).

Quién sabe si volverán a trabajar juntos otra vez. De momento, Ridley Scott tiene varios proyectos en marcha, como la secuela de Gladiador con Paul Mescal interpretando al sobrino del cruel emperador Cómodo (Joaquin Phoenix), Lucius. Evidentemente, sin Russell Crowe tras el desenlace trágico de la historia. De todos modos, no me extrañaría que encontraran un proyecto algún día. En la misma entrevista mencionada, el actor deja la posibilidad en el aire, sugiriendo que todavía tienen pendiente rodar una película con un guion completamente terminado. Así que ahí lo dejo…

Gladiador está disponible en Netflix, Amazon Prime Video, Star y otras plataformas en alquiler y compra.

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