El mito iraní Simin Ghanem: “Tengo canciones nuevas que no puedo publicar”

Teherán, 21 abr (EFE).- La mítica cantante iraní Simin Ghanem (1944, Tonekabon) no publica una canción desde 1979, año de la Revolución Islámica. Ahora, tiene un puñado de canciones nuevas que no puede publicar por las restricciones que la teocracia iraní impone sobre las voces femeninas.

En una entrevista con Efe, Ghanem rememora su carrera, su ascenso a la fama, sus largos años lejos de los escenarios y lamenta no poder publicar nuevas canciones.

“Tengo canciones nuevas, pero no puedo publicarlas, no tengo permitido publicar nuevos álbumes”, afirma la folclórica cubierta con una velo y grandes gafas de sol.

“Es la ley y yo tengo que respetar las leyes”, afirma.

La República Islámica de Irán no permite a las mujeres grabar discos y solo pueden dar conciertos para un público femenino, sin cámaras de vídeo o fotos.

Esta es una de las dificultades más a las que se ha enfrentado Ghanem a lo largo de su vida y de su carrera.

En su juventud, se enfrentó a las reticencias de su familia a que fuese artista, temerosos de los ambientes artísticos y bohemios.

“Mi madre, que Dios la bendiga, me pedía que cante después de casarme. Decía que en el ambiente artístico debe haber una persona que te apoye, que sería mi esposo”, cuenta a Efe.

Una vez casada, Ghanem se dedicó al principio a la música clásica iraní, lo que le hizo ganar cierta popularidad.

Pero fue su paso al pop iraní lo que la convirtió en una estrella en 1974 con la canción “Gholake cheshat” -La hucha de tus ojos-, que cambio el rumbo de su carrera y su vida.

“Esa canción supuso un salto en mi popularidad”, recuerda.

Según la artista, se formaban colas en las ahora extintas tiendas de música para comprar el álbum y sus canciones se podían escuchar en las calles de Teherán, saliendo de las ventanillas de los coches.

Durante un año, “Gholake cheshat” fue el disco más vendido del país. En 1975, la canción "Gole goldun” -La flor del jarrón- se convertiría en un clásico que llega hasta hoy.

Su fama traspasó fronteras y dio conciertos en Europa y Estados Unidos.

REVOLUCIÓN

Después llegó la Revolución Islámica de 1979 liderada por el ayatolá Ruholá Jomeiní y todo cambio.

La música llegó a estar prohibida tras la revolución y se eliminó su difusión en la radio y la televisión durante años.

Tiempo después, las autoridades aceptaron la música tradicional iraní, pero tardaron más en aprobar estilos occidentales como el pop y el rock.

Eso para los hombres.

La voz de la mujer estuvo vetada durante más tiempo, sin que las mujeres pudiesen cantar en público o grabar discos.

Así las cosas casi todos los cantantes populares del tiempo del sah Mohamed Reza Pahlaví escaparon del país al ser considerados antirevolucionarios y ante las prohibiciones.

Pero Ghanem prefirió quedarse, a pesar de tener ofertas para vivir y actuar en el extranjero.

“Elegí quedarme en Irán. Quise estar al lado de mis compatriotas”, explica.

Ghanem no volvería a grabar un disco y habrían de pasar 21 años antes de que volviese a dar un concierto.

Durante esos años lejos de los escenarios y los micrófonos, Ghanem se dedicó a la jardinería en una huerta de su marido y a su familia.

“Intenté ser feliz con otras cosas de la vida, como mi familia”, cuenta.

SU REGRESO

A finales de los 90 se relajaron las normas y se permitió que las cantantes diesen conciertos solo para un público femenino, coincidiendo con el Gobierno del moderado expresidente Mohamad Jatamí.

Así, en 1999 Ghanem volvió a los escenarios tras 21 años de ausencia.

En su primer concierto, se formaron atascos en los alrededores del cine Sahra, donde actuaba, y se vendieron todas las entradas.

“Fue de locos. Esos 21 años de ausencia se borraron en mi cabeza”, rememora con enorme emoción.

La sala se llenó, con el público hasta sentado en los pasillos de la sala entonando canciones escritas hacía décadas.

“Estaba lleno de chicas jóvenes que cantaban conmigo "Gole goldun”. Fue uno de los días más bonitos de mi vida”, asegura.

Desde entonces, ha seguido dando conciertos solo para mujeres, tres o cuatro al mes antes la pandemia.

Mirando al pasado, Ghanem afirma que le hubiese gustado que las cosas hubiesen sido diferentes.

“Es lógico que me gustaría que hubiese más avances”, sostiene.

“Es una pena que no pueda publicar un álbum nuevo”, afirma.

Artemis Razmipour y Jaime León

(c) Agencia EFE