Narcos, ¿por qué si medio mundo la critica por su 'apología' del crimen, todos son adictos a ella?

Por Luis Moreno

Varios de los actos más horribles y recordados de los últimos tiempos están relacionados con el crimen organizado. Eso ha provocado que países como México y Colombia, en los que se desarrollan las historias de las cinco temporadas que hasta ahora han aparecido de Narcos, la serie de Netflix, sean estigmatizados en el resto del mundo como lugares peligrosos, pues, además, la violencia que por décadas ha hecho presas a ambas naciones tiene, en buena medida, al narcotráfico como origen.

Diego Luna interpretó a Miguel Ángel Félix Gallardo, uno de los primeros líderes del crimen organizado en México durante las dos primeras temporadas de Narcos, México (Fotografía: CraSH/imageSPACE/MediaPunch /IPX/Getty)
Diego Luna interpretó a Miguel Ángel Félix Gallardo, uno de los primeros líderes del crimen organizado en México durante las dos primeras temporadas de Narcos, México (Fotografía: CraSH/imageSPACE/MediaPunch /IPX/Getty)

«Ha costado botar las esquirlas de lo que dejó Pablo Escobar en su época. Todavía hay gente que lo llama héroe. Eso es difícil de entender. Y a todo el mundo le encanta ver Narcos en Netflix y los documentales de Pablo Escobar, y hablar de todo eso», dijo Maluma en una entrevista que dio para el diario El País en el 2018.

Esa realidad a la que se refiere el colombiano permea también en México, en donde figuras de narcotraficantes como Miguel Ángel Félix Gallardo “El Jefe de Jefes”, Joaquín “El Chapo” Guzmán, Ismael “El Mayo” Zambada o Amado Carrillo “El Señor de los Cielos” son material recurrente de series de televisión, libros, trabajos de investigación periodística, películas, moda y música.

En un país con 52.4 millones de pobres, como lo es México, no resulta difícil entender por qué la mediatización de estos criminales ha dado como resultado que en lugar de ser despreciados, sean vistos como mitos por una parte de la población, ya que en sus biografías muchos de esos mexicanos y mexicanas de entornos marginales pueden verse identificados. Un contexto que se comparte con Colombia.

Para ninguna sociedad es sencillo confrontarse con sus males, menos lo es tener un recordatorio constante que es avalado y disfrutado por millones de personas en el resto del mundo, ahí surge la incomodidad que generan Narcos, pues habrá quien considere que ver los estragos de delincuencia organizada en las noticias es suficiente, como para todavía querer repasarla en un programa de entretenimiento.

El presidente Andrés Manuel López Obrador se refirió no solo a Narcos, sino a todas la series con temáticas similares:

«Es un estilo de vida (el del narco) que se idealizó. Los actores, todos galanes, mujeres bellas, carros último modelo, residencias, albercas. La vida ficticia de éxito».

Al extremo opuesto, podríamos hablar del valor de Narcos como un documento que nos ayuda a dejar un testimonio de los años violentos que hemos vivido:

«No sé si ustedes han visto la primera temporada de la serie Narcos, de Netflix, sobre Pablo Escobar; valdría la pena. Ayuda a entender algunas similitudes y diferencias entre el fenómeno colombiano y el mexicano...», escribió, en 2015, el periodista Jorge Zepeda Patterson en su columna para el portal SinEmbargo.mx, en la que hacía un repaso de la serie como un representación, muchas veces caricaturesca, de nuestra historia continental que resulta tan cruda que constantemente tratamos de negar, en ese momento Zepeda anticipaba que un día “El Chapo” tendría su propia versión de la producción.

Dejando completamente de lado el tema político, de percepción, de seguridad y social que conllevan las historias de Narcos, hay en esta serie una calidad innegable, pues Netflix no ha escatimado en nada: locaciones por toda América, efectos especiales de primera, rescate riguroso de los archivos documentales guiones trepidantes, actores como Diego Luna, Pedro Pascal, Wagner Moura, Damián Alcázar, Joaquín Cosío, Tenoch Huerta, José María Yazpik, además de directores que apuntan a ser los herederos del cine latinoamericano como Amat Escalante, Alonso Ruizpalacios o José Padilha.

Ahora que las actuaciones de Bad Bunny y Luis Gerardo Méndez fueron confirmadas para la tercera temporada de Narcos México, Netflix busca tener un gancho para atraer público diferente al que ya tiene cautivo la serie y que muy posiblemente se ha negado a verla por la imagen que proyecta de México y Colombia.

Por su propia naturaleza, es imposible que Narcos escape a la controversia, no obstante, con todos los elementos que la visten, no hay duda de que estamos frente a un producto de calidad que le da y seguirá dando la vuelta al mundo.

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