Netflix y cómo el mundo está creando una nueva concepción de las series españolas

Netflix parece tener nuevo éxito en ciernes. Uno particularmente silencioso y sin aspavientos que poco a poco comienza a cantar victoria. Y es que si bien la sombra de Stranger Things opaca cualquier estreno que quiera dar la nota, existe una serie española que ha conseguido captar la atención de una buena cantidad de usuarios. Y no solo en España, también en países de habla extranjera.

Sin disfrutar de los bombos y platillos que reciben otras producciones nacionales, La noche más larga aterrizó en la plataforma el viernes 8 de julio y enseguida encontró adeptos. Por ejemplo, al momento de escribir este artículo tres días más tarde, no solo ocupa la tercera plaza en el ranking de las series más populares del servicio en España, sino también la cuarta en Italia y la octava en Reino Unido (por nombrar algunos) mientras las reacciones transitan a diestro y siniestro por Twitter en diferentes idiomas. Una repercusión que, sin dudas, no bebe tanto de las críticas o del boca a oreja perpetrado por las redes sociales (no ha pasado tiempo suficiente para ello), sino que está ligado intrínsecamente a la nueva concepción que el mundo tiene de las series españolas.

Adolfo Fernández como Espada, Alberto Ammann como Hugo, Xavier Deive como Bastos y Luis Callejo como Simón en 'La noche más larga'. Cr. Carla Oset/Netflix © 2021
Adolfo Fernández como Espada, Alberto Ammann como Hugo, Xavier Deive como Bastos y Luis Callejo como Simón en 'La noche más larga'. Cr. Carla Oset/Netflix © 2021

Creada por Xosé Morais y Víctor Sierra, la serie transcurre en una prisión psiquiátrica llamada Baruca, donde trasladan sin previo aviso a un asesino en serie llamado Simón Lago (Luis Callejo). Su traslado es temporal y solo debe pasar la noche de Navidad hasta la vista con el juez el día siguiente. Sin embargo, alguien aparentemente poderoso envía un convoy de hombres armados para sacarlo de allí mientras otro bando diferente pretende que se quede en el lugar, derivando en el secuestro de la hija del director de la prisión (Alberto Ammann) con la intención de manipularlo para no permitir que nadie se lleve al asesino de allí. Estos dos personajes -el asesino y el director- juegan como puntos centrales de la historia, que a su vez se ramifica entre los hombres armados que pretenden entrar, los prisioneros peligrosos que ven una oportunidad de fuga y los funcionaros que trabajan allí viéndose en medio del peligro.

La noche más larga es una miniserie de seis episodios de ritmo frenético y trepidante, que si bien abarca demasiados arcos dramáticos para su corta duración, mantiene nuestra atención gracias a la fórmula infalible de mezclar acción, drama y thriller con un montaje diseñado para no permitir distracción alguna. Aquí todo es rápido, saltando de trama en trama, de misterio en misterio o de tiroteo en tiroteo, siguiendo la estela de La casa de papel. Y no se trata de una comparación sutil o gratuita. Tienen muchos elementos en común, como colocar la acción en un entorno de encierro y peligro; donde hay prisioneros/rehenes; policías/estrategas que quieren entrar; un protagonista moralmente dudoso mientras un criminal/villano pone la gota de malicia. Todo esto sellado con un final abierto que deja preguntas en el aire para responder en otra temporada.

Y es precisamente por esta comparación y el peso de La casa de papel en la memoria colectiva entre los seriéfilos del mundo que La noche más larga esté consiguiendo la repercusión internacional. Y no me baso únicamente en que la serie haya conseguido colarse entre las más populares del servicio en diferentes países, sino en las reacciones que se pueden encontrar en redes sociales. Porque mientras las críticas han pasado muy desapercibidas y los sitios de recopilación y puntuaciones casi no la tienen en cuenta (en RottenTomatoes hay un puntaje mínimo y casi inexistente, en iMDB apenas un puñado de usuarios la han votado y en Metacritic ni aparece), La noche más larga está siendo muy comentada en Twitter. Y no solo en español con infinidad de usuarios recomendándola o hablando de ese final abierto, sino de usuarios de habla inglesa que también la están bañando de alabanzas.

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Y ahora paso a explicar la teoría detrás de este éxito fuera de nuestras fronteras y en tan pocos días. Si bien el cine español tiene a Pedro Almodóvar como referente global (por mucho que tengamos otros cineastas destacados, sin dudas es el primer nombre que el mundo recuerda cuando hablamos de cine español moderno); cuando se trata de series sucede algo curioso y diferente.

Porque si bien hemos visto muchas historias desde que Netflix comenzara a producir en España -como Sky rojo, Feria, Valeria, Élite, White lines, Jaguar y un largo etcétera- solo un puñado logró cruzar la barrera del idioma. Y a excepción de Valeria y un éxito que a mi parecer bebe más del funcionamiento casual de las comedias románticas femeninas a nivel mundial (y no tanto por un mérito originalmente propio) o Élite y el fenómeno siempre infalible de los personajes adolescentes, el mundo tiene una concepción nueva cuando piensa en series españolas y, exclusivamente, cuando se trata del thriller.

Así como el terror japonés tuvo su propio fenómeno con el J-Horror a inicio de los 2000, o las series nórdicas impusieron su estilo noir a las historias criminales de la última década o El juego del calamar ha abierto la veda al consumo masivo de series surcoreanas, La casa de papel ha despertado un fenómeno que va más allá de la serie misma. Y es haber afianzado la confianza del espectador internacional en dar una oportunidad, y sin dudarlo, a las apuestas de thriller español.

A lo largo de tres temporadas la serie de Álex Pina terminó convirtiéndose en uno de los contenidos más consumidos de todo el catálogo de Netflix a nivel mundial, desarrollando un nivel de fidelidad que fue moldeando la fe ciega hacia el thriller español. Porque si algo supo hacer Netflix a raíz del fenómeno fue explotar el descubrimiento y dar rienda suelta a la producción del género. Y si bien en varias ocasiones la pifiaron con creces (White Lines, Sky Rojo, Jaguar), en muchas otras consiguieron mantener el listón afianzando esa confianza cada vez más.

Lo vimos cuando El hoyo se convirtió en todo un fenómeno mundial al principio de la pandemia. O cuando Bajocero dio la nota en redes sociales con muchos usuarios internacionales comentando el thriller protagonizado por Javier Gutiérrez, o El inocente, que hizo lo mismo con Mario Casas. Incluso más recientemente cuando Mentiras encontraba su nicho a pesar de ser un remake de una serie popular británica y haberse emitido previamente en Antena 3 o, sin ir más lejos, Entrevías, la serie de Telecinco protagonizada por José Coronado que también vimos amasando adeptos en países de habla inglesa. Es más, estoy convencida que a Pálpito, la producción latinoamericana con tono ligero de thriller pero aires de telenovela, le salpicó este fenómeno. Porque si bien en países de habla hispana podría haberle beneficiado el ‘boom’ de las telenovelas, en otros territorios habría ganado el ‘click’ fácil por mostrarse como un thriller en español.

Imagen de 'La noche más larga'. Cr. Carla Oset/Netflix © 2021
Imagen de 'La noche más larga'. Cr. Carla Oset/Netflix © 2021

¿Quién iba a decir hace unos años que las series españolas iban a tener un rol tan destacado en el universo del thriller? Cuando las series nacionales solo transitaban por la televisión en abierto, y en su gran mayoría exprimiendo la comedia al máximo y sin historias profundas. Pero el consumo ha cambiado y la industria española ha sabido adaptarse hasta encontrar este nicho infalible.

En resumen, La casa de papel habrá cimentado los pilares de esta confianza por el thriller español. No obstante, éxitos como El hoyo, Bajocero, El inocente o Entrevías continuaron la construcción de este puente entre la audiencia de habla extranjera y el género de producción nacional, creando esta nueva concepción de asociar el thriller español con una apuesta recomendable que ahora beneficia de manera directa a La noche más larga. Y si bien solo parece ocurrir en Netflix, la industria nacional tiene un hueco importante que analizar y aprovechar al máximo.

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