No me había dado cuenta de la gran incongruencia de 'Viernes 13' hasta ahora

La saga de terror Viernes 13 (Friday the 13th) fue una de las primeras que me acercaron al género del terror. Recuerdo haber visto de pequeño por televisión su segunda parte, y tras el susto final, ese en el que Jason aparece saltando a través de una ventana sobre los supervivientes, me tuvo toda una noche en vela. Con el paso de los años poco a poco pude adentrarme en el resto de títulos del universo de Cristal Lake, el lago en el que se sitúa la acción, aunque de forma desordenada, según las diesen por televisión (o las fuese alquilando en el videoclub). Hace unas semanas me dispuse a ver por primera vez todas las películas que giran alrededor de Jason Vorhees y el campamento en el que perdió la vida ahogado, y lo he vuelto a disfrutar como un enano. Eso sí, al verlas del tirón, a uno o dos títulos al día, me di cuenta por primera vez de la gran incongruencia del universo de Viernes 13. Y eso que las 12 cintas que forman la saga (al menos, de momento) están llenas de agujeros para todos los gustos.

Me estoy refiriendo a cómo Viernes 13 juega con el tiempo de una manera de lo más particular, y cómo cuando vemos, por ejemplo, la quinta parte, estrenada en el año 1985, su acción debería transcurrir, más o menos, en el año 1995, a pesar de que ropas, vestuarios maquillajes y cardados huelan a los años 80 en su máximo apogeo. Pero vayamos por partes para explicar esta situación.

La primera parte de Viernes 13 se estrenó en 1980, y según un faldón, está basada el día viernes 13 de julio de la actualidad de su trama, es decir, 1980 (fecha que coincide con el calendario real, por cierto). Ahí nos presentan la historia de un grupo de jóvenes que han aceptado un puesto de trabajo en el campamento Cristal Lake, donde años atrás hubo todo tipo de desgracias. Un chico se ahogó, unos monitores murieron asesinados en 1958, envenenaron sus aguas, y finalmente, sufrió un incendio que supuso su cierre absoluto.

Poco a poco, toda la pandilla va cayendo asesinada a manos de alguien desconocido, que resulta ser una señora en apariencia encantadora, pero que está como una auténtica regadera. Razón no le falta. Ella, la señora Vorhees (Betsy Palmer) era cocinera de Cristal Lake, y tenía un hijo con problemas, Jason. No sabía nadar, y murió ahogado porque nadie estaba echándole un ojo. Alice (Adrianne King) consigue cortarle la cabeza, salvando así su vida. Pero mientras la policía llega, un extraño monstruo emerge de las aguas, el niño Jason, que intenta arrastrarla hasta las profundidades. Cuando despierta en el hospital, nadie parece haber visto a esa criatura, solo ella.

La película era una cinta de bajo presupuesto, pero funcionó muy bien en taquilla, y en 1981 se estrenó su secuela, bautizada en España Viernes 13, 2ª parte. A medio camino entre la secuela y el reinicio (porque clava la estructura de la original), nos cuentan cómo van a abrir un campamento de nuevo en la zona, cinco años después de la masacre de la señora Vorhees. Su acción, por lo tanto, se ubicaría en 1985. Aquí, el asesino ya es Jason, quien oculta su deformado rostro bajo un saco.

En 1982 llega a las salas Viernes 13, 3ª parte, que se filmó en 3D, y que es en la que Jason encuentra su icónica máscara de hockey, de la que ya nunca se desprendería. Su acción transcurre justo después de los acontecimientos de la 2, por lo que seguimos en 1985. Y lo mismo sucede con Viernes 13. 4ª parte: Último Capítulo, estrenada en 1984. Así, las partes 2, 3 y 4 suceden del tirón, en muy pocos días… Pero con ciertas incongruencias temporales. Por ejemplo, en esta cuarta entrega conocemos un personaje llamado Rob (Erich Anderson) cuya hermana, Sandra, fue asesinada por Jason en Viernes 13 2. Para el espectador, la sensación es de que eso sucedió años atrás, que Rob lleva meses planeando su venganza, tanto, como para hacer hasta su propio dossier de prensa de los asesinatos… Cuando en realidad no hace ni una semana desde que Sandra, a la que interpretó la actriz Marta Kober, murió empalada mientras hacía el amor con su novio. Ya nos vendían a Jason como un serial killer temido durante mucho tiempo, a pesar de que daba sus primeros pasos en esto de matar hasta al apuntador.

En esta cuarta parte nos presentan el personaje de Tommy (Corey Feldman), un niño que sobrevive a Jason, pero ha quedado trastornado tras ver cómo Jason ha hecho una carnicería en los alrededores de su casa. Viernes 13 5ª Parte: Un nuevo comienzo(1985) rescata a Tomy ya convertido en un joven adulto, y que vive ingresado en un centro de salud mental para chicos de su edad. Desconocemos cuántos años han pasado, pero pongamos que unos cinco. Así, estaríamos viendo una película ambientada en 1990, pero ahí la sensación de estar en el futuro es inexistente.

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En la quinta parte, Tommy estuvo interpretado por John Shepherd. En esta parte se nos dice que Jason está muerto e incinerado, pero siguen sucediéndose los crímenes… Que resultan estar cometidos, finalmente, por un imitador. Un conductor de ambulancia que vengaba la muerte de su hijo, cual señora Vorhees. Tommy se encargará de matarlo, como era de esperar.

Ya en 1986 se estrena Viernes 13. 6ª parte: Jason Vive. Ha pasado otro lapso de tiempo como para que Cristal Lake le hayan cambiado el nombre para que nadie asocie la zona con los asesinatos. Ahora se llama Forest Green. Pero Jason vuelve a la vida de forma accidental, y continúa su chanfaina. Para su desgracia, Tommy vuelve a estar ahí para plantarle cara (solo que ahora el personaje es interpretado por un tercer actor, Thom Matthews). ¿En qué año estamos? Es difícil imaginarlo, pero ha llovido bastante. En la quinta parte Tommy era un chico traumado que no abría la boca, y aquí es de lo más locuaz, y hasta tiene tiempo para ligar. Pongamos un par de años respecto a la secuela anterior, y que todo lo que vemos pasa en 1992. Así, mientras en España Curro se paseaba por la Expo de Sevilla y Los Manolos cantaban en las Olimpiadas de Barcelona, el bueno de Tommy acabó con Jason y lo encadenó a una piedra en el fondo de un lago.

Hasta entonces Jason había resucitado de formas sencillas, si tenemos en cuenta la mitología del cine de terror. Levantándose de un depósito de cadáveres sin más, o porque un rayo cae justo en su tumba cuando están profanando su cuerpo. En Viernes 13. 7ª parte (1988), vuelve a la vida porque una chica con telequinesis, al más puro estilo Carrie, quiere resucitar a su padre, que murió ahogado por su culpa en Cristal Lake, pero por error, con sus poderes a quien resucita es a Jason. El asesino de la máscara de hockey ha estado mucho tiempo sumergido en el agua, y su cuerpo se ha descompuesto. Se le ven las costillas, los huesos de la espalda, es un auténtico zombie pegajoso. La acción transcurriría, al menos, en 1994, o quizá más. No se detalla exactamente cuánto ha pasado, pero ha sido el tiempo suficiente para que Forest Green vuelva a conocerse como Cristal Lake. En esta cinta, Jason acaba otra vez en las profundidades, porque el padre de la joven consigue resucitar y se lleva con él al monstruo hasta el fondo del lago.

En 1989 se estrena Viernes 13 VIII Parte: Jason vuelve para siempre. El asesino resucita esta vez por una descarga eléctrica, y consigue salir del dichoso lago Cristal. Y se embarca en un crucero repleto de jóvenes que festejan su graduación. Todo sucede un año después de lo vivido en la parte 7, es decir, alrededor de 1995, aunque a saber. Porque una de las chicas del barco, la protagonista, cuyo personaje tendría unos 18 años, tiene un trauma de su infancia con el niño Jason, que ya era un monstruo e intentó ahogarla. Algo que habría sucedido en 1985, es decir, durante los sucesos de las películas 2, 3 y 4, pero ahí Jason ya era un adulto. El niño que vemos en los flashbacks es similar al Jason de 1980, el de la película primigenia. Hagan ustedes sus cuentas, porque a mí me faltan dedos.

En un intento de seguir estirando el chicle, en 1993 ve la luz Viernes 13: El final. Jason se va al infierno. Allí nos encontramos a Jason de nuevo vivo, sin explicaciones absurdas de rayos ni telequinesis. Pero la policía le tiende una trampa, le tirotea y su cuerpo termina despedazado. Entonces descubrimos que el alma de Jason se puede transferir a través del corazón de su cadáver, y para qué queremos más. ¿Cuándo pasa todo esto? Al menos, unos cinco años después del percal anterior. Digamos 1998.

En este largometraje descubrimos que Jason tuvo una hermana, Diana, quien tendría unos 40 o 45 años, luego nació no mucho antes de todos los sucesos del filme que lo originó todo. Jason quiere encontrarla para transferir su alma a su cuerpo, pues necesita que sea alguien de su familia.

La única película que no deja lugar a dudas de cuándo sucede es Jason X. Nos cuentan que en 2010 Jason fue congelado, porque no había manera de acabar con él, y termina en una nave espacial en el 2455. Como no podía ser de otra manera, alguien lo descongela y el que fuese un niño ahogado realiza una nueva matanza intergaláctica.

No olvidemos, sin embargo, que en 2003 se estrena Freddy contra Jason, que hace un cruce entre la mitología de Viernes 13 y la de Pesadilla en Elm Street. Se nos cuenta cómo diez años después de matar a su hija, Freddy intenta escapar del infierno ayudándose de Jason, al que engaña sin piedad. Si seguimos la cronología de Elm Street, la acción transcurriría en el propio 2003, otros cinco años después de la novena parte.

Todo estos cálculos los he hecho a ojo. Tras elaborar mis propias teorías, me ha dado por consultar qué opinan los fans, y hay teorías para todos los gustos. Algunos, hasta intercalan el remake de 2009, también llamado Viernes 13, dentro de este extraño timeline donde los años van y vienen al gusto. Donde se supone que estamos en el futuro, pero cada escena y personaje representa algo propio de su tiempo, en el que no hay avances tecnológicos ni nada que se le parezca.

En la saga hay todo tipo de incongruencias, como decíamos al principio. Desde cómo hay un hacha en un sanatorio mental para jóvenes con problemas hasta la propia naturaleza de Jason, que supuestamente había sido incinerado en una película y sus restos están enterrados en la otra, hasta con la máscara. Eso sin adentrarnos, por ejemplo, en por qué alguien de los 90 tendría las paredes de su cuarto forradas con artistas de una década atrás, como la chica rubia de la quinta parte, que muere mientras baila en su dormitorio. Sin embargo, para mí, lo más chocante al verlas del tirón, ha sido esa rayuela de años y cómo el tiempo va saltando sin que lo notes. Casi como sucede en Televisión Española con Cuéntame cómo pasó. Que cuando empezó sus emisiones el personaje de la abuela Herminia tenía 69 años, en la segunda temporada tendría 79 por una referencia de un diálogo, y con la última tanda de capítulos ya debía pasar los 100.

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