Quién es Patricia Scheuer, la actriz, cantante y empresaria gastronómica que atropelló y mató a un turista brasileño
Patricia Scheuer, que e ste miércoles por la mañana protagonizó un accidente vial que se cobró la vida de un turista brasileño , es una emprendedora gastronómica que durante varios años de su vida se dedicó a la actividad artística. En una entrevista con LA NACIÓN, realizada en 2018, dio detalles de su carrera y de cómo fue el paso de las telenovelas al mundo de los restaurantes.
“Empecé a cantar en el colegio. Tuve la suerte de que en esa época el mismísimo Jorge Calandrelli -que ganó seis premios Grammy- viniera a trabajar en la escuela. Él nos llevó a RCA a hacer unas grabaciones y desde que terminé quinto año me dediqué en forma profesional al canto por varios años”, recordó Scheuer en aquella charla con LA NACIÓN. Luego estudió teatro, pasó por la facultad de Derecho de la Universidad Católica Argentina, trabajó como cadeta en una escribanía y vivió de la actuación durante mucho tiempo hasta que devino en librera porque “era una forma segura de poner un plato de comida caliente en la mesa todas las noches”.
Como actriz y cantante, además de ser la protagonista de la publicidad del secarropas que anunciaba en su jingle “poderoso el chiqutín”, supo ser la villana de las telenovelas de la época. “Me llamaban porque encajaba a la perfección con el estereotipo de la mala: era alta, rubia (el pelo colorado es de la adultez) y daba fina”.
La llegada de los cuarenta representó un tiempo bisagra en su vida. Pisaba los 41 cuando llamó al director de la compañía de teatro The Suburban Players, en San Isidro, para preguntarle: “¿No necesita a alguien que barra los pisos del escenario? Mi nombre es Patricia Scheuer y estoy buscando trabajo”. En ese momento, en su vida también había dos hijos, un divorcio muy reciente y una fuerte pasión por la cocina.
De hecho, la cocina fue una constante que se repitió en sus recuerdos, cualquiera fuera la etapa de su vida a la que se remontara. “Mi mamá era norteamericana y había venido a la Argentina para casarse y vivir con mi papá. Ella no hablaba una sola palabra en castellano y supongo que por nostalgia, por el desarraigo y por el hecho de no tener vida social, se refugiaba en la cocina. Era noctámbula, leía libros de cocina a la madrugada y se quedaba despierta preparando dulces. La casa se llenaba de aromas exquisitos”.
Patricia heredó la pasión por la cocina de su madre y la expuso en su hogar cuando contrajo matrimonio y más aún cuando se convirtió en madre de Camila y Ludovico. “Siempre cociné en mi casa -aseguraba Scheuer-. Tuve que aprender a preparar lo que mi marido, un italiano de Venecia criado en la Argentina, comía. Jamás compré una verdura en mi vida. Todo provenía de la quinta de mis suegros, así que disfruto mucho comer y ver comer a los demás. La cocina es mi lugar en el mundo”. Quizás por eso montó un cocina de 80 mts2 como una forma de rendir homenaje a su pasión.
Creadora (junto a su socio Luis Morandi) de espacios como Gran Bar Danzón, Sucre, Bar Uriarte, Arturito en San Pablo, Brasil, BASA en Retiro, entre otros, asegura que el del gastronómico es un oficio maravilloso que involucra los sentidos: lo estético, lo social, lo artístico. “Cada detalle cuenta cuando uno se dispone a disfrutar de una rica comida. Porque si uno elige este tipo de lugares para comer, no es solamente por lo que le van a servir en el plato estrictamente. Uno viene en busca de una experiencia. Entonces, la luz, la música, el entorno, todo influye. Por ejemplo, si los graves que suenan de fondo están mal ecualizados, eso va a generar una vibración en el estómago que va a hacer que haya algo que no resulta del todo cómodo, por más que la comida sea la más sabrosa del mundo”.