Tenemos que dejar de usar bolsos grandes y no es solo por una cuestión de moda
Siempre he sido fanática de los bolsos grandes. Me mudé de país hace dos años y entre mis posesiones imprescindibles estaban dos en las que cabe casi la vida entera, una de cuero argentino y la otra un tote de mariposas eterno. El tamaño siempre estuvo relacionado con esa necesidad de tener a mano cualquier cosa que pueda necesitarse.
Ahora, a un año de haber iniciado una nueva rutina de vida como todo el mundo ante la pandemia, veo mi hermoso bolso de cuero argentino en el mismo sitio donde la puse en el mes de marzo de 2020. No lo usé más. Durante los primeros meses era lógico. Si estábamos confinados, no necesitábamos transportar sino lo estrictamente esencial para hacer las compras.
Luego fueron llegando poco a poco los días más flexibles, más días de compras no tan nerviosas, diligencias médicas y breves paseos. Comencé a usar, creía yo que temporalmente, una pequeña bandolera de charol y he descubierto las maravillas de ahorrar espacio.
Cómo aprovechar el espacio
No fue tan fácil la adaptación a este nuevo formato. El primer problema fue revisar el monedero para llevarlo a su mínima expresión. Descubrí que su volumen se debía a la cantidad de recibos acumulados cuya fecha se remontaba a aquellos días en que ni soñábamos con un virus que cambiaría al mundo y plantearía una nueva forma de vivir. También tenía tarjetas de tiendas que ya no existen, y estampitas que ni recordaba, dinero en efectivo que no ha sido tocado en meses, además de identificación y tarjetas del banco, que ahora van en un pequeño tarjetero de cuero.
El estuche de maquillaje también ocupaba un espacio privilegiado en el gran bolso. Pero con la pandemia ya no necesitamos tener todos los utensilios a la mano para retocar un maquillaje que no se va a ver gracias al cubrebocas. Ahora aprendí a usar la base de la mejor manera para que no se transfiera a la mascarilla, me dedico a resaltar los ojos, y hago todo en casa antes de salir. Con esto, queda fuera de circulación el estuche de maquillaje.
Cepillo para el cabello, una pequeña multiherramienta, y la crema para las manos ahora son artículos que suman estrés al ser opciones ideales donde pueda fijarse el sucio, así que se quedan en la casa. Ahora solo necesito un pequeño envase de gel antibacterial.
El laptop -o la tablet-, el cable cargador del teléfono y los audífonos también salieron del bolso para siempre. Puesto que todas las reuniones de trabajo son virtuales, estos aparatos están cómodamente instalados en la mini oficina improvisada que cada día toma mejor forma en casa. Además, aunque los CDC aseguran que la propagación a través del contacto con superficies contaminadas no es común, es mejor mantener las alarmas encendidas y minimizar las posibilidades de contagio llevando menos objetos donde pueda caer este o cualquier otro microorganismo dañino.
De esta manera, en la pequeña bandolera ahora van el teléfono, el mínimo tarjetero de cuero, el gel antibacterial, las llaves y los lentes. Esto es suficiente, más al conocer las desventajas de los bolsos grandes.
Las grandes ventajas de lo pequeño
Los maxibolsos y carteras grandes pueden representar un problema para la espalda y la postura por el peso que implican. El Colegio Profesional de Fisioterapeutas de Madrid recomienda que el peso del bolso no sobrepase el 5% del peso de la persona que lo usa, puesto que podría ocasionar, además, severas contracturas musculares, y dificultades en los hombros y muñecas.
Además, si no tienes orden, los bolsos grandes pueden convertirse en un pozo sin fondo donde todo entra, pero no sabes cuando volverás a encontrarlo. También será el bolso de todo el que esté contigo, quien no dudará en pedirte que guardes las cosas que le incomodan.
Por otra parte, los bolsos pequeños guardan en su mínima naturaleza grandes ventajas. Antes de mencionar las relacionadas con la moda, hay que decir que estos pueden ser muy útiles, versátiles y nos obligan a llevar lo imprescindible manteniéndose frecuentemente pegados al cuerpo, lo cual favorece nuestra postura y evita que estemos tropezando con otras superficies.
Con relación a la estética, los bolsos pequeños pueden ser un gran acento a un outfit sobrio, usándolo en colores intensos o en un diseño divertido. Mientras que si elegimos un vestuario lleno de colores veraniegos, un bolso pequeño en tonos neutros resuelve el problema de las combinaciones con mucho estilo.
Además, con las características adecuadas, como una buena calidad, un diseño interesante pueden subir de nivel el look más sencillo. Hoy vemos propuestas que se plantean como tendencias para verano de 2021 en colores llamativos, clásicos, con cordones, audaces, en mimbre y otras fibras naturales, las opciones son variadas porque hay cada vez más personas decididas a bajar el tamaño del bolso.
Muchas marcas de lujo lo saben y desde hace décadas incorporan en sus propuestas versiones pequeñas de sus bolsos clásicos, así como también los han convertido en protagonistas de sus colecciones.
Así, los mini bolsos se traducen en auténticas joyas de la moda capaces de trascender en el tiempo para convertirse en clásicos. Chanel, Louis Vuitton, Versace, Prada, son algunas de ellas, e incluso gigantes masivos como Zara y H&M, entre muchas otras, tienen siempre una opción especial para quienes -como yo- ahora nos decantamos por llevar solo lo imprescindible.
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