EFE Latam Videos
Olatz Castrillo Viena, 23 dic (EFE).- Ganas y esperanza de regresar a Siria, ahora que ha caído el régimen de Bachar Al Asad, o miedo a ser deportados a un país aún sumido en enormes tensiones políticas y religiosas. Entre esos sentimientos se mueven los 100.000 sirios que viven en Austria, la segunda comunidad más grande de Europa. "Si vuelvo a Siria, no tengo un trabajo, me prohibirían beber alcohol, me obligarían a mí y a mi hija a llevar hiyab", afirma e EFE Reem, que llegó a Austria en 2022 con sus hijos Mohamed, de 16, y Seli, de 17 años. Esta familia abandonó la ciudad siria de Homs en 2014 y vivió ocho años en Turquía, país que también dejaron debido a la mala situación económica y, afirman, al racismo contra los sirios. Por ahora, Reem y sus hijos tienen un permiso de residencia de tres años y no tienen intención de volver a su país. Muy distinta es la actitud de Hajh, un kurdo de 35 años que huyó de Siria en 2014 y que trabaja vendiendo embutidos y quesos en un puesto del turístico mercado Naschmarkt, en el centro de Viena. "Si las cosas se ponen bien (en Siria), yo digo muchas gracias a Austria y regreso", asegura. El derrocamiento del líder sirio por parte de grupos rebeldes islamistas el pasado 8 de diciembre ha dejado al país en un estado de incertidumbre, pendiente, por ejemplo, de si se impone la ley islámica o cómo evolucionará la tensión entre los kurdos y los grupos respaldados por Turquía. La comunidad siria en Austria celebró el pasado día 8 la caída de Al Asad con una manifestación frente al Parlamento de Viena a la que asistieron unas 30.000 personas. Pocas horas después, el Gobierno austríaco suspendió la tramitación de solicitudes de asilo de ciudadanos sirios, levantando así la sospecha y el miedo de que se preparan deportaciones. Miedo a la deportación "Me escribe gente por TikTok preguntándome: ‘¿Nos van a deportar?, nosotros trabajamos aquí y tenemos familias’", reconoce el activista e 'influencer' Nimer en declaraciones a EFE. Nimer es un sirio-palestino que llegó al país alpino en 2015. Tiene más de 40.000 seguidores en TikTok y asesora a refugiados para conseguir asilo en Austria. Según el activista, los que tienen más miedo son los que más tiempo llevan en el país, porque muchos tienen ya un empleo o se han reunido con sus familias. La inquietud entre los sirios aumentó desde que el ministro del Interior, el conservador Gerhard Karner, anunciara el pasado 11 de diciembre que se iban a revisar todos los procedimientos de asilo y protección concedidos desde el año 2019, unas 40.000 personas. Los sirios con residencia legal desde hace más de cinco años ya no pueden ser expulsados del país. Demasiado peligroso aún La Oficina de Inmigración y Asilo (BFA) ya ha empezado el proceso para revocar asilos y ha avisado por correo a los refugiados que llevan menos de cinco años que pueden perderlo, al entender que tras la caída de Al Asad ya no sufren riesgo de persecución política. Asociaciones como la 'Free Syrian Community of Austria' piden esperar a que la situación se calme, ya que entiende que todavía hay peligro. El Gobierno austríaco también ofreció una 'prima de retorno' de 1.000 euros a los sirios que quieran regresar a su país. En el pasado, las autoridades austriacas aceptaban más de la mitad de solicitudes de asilo y protección, lo que hizo crecer el número de sirios de unos pocos miles antes de 2015 a casi 100.000 en 2024, el segundo grupo más numeroso de Europa, tras Alemania. Varios miles de sirios que llegaron desde la crisis migratoria de 2015, ya han logrado la ciudadanía austríaca, tras un complicado proceso burocrático, uno de los más largos de la Unión Europea (UE). El Gobierno austriaco concedió asilo a miles de sirios debido a la obligación de alistarse en el ejército de Al Asad pero, al haber terminado el conflicto, este motivo ya no es válido, aunque puede haber otras razones que impidan su regreso. (c) Agencia EFE