Sandra Barneda hace magia con los chicos de 'La isla de las tentaciones'

Sandra Barneda en las grabaciones de 'La isla de las tentaciones' (cortesía de Mediaset)
Sandra Barneda en las grabaciones de 'La isla de las tentaciones' (cortesía de Mediaset)

Sandra Barneda sabe que en su reality se sufre mucho. No deja de repetírselo a los concursantes, animándolos con la esperanza de que, al final de todo, “van a encontrar las respuestas que están buscando”. Pero ella no es una presentadora al uso que cumple su rol y nada más. Hace tiempo que se ha convertido en la mujer de las mil caras dejando aflorar sus emociones y reacciones delante de las cámaras. Es la voz de la experiencia. Algo así como el Pepe Grillo de La isla de las tentaciones.

Y en el programa del jueves, el quinto de la quinta edición, volvió a demostrarlo. Porque en un concurso donde brilla la inmadurez emocional , la inseguridad y desconfianza, es llegar Sandra y de repente hace magia. En esta ocasión la vimos que empezaba a pasarlo mal en la hoguera de los chicos al ver a Samu (novio de Tania), Andreu (novio de Paola) y Javi (pareja de Claudia) emocionados y rotos desde antes de siquiera comenzar a ver imágenes. Y precisamente esta hoguera nos sirve como ejemplo para ver dos caras (buena y mala) sobre cómo ayudar a alguien que sufre por amor.

Entre ellos -los chicos- se apoyan compartiendo cama juntos, se dan abrazos, se cogen de la mano (sobre todo Javi con la sensibilidad que le caracteriza) o palmaditas en la espalda (literalmente). Pero cuando se trata de apoyo verbal, se hunden más que otra cosa. Digamos que alimentan el rechazo y juzgamiento contra la novia que estén viendo en ese momento en la dichosa Tablet, creando más dudas o metiendo el dedo en la llaga más que ayudar en ese momento. Por ejemplo, ahí estaba Andreu sufriendo desde antes de comenzar a ver las imágenes de Paola. No hizo más que aparecer una secuencia de la chica saltando a la piscina en brazos de un soltero, que Manuel dijo “Vaya tela”. Al ver que la chica decía que quizás podía encontrar en un soltero lo que su novio no le daba, el chico se rompió, mientras sus compañeros decían “¿No lo sabías? Y lo dice aquí” o “Lo suelta aquí, buen sitio”. Cuando, siendo realistas, esa frase la repiten de guion constantemente cuando no tienen nada más que decir.

GUÍA | Los pasos que tienes que seguir para poder ver un tuit no disponible por tus preferencias de privacidad

Incluso se vivió un momento ridículo cuando Manuel cuestionó por qué un soltero tenía que besar en el cuello a la chica, cuando ni siquiera era su novia y cuando, de verdad, en este concurso pasa cada dos por tres. Dijo que a él “le molestaría” sin tener en cuenta lo roto que estaba Andreu a su lado, como alimentando la duda sin necesidad ninguna por un gesto físico que no decía nada del otro mundo. Y en ese momento tuvo que saltar Andreu a rebajar la acusación defendiendo a su chica, recordándole que lo que realmente le dolía eran las palabras. Incluso llegó a frenar los comentarios dañinos con un “me la suda lo que digas”. También sucedió con Samu que lleva días derrotado al ver a su novia acercándose a Hugo. “¿Tú crees que se está acordando de ti?”le incitó Mario cuando veía imágenes dolorosas de su novia disfrutando de un masaje en las nalgas por parte de Hugo. La verdad que para palos así mejor no tener compañeros… Es más, no me extrañaría que en algún momento empiecen a pedir ver las imágenes solos y evitarse los comentarios dañinos que no hacen más que hurgar en la herida en lugar de ayudarlos.

Dudas, celos, caras descuadradas, arrebatos desesperados… vimos de todo en la hoguera de los chicos donde volvían a destacar los gestos y miradas de Sandra Barneda y su derroche de empatía. Sin embargo, después de ver a los chicos tirándose comentarios negativos como si quisieran abrirse los ojos a base de palos (sobre todo a los que están más débiles emocionalmente), y nos transmitían la sensación de saber apoyarse solamente a base de frases hechas y manotazos arrebatados como si no supieran qué decir, de repente llegó Sandra e hizo magia. Y no fue otra cosa que madurez emocional tendida con el tacto que otorga la experiencia.

Hay varios chicos, tres de los cinco, que lo están pasando fatal: Andreu, Javi y Samu. Si prestamos atención a los programas, llevan sufriendo más de lo que dicen. Se rompen al ir a las hogueras, no se prestan a flirtear o tontear más de la cuenta. Incluso Javi y Samu siguen compartiendo la misma cama como muestra de apoyo mutuo. Y en el momento que Sandra Barneda los visitó en la casa para comunicar a Mario que su novia había pedido una hoguera de confrontación, volvió a convertirse en la terapeuta de todos ellos. Y no tuvo más que escucharlos, prestar atención a sus emociones y tenderles una mano.Nada de manotazos, tocamientos en el cuello como gesto de ánimo ni frases hechas. Sino pura madurez emocional. Y fue súper bonito. Fue la escena que cambió por completo un programa donde, literalmente, no estaba pasando nada realmente interesante.

Samu se rompió a llorar. “Jamás he pensado que quería tanto a una persona y tenía tanto miedo a perderla” dijo entre lágrimas, abriéndose en canal tras quedarse tocado por las imágenes que vio de Tania con Hugo, cada vez más cerca. “Yo creo que estás aguantando, que te mueres de amor por ella y es súper bonito ¿me oyes” le animaba la presentadora con la voz temblorosa y lágrimas en los ojos. Lo estaba animado a que se expresara, a que aceptara ese amor y rompiera la barrera del miedo. Mientras los compañeros miraban hacia abajo y no sabían qué decir más que estirar sus brazos para arroparlo físicamente, Sandra repetía buscando la conexión con la mirada, “todos hemos vivido esto, todos nos hemos roto por amor, no pasa nada. Tienes que ser valiente, y ser valiente también es mostrar que en el amor te puedes romper” le repetía.

Con sus palabras y cercanía creó un puente que ayudó a que el resto, por fin, se abriera del todo. El siguiente fue Javi, que dejó caer el disfraz que lleva vistiendo desde hace varias hogueras, queriendo vender una imagen de “estar cambiando” cuando, en realidad, está sufriendo el que más por su dependencia a Claudia. ¿Porqué estás intentando hacerte el fuerte?” le preguntó la presentadora dando con el quid de la cuestión. “Para que no me vea poco hombre, que no me vea como un niño” explicó, definiendo que su chica es como ver a Dios y dejando claro que cambiar, lo que se dice cambiar, no lo está haciendo. Que su dependencia y presión por el pedestal en que tiene a Claudia sigue siendo igual. Sandra incluso consiguió sonsacar emociones de Mario, que arrancó la edición haciéndose el durete, liándose con la soltera Valeria, pero escondiendo todo este tiempo lo dolido que está por la infidelidad descubierta de su novia.

Desde que llegó al reality tras la partida de Mónica Naranjo, Sandra Barneda supo hacer el programa suyo, poniendo corazón y emoción genuina, tendiendo una mano amiga con las palabras justas, miradas cómplices y empatía en general. Y en el quinto programa volvió a demostrarlo. Su llegada a la casa durante unos pocos minutos, sus preguntas y consejos, la emoción de sus gestos y lágrimas, abrieron un canal de sinceridad para los chicos, contagiando realidad y derribando caretas, dejando que las emociones se palparan a través de la pantalla. Hizo magia y les sirvió de contención con un nivel de madurez emocional que en muchos rincones de esas villas brilla por su ausencia.

Más historias que te pueden interesar: