¿Por qué sentimos cansancio y ganas de dormir después de comer?

Disfrutas de una comida abundante, bien rodeado, con amigos, familiares o compañeros de trabajo e, inevitablemente, cuando llega a su fin, aparece una incómoda compañera, lo que muchos denominan modorra o, lo que es lo mismo, una sensación de cansancio y ganas de dormir complicada, en ocasiones de controlar. Quien más quien menos agradecería echar una cabezadita. Es lo que los expertos denominan somnolencia postprandial y es una disminución de los niveles de energía de nuestro cuerpo después de haber realizado una comida, sobre todo cuando es abundante y rica en hidratos de carbono y grasas. La nutricionista Itxaso Erasun Gorostidi, experta de Glucovibes, nos resume 10 claves para entender esta somnolencia y, sobre todo, tratar de evitarla.

  • La somnolencia, una experiencia subjetiva que aumenta tras la ingestión de alimentos. Lo cierto es que no con todos los alimentos nuestro cuerpo actúa igual. No tenemos la misma sensación tras comer una ensalada que tras un plato de pasta. La experta apunta que es con las comidas altas en hidratos de carbono y grasas como paellas, risottos, lasañas, pastas… cuando nuestro organismo se siente más decaído y entra en un estado de modorra. Sin embargo, las comidas equilibradas en macronutrientes o ricas en proteínas como pescados o carnes al horno o a la plancha con vegetales y tubérculos por ejemplo esta sensación.

  • Después de comer, la sangre se dirige al tracto gastrointestinal. Hay una parte puramente fisiológica. Y es que para facilitar la digestión y el transporte de nutrientes absorbidos a las células y tejidos, la sangre se dirige al tracto gastrointestinal tras terminar de comer. ¿Qué implicación tiene este hecho? Que nuestro cerebro recibe menor cantidad de sangre y ese desvío hace que se produzca la somnolencia.

  • Tras una comida copiosa se puede producir una hipoglucemia reactiva. Tal y como nos detalla la nutricionista, la hipoglucemia reactiva es un evento de hipoglucemia (glucemia por debajo de los 70 mg/dl) que se genera normalmente tras una hiperglucemia, provocada por ingerir un alto aporte de hidratos de carbono y/o ausencia de fibra. Esta situación se asocia a una necesidad elevada de insulina que puede producir una caída del nivel de glucemia por debajo del nivel previo a la ingesta, generando somnolencia, hastío o incluso antojos y ansia de comer al poco tiempo de terminar la ingesta anterior.

  • El papel de los hidratos de carbono: no todos son iguales. Partimos de que los hidratos de carbono suelen ser más complejos de digerir para nuestro organismo, pero, a su vez, estos son necesarios para mantener una nutrición saludable. Para evitar el estado de modorra será suficiente con ajustar la ingesta de hidratos de carbono y proteínas para mantener los niveles de glucosa en sangre estables. Para ello, es una buena idea priorizar hidratos de carbono complejos como los tubérculos, frutas, granos enteros, legumbres…

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mujer en el sofá
mujer en el sofá
  • El orden de los alimentos sí que importa. Tal vez no habías reparado en ello, pero el orden de los alimentos es fundamental para que nuestro organismo entienda cómo debe actuar ante la ingesta de cada uno de ellos. Así, la nutricionista sugiere empezar por los vegetales y proteínas y acompáñalos de hidratos de carbono complejos.

  • Sistema nervioso parasimpático. “La llegada de comida al estómago y al intestino delgado activa al sistema nervioso parasimpático e inhibe al sistema nervioso simpático. El balance entre ambos se inclina hacia un tono parasimpático predominante y genera un estado subjetivo de estado de baja energía y deseo de relajarse y descansar, opuesto al estado de ‘lucha o huye’ que induce un alto tono simpático”, nos cuenta la nutricionista.

  • Una hora después de comer. La digestión tiene un proceso definido. Después de realizar la comida copiosa, los alimentos llegan al estómago y al intestino donde empieza la digestión y se produce la liberación de hormonas gastrointestinales que regulan el vaciamiento gástrico y provocan un aumento del triptófano en sangre, lo que hace que el cerebro disponga más serotonina y melatonina, neurotransmisores que dan lugar a la somnolencia.

  • ¿Influye la edad? Da igual la edad que tengas, puedes sufrir esta sensación en cualquier caso, pues  afecta de la misma manera a los niños, adultos o ancianos. Y es que hay que buscar la causa, que está, como decíamos, en el desequilibrio de los macronutrientes. Por tanto, ni el sexo ni la edad serán factores importantes en esta sensación.

  • ¿Es útil el café? Sabemos que la cafeína es un potente estimulante, que podemos encontrar en el café, té y en el chocolate, y que actúa en el sistema nervioso central. Teniendo esto en cuenta, es buena idea apostar por su consumo, pues nos ayuda a activar de nuevo el sistema nervioso, evitando de alguna manera ese estado de baja energía o modorra.

  • ¿Es buena idea dormir la siesta? El principal síntoma es, como decíamos, las ganas de dormir, esas ganas de echar una cabezadita. Por tanto, echarse una siesta de no más de 30 minutos puede ayudar a descansar al cuerpo y despertarse con más energía de la que teníamos después de la comida.