El sindicato: la película número 1 en Netflix es una comedia de acción igual a muchas y peor que la mayoría
El sindicato (The Union, Estados Unidos/2024). Dirección: Julian Farino. Guion: Joe Barton, David Guggenheim. Fotografía: Alan Stewart. Edición: Pia Di Ciaula. Música: Rupert Gregson-Williams. Elenco: Mark Wahlberg, Halle Berry, J.K. Simmons, Lorraine Bracco, Mike Colter, Jackie Earle Haley. Disponible en: Netflix. Duración: 107 minutos. Nuestra opinión: regular
Hace tres o cuatro décadas una película como El sindicato, primera en la lista de los films más vistos en Netflix en todo el mundo –salvo en la Argentina, donde ese lugar lo ocupa la comedia protagonizada por Adrián Suar No puedo vivir sin ti–, habría sido de los lanzamientos más populares del videoclub. Una categoría que no necesariamente incluía películas de grandes autores o que tomaran riesgos creativos sino que, en la mayoría de los casos, eran títulos que tenían capacidad para entretener y caras conocidas en la portada de la cajita del VHS. En la era del streaming, si bien el consumo hogareño asumió nuevas formas, algún vestigio de aquellas visitas al videoclub de confianza se adivinan en las películas diseñadas por el denostado algoritmo: la fórmula incluye a un par de actores famosos, una historia de acción y algunos escenarios estéticamente atractivos. Films de producción “en serie”, un subgénero que El sindicato representa a la perfección.
La película protagonizada por Mark Wahlberg y Halle Berry, los imagina como exnovios de la secundaria cuyas vidas tomaron rumbos muy distintos. Mientras que Mike (Wahlberg) se quedó en Nueva Jersey, sigue viviendo con su mamá (Lorraine Bracco) y toma cerveza en el mismo bar de siempre con sus amigos de toda la vida, Roxanne (Berry), dejó el lugar para ir a la universidad y nunca regresó. Hasta ahora.
Su vuelta no está motivada por la nostalgia sino por una urgencia laboral: resulta que Roxanne forma parte de una organización secreta que se ocupa de todas las misiones que la CIA y el FBI no saben cómo resolver, y su más reciente operación encubierta precisa de un agente que nadie conozca, un don nadie en el que ella pueda confiar ¿Quién mejor que el noviecito que no ve hace 25 años, que trabaja en la industria de la construcción y no parece tener muchas más habilidades que la de ser un tipo simpático y leal? La respuesta no los sorprenderá.
Nada en esta película dirigida por Julian Farino, de larga experiencia como realizador televisivo, sorprende. Cada giro de la trama, cada secuencia de acción y cada resolución de conflictos ya se vio muchas otras veces, en muchos otros films no necesariamente mejores.
Lo cierto es que la excusa narrativa para reunir en la pantalla a dos intérpretes de la talla y el carisma de Berry y Wahlberg –productor de la película–, es absurda y no resiste ningún análisis. Su liviandad ni siquiera es especialmente divertida del modo metadiscursivo que está tan en boga en las comedias de acción. Hacia el final de la trama, después de sobrevivir a un accidente automovilístico, Mike alude al entrenamiento de “dos semanas completas” que recibió para convertirse en un espía, el “James Bond de Nueva Jersey”. La humorada funcionaría mejor si la película no le dedicara largos minutos a una secuencia de montaje de ese entrenamiento que culmina con el obrero transformado en un improbable agente letal. Claro que no es esa la única inconsistencia del guion, que intenta convencer a los espectadores de que el sindicato del título es una organización tan secreta como eficiente, cuando desde la primera escena hasta la última todas sus operaciones terminan en fracaso.
Más allá de la presencia estelar de Wahlberg y Berry, cuyas escenas juntos insinúan la comedia romántica que deberían haber hecho en lugar de este mamotreto, la película cuenta en su elenco con otros actores talentosos que poco pueden hacer para salvarla. El ganador del Oscar J. K. Simmons interpreta a Tom Brennan, el imponente mandamás de la agencia al que dota de esa intensidad que es su marca registrada (su personaje no es mucho más que eso). Lo mismo puede decirse de Bracco, cuyas breves apariciones como la mamá de Mike son ingeniosas (”Puedo escuchar la cara que ponés cuando estamos hablando por tu teléfono, soy tu madre”), aunque no alcanzan. A ellos se suman Mike Colter y Jackie Earle Haley, dos intérpretes valiosos que encarnan a dos agentes del sindicato cuyos derroteros se adivinan casi desde el principio.