La sorpresa de Michael J. Fox al ver ‘Volver al futuro’ de nuevo
Michael J. Fox supo desde muy joven que quería ser actor. Tenía 18 años cuando se mudó por primera vez a Los Ángeles con un breve currículo bajo el brazo y mínima experiencia, pero con la valija repleta de sueños. No tardó en encontrar su camino hacia el éxito y en poco tiempo comenzaba a construir el primer capítulo de su gran legado cinematográfico con Volver al futuro (1985). Mucha ha pasado en su vida desde entonces con secuelas, series, libros y una lucha ferviente e incansable contra el Parkinson, la enfermedad que tocó a su puerta antes de su 30 cumpleaños. Sin embargo, por mucho que pase el tiempo y haya celebrado al gran clásico de su filmografía en decenas de ocasiones a través de encuentros con sus compañeros y fans, Michael J. Fox todavía se sigue sorprendiendo.
Y es que el actor de 61 años se encuentra viviendo una etapa que quiere compartir. Quiere hablarnos de su vida. De su infancia, pasiones, logros y la batalla contra la enfermedad que lo cambió todo a través de su fundación. Quiere ser un mensaje de esperanza y gratitud para todo aquel que quiera escucharlo y, para conseguirlo, ha rodado una película. Se trata de Still: A Michael J. Fox Movie, un documental que estrenará en Apple TV+ el próximo 12 de mayo y que recientemente presentó en el SXSW (el encuentro anual del cine, South by Southwest). Y con motivo de su estreno, el actor concedió una entrevista a EW donde revela una anécdota curiosa sobre el día que vio Volver al futuro otra vez.
Michael J. Fox cuenta que solo ve sus películas de nuevo “por accidente” y fue precisamente de esa manera que volvió a ver su primer viaje en el DeLorian. El actor se remonta a “unas Navidades atrás” cuando se encontraba con su familia decorando el árbol de Navidad en el living de su casa. Pero entonces fue a la cocina y ahí estaba su primer éxito cinematográfico: emitiéndose en televisión.
“Fui a la cocina a buscar unas galletas o algo, y al ver que no volvía después de unos 20 minutos, me dijeron: "Michael, ¿dónde diablos estás?". Me había detenido frente al televisor porque vi la escena inicial de Volver al futuro y no la había visto desde 1986” revela al medio citado.
El actor añade que se trata de una anécdota famosa en su hogar porque toda su familia se quedó observándolo mientras veía su película. “Los niños de aburrieron y se fueron. Pero le dije a Tracy [su esposa] -y era la primera vez que le decía-: "¿Sabes qué? Soy bastante bueno en esta película".
La revelación que sintió al ver Volver al futuro por primera vez después del estreno original se basaba más en el reconocimiento de algo que la taquilla y los espectadores notamos, pero que él recién se dio cuenta tiempo más tarde. “Le dije [a su esposa] ‘Nunca me di crédito a mí mismo por estar involucrado en esta película’. No quise decir que soy bueno como si fuera un gran actor. Quise decir que soy bueno por cómo seguí [la historia]. Recordé los pasos de baile que necesitaba hacer, para hacer avanzar una gran película”.
Resulta curioso que Michael J. Fox necesitara verla de nuevo para descubrir cómo su interpretación es la corriente eléctrica de toda la historia. De cómo sirve como hilo conductor para la energía elevada de la acción, el dinamismo entre escenas y esa coreografía carismática que baila con cada personaje que le rodea. Y me parece curioso porque Volver al futuro ha sido celebrada en infinidad de ocasiones. No solo por los fans, sino por la industria en general con proyecciones especiales y eventos donde él y su compañero Christopher Lloyd estuvieron presentes hablando de ella.
Sin embargo, cuando observamos su historia, es probable que aquellos años quedaran empañados por velos invisibles que no le permitieron ver lo efectivo de su esfuerzo. Como, por ejemplo, el cansancio que habría sentido durante todo el rodaje. Porque cuando Robert Zemeckis le ofreció el papel de Marty McFly, Michael J. Fox estaba atado al éxito televisivo. La fama de su personaje en Lazos familiares (1982-1989) había obligado a los ejecutivos de NBC a cambiar de planes, girando el foco estelar originalmente pensado para que estuviera en los adultos de la historia, para que se centrara en este joven canadiense desconocido. Por eso, cuando Bob, Steven Spielberg y cía. lo tentaron hacia el mundo de los viajes en el tiempo -después de despedir a Eric Stoltz que no les había convencido por su representación dramática del protagonista tras cinco semanas de rodaje- el joven Michael aceptó las condiciones extremas que le ofreció la cadena a cambio de liberarlo para que pudiera rodar la película: le daban permiso siempre y cuando no afectara su agenda.
Es decir, grababa la sitcom durante su jornada diurna habitual y luego filmaba la película por las noches, durmiendo un promedio de dos horas al día (Fuente: Blockbuster). Normal que luego no se acordara de su esfuerzo.
Pero, otro motivo de su falta de reconocimiento propio en tanto tiempo, podría ser el diagnóstico inesperado. Michael J. Fox había comenzado a presentar los primeros síntomas de Parkinson en 1990, el mismo año del estreno de Volver al futuro III. Recibió el diagnóstico un año más tarde, pasando una larga temporada de negación hasta que decidió buscar ayuda y revelar al mundo su historia en 1998. En el año 2000 fundó la Michael J. Fox Foundation con la intención de ayudar en la investigación médica. Según Forbes, en 2012 se habia convertido en el segundo mayor donante para la investigación de la enfermedad por detrás del gobierno de Estados Unidos, "con cerca de 250 proyectos de investigación activos y colaboraciones y habiendo otorgado $285 millones".
No obstante, sea cual fuera el motivo, Michael J. Fox logró ver lo que varias generaciones de espectadores vimos en los 80s, 90s y años venideros cada vez que volvemos a viajar en el tiempo con Marty y Doc.
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