¿Usar o no usar brasier?: la sensación en la que coinciden todas las mujeres (y lo que dice la ciencia)
Mucho antes de la cuarentena este debate ya estaba en la mesa. Usar o no brasier (sujetador). Que si es beneficioso o no. Que si usarlo es una una obligación impuesta por el patriarcado o por los cánones estéticos establecidos por la sociedad, o es una forma de aliviar el peso del pecho, y así. Son muchos los planteamientos y muchas las posibles respuestas, dependiendo del cristal a través del cual mire quien te responda.
El hecho es que llevarlos o no, la forma, los colores, el diseño, debe ser decisión única y personal de quien los usa y nadie debería ser juzgado por preferirlos o rechazarlos.
Para muchas no usarlos es un símbolo de autonomía y libertad de movimiento, pero hay que acotar que para otras es un soporte -sobre todo cuando el volumen de los senos representa una carga pesada. Lo que sí es común para todas es el gran alivio que se siente al quitarlos al final de una jornada. No importa si son cómodos o no, muchas mujeres sienten hasta felicidad al desabrochar esos gafetes en la espalda.
Conversaciones de mujeres
“La palabra que describe el momento en que me los quito es libertad. Aunque no los odio, la sensación de andar sin él es maravillosa”, dice Carla de 44 años. “Pero además de libertad, siento como si mi circulación mejorara”, le responde Albe, de 42.
En la mesa hay cinco mujeres y aunque admiten usarlos y haber encontrado opciones cómodas, todas concluyen lo mismo: “Quitárselos al llegar a casa brinda una sensación única”.
La buena noticia que me toca compartir con ellas es que no usarlos tiene beneficios. No es una leyenda urbana, ni un manifiesto feminista. “¿Estás hablando en serio? En mi época de adolescente más bien recomendaban usarlos por salud”, dice Gabriela de 47 años. “Un momento, usarlos también tiene lo suyo. Les cuento…”, respondí.
Hace algunos años, el investigador francés Jean-Denis Rouillon dijo en una entrevista que, según un estudio que estaba desarrollando con más de 300 mujeres, el sujetador no era realmente necesario e incluso aseguró que usar sostén haría más rápida la degradación de los músculos encargados de mantener en alto el pecho por no utilizarlos, pero aunque muchos medios aseguraron que todo estaba soportado en un estudio, no hay una publicación científica que lo respalde. Es más, el periodista de ciencia y tecnología Javier Jiménez, suscribe un artículo en Magnet, del grupo Webedia, donde asegura que el estudio no existe. Es decir, no hay confirmación ni desmentido de que, en efecto, el busto caiga en mayor medida por el uso del sujetador.
En contraparte, Andrew Weil, especialista en medicina integrativa citado por la página especializada Cuerpo y Mente, asegura que lo recomendable para reforzar la musculatura del pecho no es usar sostén, sino hacer flexiones o planchas y cualquier otra práctica que ayude a tonificar la zona, pero no hay pruebas definitivas en contra del brasier.
Más allá de las pasiones que desata este tema, no llevar sujetador de vez en cuando está bien. No pasa nada si quieres liberarte, así lo dice la médico cirujano Concepción Pinilla, citada por el HuffPost. La especialista recomienda usarlo siempre, pero no está mal no usarlo de vez en cuando, quitarlo cuando sea necesario y dormir sin él porque es mucho más cómodo.
De hecho, es cierto que los senos pueden sostenerse de forma natural gracias a los ligamentos internos y a la piel en el exterior que figura una bolsa que sostiene una mezcla de glándula y grasa. La cuestión es que así como para algunas es cómodo mantenerlos libres, recogerlos firmes y apoyados es confortable para otras, generalmente quienes los tienen más grandes. Entonces, así como no pasa nada al soltarlos, tampoco está mal sujetarlos, porque a la larga, no es algo que debería tener que ver con estética, política o lucha social, sino con nuestro bienestar.
Otros beneficios de evitarlo, además de la comodidad, es evitar las marcas en la piel o roces si están muy ajustados, pero en este caso lo que hay que revisar es la talla y el modelo, pues seguramente estemos usando el incorrecto. La idea no es sufrir ni someternos a una norma que impone la sociedad, sino estar bien y brindar al cuerpo el soporte que necesita.
Lo que se gana al usarlos
Usar sostén o sujetador es un tema. No puede negarse. Que si el ajuste, que si las tiritas de los hombros, que si las de la espalda se marcan, que si la copa agarra mucho o poco, son muchas variables que suman placer a ese momento feliz de quitárselo. Pero a pesar de todo, el bra tiene beneficios más allá de lo estético.
Aún es común escuchar a algunas personas temerosas del uso del sostén por su relación con la aparición de cáncer de seno, pero un estudio del Fred Hutchinson Cancer Research Center, publicado en 2014 finalmente dio claridad al asunto concluyendo que las investigaciones anteriores que así lo sugerían más bien mostraban que las pacientes con menos probabilidades de tener cáncer eran las más delgadas, con lo cual la aparición de la enfermedad se relacionaba más con el peso, no con la prenda de vestir.
“En nuestro estudio no se hallaron pruebas de que el uso de sostén aumente el riesgo de una mujer de padecer cáncer de mama”, sostuvo Lu Chen, investigador de Ciencias de la Salud Pública de la institución. “El riesgo fue similar, independientemente de la cantidad de horas por día que las mujeres utilizaban sostén, de si el sostén tenía aros y de la edad a la que comenzaron a usar sostén”.
Por otra parte, la doctora Pinilla da crédito a la prenda afirmando que su uso sí evita la distensión de los ligamentos, los cuales fijan la glándula a la musculatura, y sobre todo quienes tienen pechos grandes necesitan ese refuerzo extra. Además, al proporcionar este equilibrio, evitamos dolores en el pecho y la espalda, y agrega que sí es imprescindible su uso cuando hacemos ejercicios, pues el pecho se somete a mayor impacto.
En cualquier caso, el mayor beneficio es sentirnos tranquilas con la decisión de usarlo o no, pues es algo que corresponde exclusivamente a nuestros intereses y necesidades. El estilo de vida, la moda, la comodidad, son algunos de los factores que influyen en estas decisiones y al no haber contraindicaciones en ninguna de las dos opciones, solo queda sentirse libre de hacer lo que nos plazca.
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