La vida de Susana González tras los escándalos que la demonizaron
"Robamaridos", "mala mujer", "mentirosa"... Estos y otros insultos persiguieron a Susana González por buena parte de los años que la actriz lleva de carrera. Son la verbalización de la opinión pública sobre cómo percibieron las decisiones personales de la zacatecana, y el juicio al que fue sometida, del que ha logrado salir ilesa, algo que no todas las actrices consiguen, siendo más frecuente que a los hombres se les perdonen deslices o situaciones comprometedoras, porque "son así".
Susana, nacida en 1973 y una de las actrices más intuitivas y profesionales de su generación, no la ha tenido fácil, no solo por ser mujer, sino porque la gente es rápida, e implacable, a la hora de juzgar. Citando un proverbio de Confucio: "La obra de una vida se puede caer en el acto de un instante". Y la corte de las redes sociales y las revistas sensacionalistas incurre en ser jurado voraz cuando esto ocurre.
Pero el que la protagonista de 'Pasión y poder' o de 'El amor no tiene precio' haya logrado en los últimos años despojarse de esos juicios sobre sus acciones personales es testimonio de algo muy importante - no solo su profesionalismo: también de su temple y paciencia, y de su buena actitud para lidiar con lo adverso, y con la maledicencia (y que nadie crea que por abordar esos pasajes de su vida esta es una condena de la actriz, muy por el contrario).
La carrera profesional de Susana cumple 25 años este año: aunque ya había hecho papeles mínimos, su primer rol de importancia fue uno de soporte como Norma, la única aliada que tiene Sofía de la Huerta (Yolanda Andrade, en su último protagónico) cuando se convierte en blanco de las perversas maniobras de su hermana (Chantal Andere), y su esposo (que era el debut en México de Carlos Ponce) la repudiaba, en 'Sentimientos ajenos'. Si bien la telenovela no fue un éxito (de hecho la cambiaron de horario, pasándola del horario estelar a la barra vespertina), Susana resultó triunfadora porque, con solo 23 años, demostró que ya era una actriz que conseguía transmitir distintas emociones y matices y sobre todo, captar y retener la atención del público.
A esto siguieron varios papeles en diferentes telenovelas como 'El privilegio de amar', 'Preciosa' y 'Amores gitanos', hasta que Salvador Mejía le dio su primer protagónico en 'Entre el amor y el odio'. Hasta ese momento, la imagen pública de Susana era la de una joven con ambición y una carrera en marcha. Había tenido un noviazgo con Julio Camejo y posteriormente, otro con Pablo Montero, a quien conoció en grabaciones de la telenovela.
Fue en ese momento en el que por primera vez se la tachó de infiel en varios periódicos y revistas - este era un tiempo anterior a las redes sociales -, por lo que Susana se vio en la necesidad de dar su versión de los hechos a un periódico (mientras que a Montero, que sí dejó a su pareja para perseguir románticamente a Susana, algo que ya había hecho antes y en lo que reincidió, nadie le cuestionó nada): "Yo terminé con mi novio [Camejo ] antes de conocer a Pablo, y antes de que él se integrara al elenco de la telenovela. Así que no dejé a uno por otro, tampoco hubo ninguna infidelidad de mi parte y no hay nada sucio qué esconder”.
Las cosas empeoraron para la actriz a nivel público, cuando en 2003 Eduardo Santamarina y ella se conocieron en el foro de 'Velo de novia', telenovela que produjo Juan Osorio, que tuvo varios problemas de producción y tuvo que ser cambiada totalmente, a la mitad de su transmisión, lo que resultó caótico, especialmente para el elenco.
La química entre Santamarina y Susana era evidente, pero él en ese momento estaba casado con Itatí Cantoral, con quien había tenido una tempestuosa relación amorosa, una boda por la iglesia y el nacimiento de gemelos idénticos. La pareja parecía llevarse muy bien, por lo que su abrupta ruptura y el que los protagonistas confirmaran su amor una vez que Eduardo se salió de su casa provocó que en todos los programas de chismes y en las revistas se hablara, sin confirmar, de que Susana había roto esa relación (aunque esto es absurdo por donde se vea, ya que nadie realmente pertenece a nadie como para ser "robado", pero a la gente en general pareciera fascinarles la noción de demonizar a alguien en todo momento cuando algo que no les gusta sucede).
Las separaciones entre figuras públicas suelen ser, lamentablemente para quienes las viven, doblemente difíciles: no solo tienen que lidiar con las circunstancias de un divorcio o ruptura, también deben ver su vida personal convertida en un espectáculo para el entretenimiento de gente cuya existencia ignoran.
Susana y Santamarina estuvieron juntos durante cuatro años y cuando llegó el fin de esa relación, igualmente de manera abrupta (él casi de inmediato se casó con Mayrín Villanueva, que a su vez terminó intempestivamente con su matrimonio de años con Jorge Poza, para desconcierto del público), no faltó el o la periodista, como la controvertida Shanik Berman, especialista en comentarios salaces, quienes en sus columnas de opinión clamaron que esto era una factura del karma.
A partir de entonces, las relaciones sentimentales de Susana estuvieron bajo el microscopio por casi una década, incluyendo el periodo en que sostuvo la relación, al principio secreta, con Luis Elías, quien es el padre de sus hijos Santiago y Susana, y quien con ella vivió una circunstancia que puso a González de boca en boca una vez más: primero se dijo que el padre de su bebé era Renato Malojuvera, con quien solo tuvo un romance de tres semanas, pero finalmente y después de realizarse una prueba de ADN al pequeño, se concluyó que el padre biológico era Elías, a quien ella había señalado como padre desde un inicio. Poco después, publicó que volvería a ser madre y su pequeña nació en junio del 2010 y a quien puso por nombre Susana.
Cuando la relación con el padre de sus hijos llegó a su fin, Susana demostró haber aprendido la lección sobre la información falsa que se puede generar, y de este modo lanzó un comunicado de prensa conjunto para anunciar la ruptura: “Quiero hacer de su conocimiento que por motivos personales, Luis Elías y yo, desde hace tiempo decidimos poner fin a nuestra relación, sin embargo, para el bienestar de todos y evitar malos entendidos, hicimos este comunicado esperando la comprensión y respeto que conlleva esta decisión".
A partir de ese momento (en 2011), comenzó el trabajo de Susana para limpiar, delimitar y mantener bajo control su imagen pública, mientras conformaba la muy necesaria estabilidad en su vida personal; algo que ha podido conseguir aún a costa de reducir su carga de trabajo, renunciando a veces a personajes protagónicos para hacer personajes de soporte, con el fin de disfrutar su carrera, pasar tiempo con la familia que formó y no sentirse presionada en ningún aspecto.
De ahí que sus intervenciones en novelas como 'Mi marido tiene más familia' e 'Imperio de mentiras' fueran con personajes nuevamente de soporte, que le permitieron más holgura de tiempo que dedica no solo a trabajar, sino a cultivar (desde hace ya muchos años) una relación armónica con Marcos Montero (nacido en 1985).
Que el actor y cantante sea 12 años menor que Susana al principio fue cuestionado por los medios y la gente, pero esta vez la actriz no cayó en el escándalo, simplemente asumió su rol de vida con naturalidad y con Montero ha alcanzado el balance que siempre quiso, sin tener que volver a verse cuestionada o juzgada por el simple hecho de ser una mujer que toma las riendas de su vida sin buscar complacer a nadie, mas que a sí misma.
TAMBIEN TE PUEDEN INTERESAR
Yadhira Carrillo y su morbosa obsesión por hablar de Leticia Calderón
Lupita Castro acusa a Vicente Fernández de abuso sexual cuando era menor de edad
Natalia Jiménez se declara en bancarrota tras su divorcio y por la falta de conciertos
EN VIDEO: Tenemos nueva chica Bridgerton y su cara te va a sonar mucho