¿Te consideras una persona problemática? Estos son los rasgos de este tipo de personalidad
¿Qué es ser una persona problemática? Aunque podríamos resumirlo como alguien que no actúa según las normas sociales establecidas, la realidad es más compleja. Sandra Sánchez, psicóloga de Siquia Psicólogos, afirma: “No siempre una persona problemática busca ser un problema para los demás; a veces, es la única forma que ha aprendido para relacionarse”.
Este comportamiento no siempre implica una intención deliberada de causar conflictos, sino que puede estar vinculado a patrones de conducta desarrollados durante años. Para entender mejor este fenómeno, es necesario analizar qué define a una persona problemática, qué no lo es y cómo manejar estas situaciones.
Las personas problemáticas suelen priorizar sus necesidades inmediatas, sin considerar las consecuencias de sus actos en los demás
¿Qué define a una persona problemática?
Según Sandra Sánchez, una persona problemática actúa con un comportamiento egoísta y centrado en el presente. “Estas personas suelen priorizar sus necesidades inmediatas, sin considerar las consecuencias de sus actos en los demás”, explica. Este comportamiento puede derivar en la incapacidad para asumir responsabilidades, la falta de previsión a largo plazo y un análisis superficial de sus decisiones.
Además, estas personas tienden a generar cambios en su entorno. “Quienes las rodean suelen verse obligados a modificar sus hábitos para adaptarse a ellas, lo que complica la convivencia y refuerza la etiqueta de 'problemático'”, añade Sánchez. Este tipo de dinámicas puede provocar desgaste emocional en las relaciones interpersonales.
Es importante señalar que ser una persona problemática no implica necesariamente ser una mala persona. Muchas veces, su comportamiento es el resultado de inseguridades, falta de herramientas emocionales o patrones aprendidos. Sin embargo, esto no excusa el comportamiento, especialmente cuando tiene un impacto negativo en los demás.
Una persona que asume problemas ajenos por ayudar no busca generar conflictos,mientras que alguien problemático tiende a crear situaciones conflictivas como parte de su interacción diaria
¿Qué significa no ser problemático?
No todas las personas que se enfrentan a problemas o asumen responsabilidades adicionales son problemáticas. Por ejemplo, alguien que se muestra protector con sus seres queridos o que carga con los problemas de otros puede parecer "problemático" a simple vista, pero estas actitudes suelen ser bienintencionadas.
Sandra Sánchez aclara: “La diferencia está en la intención y el impacto. Una persona que asume problemas ajenos por ayudar no busca generar conflictos, mientras que alguien problemático tiende a crear situaciones conflictivas como parte de su interacción diaria”. Esto subraya la importancia de analizar el contexto y las motivaciones detrás del comportamiento.
¿Qué hace que alguien sea problemático?
Como decíamos, el comportamiento problemático no surge de la noche a la mañana; generalmente, es el resultado de patrones de conducta establecidos a lo largo del tiempo. Según Sánchez, la falta de corrección o exigencia de responsabilidades puede consolidar estas actitudes. “Cuando estas conductas no se abordan, se convierten en un estilo de vida difícil de cambiar”, explica.
Algunos factores que contribuyen al desarrollo de este tipo de comportamiento incluyen:
Falta de autocontrol. Incapacidad para regular impulsos y emociones.
Normalización de patrones tóxicos. Conductas aceptadas como habituales desde la infancia.
Entorno permisivo. Influencias que refuerzan actitudes egoístas o irresponsables.
Cambiar este patrón requiere un esfuerzo consciente y, a menudo, el apoyo de un profesional. “El primer paso es tomar conciencia del problema, algo que no siempre ocurre de forma natural”, afirma Sánchez. A veces, eventos importantes como enfermedades o pérdidas actúan como desencadenantes del cambio. En otros casos, es necesario un cambio más gradual y estructurado.
Las personas problemáticas no siempre toman consciencia del problema de forma natural. A veces, eventos significativos como enfermedades o pérdidas actúan como desencadenantes del cambio
Cómo dejar de ser una persona problemática
En la mayoría de los casos, las personas problemáticas saben que lo son. “Las personas problemáticas suelen ser conscientes de que su comportamiento genera conflictos, pero no siempre tienen las herramientas necesarias para cambiar”, señala Sánchez. Esto puede deberse a la falta de habilidades emocionales o a un entorno que refuerza patrones antiguos.
Además, el entorno social juega un papel fundamental en este proceso. Las compañías que validan las conductas problemáticas dificultan el cambio, mientras que las redes de apoyo positivas pueden facilitarlo. “Es importante rodearse de personas que fomenten el crecimiento y el cambio”, aconseja Sánchez.
Además, en el caso de que una persona que está leyendo este artículo se identifique como persona problemática, tiene que saber que puede cambiar. Eso sí, el cambio no ocurre de un día para otro. La psicóloga propone un método en cuatro pasos para abordar el comportamiento problemático. Advierte, no obstante, de que este proceso requiere paciencia y constancia. “Es fácil caer en antiguos patrones, por lo que el cambio debe ser supervisado por profesionales”, añade.
Parar: detenerse antes de actuar impulsivamente. Esto permite evitar consecuencias negativas inmediatas.
Analizar: reflexionar sobre las acciones y sus efectos. “Pregúntate: ¿esto es lo que quiero? ¿Qué debería cambiar?”, aconseja Sánchez.
Cambiar: implementar nuevas estrategias de comportamiento.
Actuar: probar los cambios y ajustar según sea necesario.
De qué otras maneras se puede dejar de ser problemático
La psicóloga de Siquia recuerda que para dejar de lado un comportamiento que no nos hace bien, hay que ser muy disciplinado y el proceso de cambio tiene que estar bien estructurado. La experta propone las siguientes estrategias:
Buscar ayuda profesional: los psicólogos pueden guiar el proceso y ofrecer herramientas prácticas.
Crear nuevos hábitos: sustituir conductas negativas por prácticas más saludables.
Dejarse ayudar: estar abierto a consejos y críticas constructivas.
Superar el miedo al error: el cambio implica experimentar y, a veces, equivocarse.
Construir redes de apoyo: rodearse de personas que fomenten el cambio.
¿Cómo convivir con una persona problemática?
La convivencia con una persona problemática no es fácil, especialmente durante el proceso de cambio. Sánchez recomienda ajustar las expectativas y valorar el esfuerzo que la persona está haciendo. “Es fundamental aceptar que el cambio no será inmediato ni perfecto”, señala.
Aceptar a la persona y trabajar juntos para encontrar formas de entenderse puede mejorar significativamente la convivencia. Aunque la persona problemática no cambiará completamente para adaptarse a los demás, puede encontrar un equilibrio que reduzca los conflictos y mejore sus relaciones.
En definitiva, aunque ser una persona problemática puede complicar las dinámicas sociales, existen herramientas y estrategias para abordar este comportamiento y facilitar el cambio. “El proceso es difícil, pero con la guía adecuada y el compromiso necesario, es posible transformar patrones tóxicos en conductas saludables”, concluye Sandra Sánchez.