El trastorno que pudo costarle la vida a Jennifer Aniston
Por Teresa Aranguez.- A veces da la impresión que con Jennifer Aniston nos estamos perdiendo algo más. Su romance por una década con la serie Friends y su matrimonio y posterior divorcio con Brad Pitt, han opacado, sin querer y en cierta forma, mucho de su talento escondido. De puertas para fuera, es todo broma y sonrisas, pero más allá de los focos, la actriz vive sus sombras, como cualquiera. Y no las esconde. Entre ellas, un trastorno que, si bien está bajo control, le ha causado más de un disgusto, incluso con el fuera su primer marido.
Hablar de Jennifer Aniston es, inevitablemente, regresar a los '90, a Nueva York y a ese grupo entrañable de amigos que tanto nos hicieron reír (y llorar). Lejos de verlo como una maldición, la actriz siempre habla de Friends con la emoción, el cariño y la nostalgia con que lo hacen sus fans de toda la vida. "¿Qué fue Friends? Friends fue... fantástico. Fue, me atrevo a decir, lo mejor de mi vida", expresó hace unos años en entrevista con la prestigiosa periodista norteamericana, Diane Sawyer.
Fueron diez años muy significativos en su carrera y también en lo personal. En el 2000 se casaba con Brad Pitt bajo la atenta mirada del mundo y de sus compañeros de trabajo. La sitcom, ganadora de seis Emmys, brindó a Jennifer su primer Globo de Oro como Mejor Actriz de Televisión, y también una segunda familia. En la brecha de su carrera y más feliz en el amor que nunca, Jennifer hizo público el complejo trastorno que sufría y que dio más de un susto a su famoso marido.
Lo que podría parece algo sin importancia e incluso cómico, no lo era tanto. "Me desperté una vez y salí de mi casa. La alarma me despertó. Estaba al lado de la piscina. Eso me hizo sentir pánico", recordó con cierta angustia a Sawyer sobre ese día. "Brad gritaba mi nombre. La alarma había saltado y yo no estaba en la cama. Él estaba aterrorizado", compartió de ese difícil momento.
Jennifer, esa actriz divertida, de sonrisa perenne y siempre con una buena palabra, se ponía más seria al reconocer el trastorno que le ha acompañado toda la vida. Una situación que no siempre ha sido agradable pero que, a pesar de los sustos, ha tratado de desdramatizar. "Hablo en mis sueños. Muy ocupada, muy ocupada en mis sueños", dijo sobre el sonambulismo que padece.
Es una condición que, según la medicina, tiende a ser hereditaria y suele ser producida por el cansancio, la falta de sueño y la ansiedad. En una entrevista con la revista People dio detalles de su padecimiento por años y su lucha contra los problemas de sueño que empezó poco antes de los 30 años. Algo que la llevó a buscar ayuda profesional por el malestar que empezó a generarle en su día a día. "No te das cuenta de los efectos de la falta de sueño cuando eres joven porque nos creemos invencibles", reconoció a la publicación.
La situación empezó a producir sensaciones poco agradables y por eso fue necesario buscar apoyo. "Empezó como algo que simplemente acepté hasta que te das cuenta de los efectos que la falta de sueño tiene y cómo te afecta en tu día, en tu trabajo y en la mala función de tu mente e incluso tu físico", admitió la protagonista de Una esposa de mentira. Aniston contó que se iba a la cama y terminaba con la mirada fijada en el reloj. Y fue así que comenzó a ser sonámbula.
Hoy tiene la situación mucho más controlada, pero han sido años de mucho trabajo personal. Hasta llegar a este punto, la actriz de 54 años pasó por una etapa muy complicada donde la ansiedad entró en juego. "Se convirtió en algo contra lo que tuve que batallar. Al principio era lo menos importante en mis prioridades, hasta que te das cuenta que no puedes ignorar uno de los tres grandes pilares de la salud, que son, la dieta, el ejercicio y el sueño. Y no puedes comer bien si no has dormido bien porque descolocas por completo al reloj de tu cuerpo", añadió a People.
Llegar a ese compromiso no fue difícil. Jennifer tenía claro que su salud era lo primero, así que había que dar pasos para, al menos, controlar la situación y que no fuera a más. Para eso comprendió lo importante de tener un ritual antes de dormir que incluye yoga, estiramientos antes de irse a la cama y, muy importante, dejar el teléfono fuera de la habitación.
El que fuera su esposo por casi cinco años también habló en su momento sobre este delicado asunto y admitió haber vivido situaciones tan divertidas como aterradoras. "Hace muchas cosas cuando duerme", bromeó en el programa de Connan O'Brien ."Un día la encontré afuera, y tengan en cuenta que vivimos en un acantilado. No fue nada gracioso", dijo sobre el lado menos bonito de esta condición.
Con el fin de ponerle humor al tema, Pitt compartió otros episodios más cómicos que le hizo pasar Jennifer durante sus aventuras nocturnas. "De repente oigo cajones abrirse y cerrarse en las otras habitaciones y pienso, 'voy a volver a dormir, regresará pronto'... También habla y tiene grandes conversaciones, muy emotivas. Una de las más recientes creo que fue una tesis doctoral sobre la sociedad contemporánea o algo así, la verdad es que aprendo mucho", anotó entre risas.
Más que verlo como una tragedia, Jennifer lo ha afrontado como un reto en su vida, uno de los muchos que se le han presentado y ha conseguido dominar. O al menos, remediar. “Me he dado cuenta que siempre hay algo por lo que trabajar, y estoy en esa evolución constante. Gracias a Dios. ¿Qué interés tendría la vida si todo fuera perfecto y ya está?", dijo recientemente a la revista Allure. "Si no fuese por todo lo malo que he tenido que pasar, no me habría convertido en la persona que tenía que ser. Por eso agradezco a todo lo feo que me ha tocado vivir."
Este artículo fue escrito en exclusiva para Yahoo en Español por Cine54.
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