Una mujer de la India comparte su historia sobre cómo escapo de un matrimonio arreglado
Durante la mayor parte de su vida, Haritha Khandabattu se ha sentido controlada. Primero por sus padres durante su crecimiento, y después por su familia política y su marido. Humillada pero con mucha determinación, consiguió escapar.
(Instagram/humansofamsterdam)
“Terminé casada con un hombre que apenas conocía y que no me gustaba”, compartió Khandabattu en un post en la página de Instagram Humans of Amsterdam.
“Mi familia política era muy controladora y me obligaban a darles mi salario a ellos. Me exigieron que me pusiese en contacto con mis padres para pedirles la dote. Mi marido resultó ser tan controlador como sus padres. Revisaba mi teléfono de forma regular y muchas veces llegó a acusarme de engañarlo”.
“Cada día que pasaba, la situación empeoraba”.
Khandabattu describe cómo se esforzó durante un año y medio en un intento de mejorar la relación, animando a su marido a viajar y a conocer otras culturas con la esperanza de despertar un poco de compasión en él, pero no obtuvo los frutos deseados.
“Un día, tras una gran discusión, ya no pude soportarlo más. Hablé con mi jefe, en mi trabajo, y le pregunté si podía ser trasladada a otro país. Me dijo que podría trabajar en Ámsterdam. Sin pensarlo, acepté su oferta”.
“Cuando llegué al aeropuerto de Ámsterdam sentí como si finalmente pudiese respirar de nuevo”.
Ya en Ámsterdam, Khandabattu se encontró con mujeres que se habían enfrentado a grandes problemas y eso le hizo darse cuenta de que su vida podía ser mucho más de lo que era. En ese momento, decidió divorciarse de su marido y mudarse a Ámsterdam de forma permanente, pero no fue tarea fácil.
“Cuando mi padre se enteró de que quería divorciarme de mi marido, se molestó mucho. Me aconsejó que viajase a la India para que pudiéramos hablar sobre el tema. No tenía pensado cambiar de parecer pero, si quería resolver mi divorcio, debía ir a la India”.
De vuelta en la India, rápidamente se dio cuenta de que ese cambio en su vida no sería tan sencillo como esperaba. En el momento en el que ella estaba tramitando el divorcio y necesitaba conseguir un nuevo pasaporte, un trámite que en la India requería la firma de su padre o de su marido.
Luego de desarrollar varias estrategias, con una dosis de mentiras y suerte, Khandabattu consiguió un nuevo pasaporte. Y, gracias a un poco de suerte extra, logró una tarjeta de residencia para vivir en los Países Bajos.
“Si hubiese sido honesta, jamás lo habría conseguido”, explica.
Finalmente, Khandabattu volvió a Ámsterdam lista para comenzar su nueva vida.
“Cuando aterricé en Ámsterdam, tomé el tren desde el aeropuerto a mi casa. No lloré, no podía creer que todo eso hubiera pasado realmente. Me sentía como si hubiese despertado de una pesadilla. En total, me había ido durante 45 días”.
Aunque Khandabattu todavía no está oficialmente divorciada y las conversaciones con sus padres son tensas, no se arrepiente de lo que hizo.
“Ámsterdam es mágica, aquí es donde quiero estar. Esta es mi casa, aquí están mis amigos y mi familia”.