Valentina Cervantes: la charla que marcó el fin con Enzo Fernández, la decisión que tomó y por qué pasarán fin de año juntos
Es súper bajo perfil sin embargo, desde hace dos meses su nombre se instaló en la agenda de los medios debido a su sorpresiva separación de Enzo Fernández. Para ella también fue sorpresiva la decisión del jugador de la Scaloneta que, de un día para otro, le confesó que quería estar solo en este momento de su vida. “Creo que fue un conjunto de cosas de parte de él. Él tomó la decisión y yo se la respeté. Él hoy decide enfocarse cien por cien en su carrera, en rendir, en buscarse” , le cuenta Valentina Cervantes a LA NACIÓN con una madurez y entereza asombrosa.
Lo cierto es que, tras la decisión del futbolista del Chelsea, su vida cambió radicalmente. La exestudiante de Derecho hizo las valijas, regresó a la Argentina y comenzó a trabajar como modelo en la agencia Multitalent. “Enzo me planteó que si quería me podía quedar en la casa donde nosotros vivíamos, que él se iba a alquilar otra cosa, pero yo fui la que decidí venirme acá. Yo le dije: ‘Yo vivo acá por vos. Si fuera por mí viviría con mi familia’. Yo todos esos años dejé de compartir momentos con mi familia, con mis hermanos, así que preferí venir acá y que mis hijos también estén con sus primos”, revela la mamá de Olivia y Benjamín sobre los motivos que la llevaron a volver al país.
-¿Cómo estás con esta vuelta a casa?
-Bien, muy bien. De a poco nos vamos organizando, acomodando, pero bien. Dos meses van a ser ahora.
-Una vida junto a Enzo, ¿de cuántos años?
-Seis años.
-¿Y cómo empezó esta historia de amor?
-Nosotros somos del mismo barrio, de San Martín, así que teníamos un grupo de amigos en común. Justo mi familia había ido a veranear a Mar del Tuyú y la familia de él siempre va ahí, así que nos terminamos de conocer ahí. Después nos distanciamos y a fin de año más o menos (en noviembre), nos volvimos a ver. Teníamos 16 y 17 años. No me quería meter, pero de a poco fue pasando.
-El mundo del fútbol ya estaba obviamente en su vida, pero no era quién es hoy. ¿Cómo fue ese proceso?
-En ese momento no estaba todavía en la reserva de River; estaba una categoría menos. Justo ese verano, cuando yo empecé a salir con él, lo suben a reserva y ya ahí no salió más.
-¿Te gustaba el mundo del fútbol?
-Sí, yo tengo dos hermanos más chicos y siempre jugaron al fútbol, así que más o menos el fútbol estaba en mi vida.
-¿Pero esto de convertirte en la mujer de un jugador de fútbol lo ibas pensando y soñando a medida que él iba creciendo?
-No, porque nunca me imaginé que él iba a llegar a donde llegó. Obvio que le tenía fe y demás, pero nunca pensé que iba a llegar a estar en Europa.
-Ustedes venían de laburar mucho. Vos estudiabas abogacía en ese momento...
-Sí, yo empecé a estudiar cuando terminé el colegio. Trabajaba y estudiaba. Primero, trabajé en una casa de empanadas y después en un call center en el centro mientras estudiaba en la UBA. Llegué a rendir hasta embarazada de Olivia.
-¿Ya vivían juntos?
- Sí, a los tres meses de conocernos nos fuimos a vivir juntos. Vivíamos en Villa Urquiza. A los seis meses quedo embarazada y al principio fue shockeante. Enzo tenía 18 años, era muy chico. Los dos éramos chicos. Cuando nació Olivia, yo tenía 20 y él 19.
- ¿Cómo te enterás que estabas embarazada?
-Me enteré porque me empecé a sentir mal y ahí dije: “Acá hay algo raro”. Me acuerdo que me hice un test en el baño del trabajo del call center y dio positivo. A Enzo se lo dije cuando llegué a casa. Él me dijo que haga lo que yo quiera, en eso siempre me respeto. Me dijo que haga lo que sienta.
-¿Y después se empezó a copar con la panza y a acompañarte a vos?
-Sí, más o menos, porque el fútbol muchas cosas te saca. Por ahí tenía que ir a las ecografías y justo él entrenaba o tenía un partido, así que yo lo hacía sola. En el parto estuvo por suerte; pudo estar en los dos. Oli nació acá en la Argentina. Él estaba en la reserva de River y, a los meses, fue a Defensa y Justicia.
-¿Qué pasó cuando la tuvo a Olivia en brazos? ¿Descubriste a otro hombre?
-Sí, ahí no se pudo despegar más. Viste que la mujer con el padre son súper unidos; a mí me pasa.
-¿Cuántos meses tenía Olivia cuando le sale la posiblidad, por primera vez, de ir a jugar afuera?
-Y había cumplido recién los dos años. Ahí fuimos a Portugal. A mí lo que me pasó es que yo ya vivía con él. Habíamos vivido en Florencio Varela, en Ezeiza, entonces como que ya estaba desprendida de mi familia. Tenía a mi familia lejos entonces no me costó tanto irme.
-¿Era un sueño de ustedes como pareja vivir afuera?
-Sí, yo obvio que lo acompañé a él. Era un sueño de él porque también tenés que aprender a estar lejos de tu familia, las fiestas, el día a día. Pero bueno, también lo que tiene de bueno es que podés invitarlos cuando quieras. Esa posibilidad que tienen ellos de que puedan pagar un pasaje.
-De trabajar en un call center o en una casa de empanadas y ser una laburante, de repente la vida te cambia..
-Sí, fue un cambio 360. Fue fuerte, pero yo soy muy positiva. Siempre me levanto de buen humor, así que creo que lo acompañé bastante bien.
-Cuando llegaron a Portugal, ¿fue difícil? ¿Te hiciste amigas?
-No, no me costó. Sí, me pude hacer algunas amigas aunque me hice más en Inglaterra. En Portugal estuvimos ocho meses. Y ahí le sale el Mundial.
-Contame ese llamado...
-Fue terrible. Me acuerdo que estábamos solos, siempre había gente y esa vez justo no había nadie y yo lo veía a Enzo que se re preparaba. Esas expectativas de querer estar. Me acuerdo que esos meses previos a que salga la lista comía súper bien, no comía dulces, entrenaba doble turno. Se re preparó.
-¿Lo hablaban mucho?
- Sí, lo hablábamos. Yo sabía que él quería estar y era un sueño, pero lo veíamos como algo inalcanzable en ese momento . Pero bueno, se pudo. Y ese día, el del llamado, justo le estaba ordenando la ropa a la nena en el cuarto y abre Enzo la puerta llorando. Yo nunca lo había visto llorar así y pensé que me iba a decir algo trágico, que se murió alguien, no sé. Y ahí me dice: “Me llamaron”. Y le digo: “¿de dónde te llamaron?”. Ahí me dijo que lo habían llamado para estar en el Mundial. Fue una alegría terrible.
-Ahí cambia la vida de ustedes para siempre...
-Sí, yo creo que sí. Bueno, yo siento que hay un antes Mundial y un post Mundial porque te cambia en todo, en lo social también. Él cuando viene acá a la Argentina, no puede llevar a los nenes a una plaza. No es que no lo puede hacer, lo puede hacer, pero no podés hamacar a la nena porque vas a tener 30 personas como mínimo. Se van avisando.
Rumbo a Qatar
-¿Cómo fue para vos armar todo lo que significa un Mundial con tu hija, la familia, alquilarse una casa y acompañar al jugador?
-Me acuerdo que yo al no saber si Enzo estaba o no fui una de las últimas porque fue una semana antes de que viajen todos. Todas las demás mujeres ya tenían el hotel, los vuelos... Cuando pasa y yo empiezo a averiguar, no había vuelos. Yo viajaba sola con Olivia y tuve que ir a Londres, hice una escala de ocho horas con ella porque era lo único que había, y después de ahí a Qatar. Él ya estaba allá.
-¿Y vos conocías a la mujer de algún jugador?
-Estaba Dani, la mujer de Armani, que la conocía de River. Después no me acuerdo que otras más conocía, pero a la mayoría no. Yo me lancé, fui así (risas). Traté de buscar lo que yo podía y listo. Llegamos y también llegaron los padres de Enzo, mi papá y el mejor amigo de Enzo. Fuimos todos al mismo lugar. Tenían días de familia y los podíamos ver dos o tres horas.
-¿Cómo lo sentiste a Enzo en ese momento?
-Creo que en ese momento no caía dónde estaba. Igual lo disfrutó.
-¿Y vos?
-Yo lo disfruté de este lado, pero a mí me da muchos nervios cuando hay penales o cuando son definiciones que sí o sí tienen que ganar, así que ahí trato de no verlos. Me voy de la cancha. Me encerraba con Olivia en el baño (risas).
-Y la gente empieza a reconocerte también en la hinchada...
-Sí, después del Mundial empecé a recibir muchos mensajes de cariño de la gente; mucho amor.
-Bueno, se gana la Copa... Contame las horas previas a ese gran día. ¿Pudiste hablar por teléfono? ¿Se mandaron mensaje?
-Creo que sí. Tendría que buscarlo porque no me acuerdo bien, pero sí, seguro hablamos. Siempre lo apoyaba a él. Él también siempre muy positivo. Es como que igualmente en todo el equipo, todo Argentina había una vibra buena de que se iba a ganar.
-Llega el momento, se gana la Copa y están las fotos divinas en familia disfrutando en el campo. Cuando lo viste y te abrazaste con él, ¿te acordás qué se dijeron?
-Sí, tengo un video y él no lo podía creer. Lloraba un montón . Justo el otro día (el 18 de diciembre) le mandé un mensaje y hablábamos de eso.
-El 18 se cumplieron dos años de haber ganado la Copa del Mundo y le mandaste un mensaje, a pesar de estar separados...
-Sí, a ver... hoy tenemos un camino diferente o estamos separados, pero compartimos un montón de tiempo juntos y lo vamos a seguir compartiendo. Así que le mandé un mensaje y él me puso gracias por haber estado también.
-¿Qué le pusiste en ese mensaje?
-Le puse que me encantó haberlo acompañado con Oli y que él cumpla su sueño y yo haber estado presente ahí (llora).
-¿Qué te emociona?
-Me emociona porque es algo que él siempre quiso -o cualquier jugador quiere- y que lo haya podido cumplir y haber estado en ese momento, acompañándolo. Que él me haga sentir parte también. Lo valoro mucho. Benja no estaba en ese momento, pero para Olivia va a ser un recuerdo para toda su vida. El haber estado ahí, la foto. Cuando sea grande lo va a ver. Por eso, me gusta que sigan compartiendo. El otro día los pude llevar a la cancha para verlo a su papá. Esos recuerdos no se los olvidan nunca ellos.
-Cuando ves esa foto en la cancha y están los tres y la Copa, me imagino que se viene a la mente el barrio San Martín, Mar del Tuyú...
-Sí, es que hay veces que no caés porque tenés todo. Pero bueno, es como yo también le decía: “Una vez que volvemos para mí no sos campeón del Mundo, para mí sos Enzo”. No lo veía como lo ven las demás personas.
-Ese día en que se convierte en campeón del mundo, ¿Cómo fue volver a casa?
-Una alegría terrible. Me acuerdo que viajamos en un avión directo de Qatar a la Argentina. Freno una vez para cargar nafta, pero eran 22 horas seguidas. Estábamos todas las familias, las mujeres, los hijos. Fue una emoción terrible.
-¿Cómo seguiste el día después con el famoso colectivo?
-Increíble. Era una locura. Me acuerdo que llegó Enzo todo insolado. Ellos estaban chochos (risas).
-¿Y después cómo sigue la vida de un campeón?
-Después ya se aplaca más todo y volvés a bajar más a tierra. Nos fuimos para Inglaterra a fines de enero.
-Más allá de que la vida de un jugador parece color de rosa, hay un montón de sacrificios que no se ven...
-Sí, eso es verdad. Hay un montón de cosas que no se ven. Es como que tiene sus pros y sus contras. Por un lado, tenés todo más al alcance. Lo económico te soluciona las cosas pero, por ejemplo, al momento del parto podés estar en el mejor hospital pero estás sola. A mí me pasó, por suerte, que hice viajar a parte de mi familia para estar acompañada porque cuando nació Benja, Enzo se tuvo que ir.
-¿Dónde nació Benja?
-En Inglaterra. Es mi niño inglés (risas).
-Cuando nació Olivia, Enzo no era el mismo que cuando nació Benja...
-No. Cuando nació Olivia la tuve acá en una clínica que yo tenía por la obra social del trabajo. Era una clínica que compartía cuarto con otras mamás, normal. Mi familia me ayudaba a comprar los pañales, le comprábamos ropa usada; fue una cosa diferente. Ella tiene cuatro y Benja uno y en el medio pasaron un montón de cosas. En el nacimiento de Benja, Enzo ya estaba en el Chelsea, tenía otra posición económica también. Estábamos un poco más adultos nosotros también. Ya no teníamos 19 y estábamos más armados como familia.
-Cuando nació Oli él estaba y te acompañó. ¿Qué pasó con Benja?
-A mí lo que me pasó con Benja es que tenía más líquido amniótico de lo normal, así que fue un parto natural, pero programado. Nació a las 38 semanas porque no tenía que dejar pasar tanto. Enzo me acompañó esa noche porque a mí me internaron a las 10 de la noche, supuestamente tendría que haber nacido esa madrugada, pero nació a la tarde. Después se fue a entrenar. Hay una foto que le sacaron del Chelsea que estaba muerto. No durmió por 24 horas.
La charla que desencadenó el fin
-Hace algunos meses fuiste noticia porque te separaste. ¿Qué fue lo que pasó?
-Particularmente no pasó nada. Yo creo que fue un conjunto de cosas de parte de él. Él tomó la decisión y yo se la respeté. Tenemos dos hijos en común. Hasta el día de hoy tratamos de tener una buena relación, tratamos de compartir, de que los nenes puedan seguir viviendo juntos. Si vos me preguntás qué pasó, no tengo nada para decirte en particular. Solamente creo que él hoy decide enfocarse cien por cien en su carrera, en rendir, en buscarse. Él capaz no se encontraba en su mejor momento como jugador y trató de buscarlo. Hoy por suerte le está yendo bien. Por eso también estoy contenta.
-Pero cuando él vino y te dijo que necesitaba un espacio, ¿a vos te sorprendió o te diste cuenta antes que la relación no iba?
-A mí me sorprendió, pero es lo que él quiere. No me voy a atar, no me voy a quedar. Es su decisión. Y sí, fue de un día para el otro. Yo lo había ido a buscar al aeropuerto porque terminaba de jugar un partido y ahí tuvimos una charla; hablamos en ese momento.
-En el momento en que él te habla y te dice: “tomé esta decisión”, ¿Cuánto tiempo más vivieron juntos?
-Diez días. Re bien, todo normal. Hasta tengo fotos juntos.
-¿Dormían juntos?
-Sí.
-¿Hicieron el amor?
-Sí, algunos días, de despedida (risas).
-Contaste que él necesitaba vivir otras cosas porque eran como muy chicos...
-Sí, es que todo lo que te conté pasó en un lapso de dos, tres años. Fue mucho para él y para mí también. Lo que pasa es que yo creo que lo fui canalizando de otra manera. Yo estaba acompañada. Algo que agradezco siempre es haberme ido a vivir allá con mi hija porque es mucho más difícil cuando te vas sola. Cuando las mujeres se van solas es peor. Yo la llevaba al colegio, iba a los juegos con ella, entonces era como que no estaba sola.
-Te viniste a los diez días. ¿Cómo le contaste a tus viejos?
-Mi papá justo estaba allá porque vino por el cumpleaños de Benjamín. Y eso pasó en el medio, pero yo ya tenía todo. Era el primer año. Cuando Enzo me lo dijo, mi papá se había ido a España porque tiene familia y cuando volvió se lo dije. Le dije que escuche y que no opine. Imagínate que mi papá y Enzo siguieron compartiendo después y hasta hoy se hablan.
-En diez días armaste todo: la mudanza, dónde vivir, las valijas, traer a los chicos...
-Sí, en diez días armé todo. Armé 50 cajas.
-¿Llorabas en el medio?
-Nooo, estaba escuchando música (risas). Creo que no lloré porque no fue algo mío, fue una decisión del otro y ahí no puedo hacer más nada . Es como que hay una barrera y es hasta acá. Si fuera otra persona el día de mañana lo haría igual.
-¿Seguís enamorada de él?
-Creo que hay un montón de cosas... no sé cómo explicarlo. Desde el planteo, se quebró algo, pero lo quiero y voy a estar siempre. Y él lo sabe (se emociona). Lloro más por mis hijos, verlos tan chiquitos y que hay un montón de cosas que él como papá lamentablemente se las va a perder, pero no porque él lo quiera sino que la distancia te lo impide.
-¿Sentís que él capaz no pudo manejar todo esto y sigue enamorado de vos?
-No, eso no lo sé. Sinceramente después de que me fui no hablamos más de nosotros como pareja. Solamente hablamos por los nenes y el día a día. Me pregunta cómo estoy y si necesito algo, pero de la relación no hablamos más.
Comenzar de nuevo
-Cuando volviste, ¿fueron difíciles los primeros días?
-No, porque vino mi prima y estuvo conmigo los primeros días. Hasta hace poco estaba viviendo en lo de mi abuela. Estaban mis hermanos, mis primos, mis amigas. Mis amigas ahora se instalaron en mi casa básicamente (risas) y estoy con mi hermano también. Estoy bien porque es como que volví a reencontrarme conmigo misma . Eso es lo que más me gustó de todo esto. Viste que siempre sacás algo positivo.
-¿Tenés ganas de volver a estudiar Derecho?
-Sí, en algún momento volvería, pero ahora son muy chicos los nenes y a mí me gusta estar.
-¿Le seguís los partidos a él?
-No, ahora no lo sigo tanto. Aparte los horarios son medio raros; son a la mañana de acá así que no lo sigo tanto, pero siempre le dice a Oli que le va a dedicar goles.
-¿Y cómo vive Oli la distancia de su papá?
-Y a ella se le hace duro (llora). Creo que es uno de los temas que a mí capaz más me duele. No la separación porque yo como mujer estoy bien, pero a mí me pasó que mis papás se separaron también cuando yo era chica y es como que me vuelve todo eso. Yo la veo a Oli y me veo directamente a mí. Hacemos videollamada, pero no es lo mismo. No deja de ser una pantalla y el cariño o un abrazo no lo podés tener. La parte que más duele son mis hijos y yo se lo digo a él también. Yo sé que las familias se separan continuamente, pero en nuestro caso no puede pasar a buscarlos los fines de semana.
-¿Es verdad que van a pasar Año Nuevo juntos?
-Él me pidió que vaya en Navidad, pero yo le dije que prefería pasarla acá por el hecho de que los chicos tienen más primos y se hace más lindo el momento de abrir regalos y demás. Pero el 31 viajamos para allá y lo pasamos juntos. No voy a ir con una sidra al Big Ben sola (risas). Lo charlamos y él no tiene ningún problema y yo tampoco. En eso sé separar las cosas. Vamos a hacer lo posible para que ellos estén felices.
-Me imagino que para Oli con cuatro años debe ser una emoción...
-Sí, ella quiere armar la valija hoy. Lo llama a Enzo y le dice: “¿cuántos días faltan?”. Está re contenta.
-¿Te quedás unos días con los chicos o los chicos se van a quedar ahí?
-Yo me quedo unos días porque tengo que terminar de hacer unas cosas allá que me quedaron y después me vuelvo para acá, y ellos se quedan con él.
-¿Y ahí cómo va a ser porque es la primera vez que vas a estar separada de tus chicos?
-Es la primera vez. Todos me dicen que no voy a aguantar. Voy a ver. Son 20 días. Voy a ver cómo van reaccionando también. Si veo que están llorando, más que nada el bebé, voy a ir. Tampoco voy a ser tan cruel. Allá está la niñera de ellos que los conoce desde que son chiquitos así que por eso también me quedo tranquila. Porque él tiene que entrenar así que sí o sí tiene que haber alguien.
-Se viene un documental de las mujeres y los familiares que estuvieron en la Copa del Mundo. ¿Vos grabaste tu testimonio? ¿Va a estar?
-Yo no tengo problema. Lo hablamos con Enzo y no tengo problema. Empecé a grabar en mayo y parte de la Copa América. Grabé parte en Londres, parte en la Copa América y otra parte acá en la Argentina. Más que nada es contar el día a día nuestro. Aparecen también los papás de Enzo.
Rumores de romance
-En esta separación, aparecieron terceros en discordia como, por ejemplo, Nicki Nicole. ¿Le preguntaste a Enzo por ella?
-Sí, le pregunté. Obvio que yo en eso no me meto y respetaría la mujer que tenga él de acá en adelante porque es su vida, pero le pregunté para saber porque creo que como madre de los hijos tengo que saber y él me dijo que no. Oli escucha las canciones de Nicki Nicole, yo estaba chocha (risas). Tampoco está bueno que la salgan a matar a ella, pobre. Yo no la conozco, pero creo que ellos se vieron alguna vez. No solos, en grupo.
-¿Él te dice que está solo o vos ni preguntás?
-No, ni le preguntó y él tampoco a mí. En eso no nos metemos. Sí hablamos que el día de mañana si alguno de los dos empieza una nueva relación lo decimos por una cuestión de respeto hacia el otro y porque compartimos dos hijos en común.
-¿Estás viviendo en el mismo edificio de Wanda Nara?
-Sí, no la conozco pero seguramente me la voy a cruzar en algún momento. Creo que es una mujer con una gran personalidad.
-¿Te quedaron amigas del fútbol?
-Sí, me han quedado. Son todas más perfil bajo.
-¿Estabas en el chat de las mujeres de los jugadores?
-Sí, hay un chat pero que se habla solamente cuando es una Copa, un Mundial y más que nada para temas de organización. Son bastante tranquilas todas. Y yo también, soy muy tranquila.