La verdadera película que sentenció el estrellato de Julia Roberts no fue ‘Pretty Woman'
Fue un thriller de 1991 que, a pesar de las malas críticas, definió su posición como estrella de la taquilla
Por muchos éxitos que acumule Julia Roberts a lo largo de su extensa filmografía, Pretty Woman ocupa un lugar destacado. No solo la colocó en el mapa hollywoodense, sino que consiguió conquistar al público en un viaje sin retorno. Porque después del éxito de este clásico de 1990, su vida y carrera cambiaron para siempre, pasando de ser una recién llegada de 22 años a la meca del cine, a una actriz que comandaba la taquilla internacional. Sin embargo, por mucho que el clásico con Richard Gere nos ayudara a descubrirla y dejara una huella imborrable en la memoria del mundo, en realidad, existe otra película que fue la verdadera responsable de sentenciar que era una estrella de cine.
Probablemente la primera película que relacionemos instantáneamente con esa afirmación sea Erin Brockovich (2000). Después de todo, fue la historia que le valió su único Oscar y con la que superó un récord histórico, siendo la primera actriz que cobraba $20 millones por una película (luego se superó a sí misma con los $25 millones percibidos por La sonrisa de Mona Lisa). Pero no. Les hablo de otra producción que llegó a los cines un año después de Pretty Woman, en 1991: Durmiendo con el enemigo.
'Pero, ¿cómo? ¿Acaso no fue destruida por la crítica?', se estarán preguntando algunos. Sí, aquel thriller sobre una mujer que fingía su propia muerte para huir de la violencia doméstica perpetrada por su marido (interpretado por Patrick Bergin) recibió críticas negativas desde todos los frentes, sobre todo por los clichés que inundaban la historia y los agujeros de guion que ponían la validez de la trama en duda.
Confieso que hace poco volví a verla (está disponible en Star+) y a pesar de contar con un primer acto asombroso, que engancha y atrapa con la huida de aquella mujer desesperada, es cierto que sigue teniendo sus fallos. Pero también alberga un elemento que la hace infalible: la creíble vulnerabilidad y fortaleza que transmite Julia Roberts cuando apenas tenía 23 años y un puñado de películas en su currículo. Y es que Julia transmitía el pavor y la tensión de una víctima a expensas de los brotes de cólera de un marido controlador, celoso e imprevisible, pero también contagiaba la ilusión de una mujer que simplemente quería seguir adelante.
Sin embargo, a pesar de las malas críticas (todavía mantiene un desaprobado del 22% en RottenTomatoes), Durmiendo con el enemigo sirvió como herramienta definitiva para catapultarla al estrellato. Porque Pretty Woman había sido un éxito, coronándose como la cuarta película más taquillera de todos los tiempos con una recaudación de $463 millones en 1990, pero eso no le aseguraba el éxito continuado. Tampoco la nominación al Oscar como Mejor Actriz que consiguió con el papel de Vivien podían firmar a ciencia cierta la estabilidad eterna. Después de todo, son muchas las historias que circulan en Hollywood de actores que vieron cómo pasaban de ser famosos gracias a una película o una nominación al Oscar para ver cómo el pedestal desaparecía sin aviso.
En líneas generales, le pasó a Jake Lloyd, (Star Wars), Taylor Lautner (Crepúsculo), Jennifer Gray (Dirty Dancing), Barkhad Abdi (Capitán Phillips), Catalina Sandino Moreno (María, llena eres de gracia), y muchos más. Pero este thriller de 1991 logró sentenciar que lo de Julia Roberts no era casualidad, ni que su éxito era algo fugaz. Sino que estábamos ante una estrella de cine de los pies a la cabeza.
Nacida el 28 de octubre de 1967 (es decir, al momento de escribir este artículo está a pocas horas de cumplir los 57 años), la carrera de Julia Roberts comenzó en 1987 a través de personajes pequeños pero avanzando a pasos agigantados enseguida. La verdad es que venía viviendo una buena racha desde que Magnolias de acero (1989) le valiera su primera nominación al Oscar como Mejor Actriz de Reparto. Un papel que consiguió por gracia del destino después de que Meg Ryan abandonara el proyecto. Luego llegó Pretty Woman y un personaje que también obtuvo después de que una decena de actrices destacadas rechazaran la idea, como Karen Allen, Molly Ringwald, Michelle Pfeiffer, Daryl Hannah, Diane Lane y muchas más. Y entonces llegó Durmiendo con el enemigo con un papel que obtuvo después de que Kim Basinger dejara el proyecto para rodar Esa rubia debilidad con Disney (Los Angeles Times).
Durmiendo con el enemigo era oportunidad de demostrar el peso de su éxito recién descubierto. Es decir, contaba con dos nominaciones al Oscar y había ganado el Globo de Oro en dos ocasiones, pero todavía no había demostrado que podía atraer a las masas a las salas de cine como única estrella protagonista. Y este thriller le permitió ponerse a prueba sin compañeros destacados como Richard Gere, Shirley MacLaine o Kiefer Sutherland compartiendo póster promocional.
El primer indicio de que Hollywood confiaba en su estatus incipiente es que Durmiendo con el enemigo supuso su primer salario millonario. Pasó de cobrar $300.000 por Pretty Woman, a $550.000 por Línea mortal a $1 millón por el thriller. (Fuente: Parade). Es decir, Durmiendo con el enemigo podía responder si Julia Roberts era una estrella de taquilla. Y lo hizo con creces.
Porque el público no hizo caso a las malas críticas y fue corriendo a verla dando como resultado una recaudación internacional de $175 millones (cuando solo había contado con un presupuesto de $19 millones. Fuente: The Numbers). No solo fue extremadamente rentable, sino que logró superar el récord que mantenía Aliens como la película protagonizada por una mujer con mayor recaudación en su primer fin de semana en Estados Unidos.
No había dudas. El público quería ver a Julia Roberts en pantalla. “Fue 'Durmiendo con el enemigo' la que confirmó a Julia como una estrella de taquilla”, dijo Mike Simpson a Los Angeles Times en 1991, el codirector de la división cinematográfica de la agencia William Morris. “Demostró que podía estrenar una película que no es muy buena y que la película puede triunfar”.
“'Durmiendo' fue para Julia lo que 'Cocktail' fue para Tom Cruise”, sentenciaba el ejecutivo.
Y si acaso quedaba alguna duda, después de Durmiendo con el enemigo y demostrar que su nombre era un imán para las masas, que ya era una estrella de cine que podía comandar sus propias películas sin que la crítica influyera en lo más mínimo, se tomó un tiempo para poner las cosas en perspectiva.
Quiso prestar atención a lo que otras actrices estaban habiendo y sintió la necesidad de cambiar el tipo de personajes que estaba interpretando, según contó a Variety en 2019. Volvió con producciones dispares pero que le ayudaron a explorar su potencial, como El informe Pelícano (1993) junto a Denzel Washington y El secreto de Mary Reilly (1996), para entonces llegar a lo más alto a partir de La boda de mi mejor amigo (1997), Un lugar llamado Notting Hill (1999), Novia fugitiva (1999) o Erin Brockovich (2000). Y lo demás es historia.
Este artículo fue escrito en exclusiva para Yahoo en Español por Cine54.
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