Una escena de Julia Roberts en ‘Pretty Woman’ demuestra que no fue un rodaje perfecto
Por Teresa Aranguez.- Pretty woman siempre seguirá dándonos de qué hablar. Es la consecuencia de haberse convertido en un clásico eterno. La película de Garry Marshall resucitó a los príncipes azules gracias a esta historia de amor protagonizada por Julia Roberts y Richard Gere con tantas escenas memorables que es difícil quedarse con una. Sin embargo, si su protagonista tuviera que rescatar una sola, y no precisamente por el romanticismo, sería la de su inmersión en la bañera mientras escuchaba Kiss, el clásico de Prince. La secuencia todavía transmite la química explosiva que emanaban sus protagonistas, sin embargo, fue un auténtico desastre detrás de cámaras.
Los 90 estuvieron marcados por muchas películas que a día de hoy seguimos viendo con el mismo entusiasmo que en la fecha de estreno. Ghost, Titanic, Entrevista con un vampiro y, por supuesto, Pretty Woman. Uno de esos proyectos donde los dioses conjuraron para que todo saliera a pedir de boca porque, si te pones a analizarla, resulta llamativo que consiguieran convertir la historia de una joven prostituta que encuentra a su galán en pleno Hollywood Boulevard en uno de los cuentos de hadas más populares del siglo XX, evitando las críticas o los prejuicios ante la visión edulcorada que aportaban de la vida de Vivian.
Julia Roberts y Richard Gere tuvieron mucho que ver en el éxito. La química entre ambos hacía que saltaran las chispas en cada uno de sus encuentros. La risa de la novia de América junto a las irresistibles canas y cara traviesa de su compañero formaban el equipo perfecto para encandilar al público casi de inmediato. Y el resultado quedó demostrado en los $463 millones recaudados (sobre un presupuesto de $14 millones) que la coronó como la cuarta película más taquillera de la historia en 1990.
Pero como suele ocurrir en la vida, nada es perfecto, ni siquiera Pretty Woman. El rodaje, como todos, tuvo sus momentos tensos y no muy románticos que digamos. Como un terremoto que les impidió rodar la famosa escena de la ópera en el apoteósico teatro de San Francisco o lo que sucedió en la mítica escena de la bañera.
Los personajes se encontraban hospedados en el lujoso hotel Regent Beverly, y en dicha secuencia (que en realidad se rodó en un set construido para la ocasión), Edward descubría a Vivian cantando el famoso tema de Prince sumergida en un baño de espuma, cuando le ofrecía 3.000 dólares para pasar la semana juntos. Era una proposición comercial pero destilaba toda la simpatía que ambos actores emanaban cuando aparecían en escena. Sin embargo, como apuntaba al principio, la realidad no tuvo nada de encantadora.
Porque mientras Julia Roberts se dejaba la piel cantando a ritmo de Prince y sumergiéndose en el agua una y otra vez, su pelo cada vez se veía cada vez más descolorido y el agua cada vez más roja. En su intento de generar una ilusión tan ideal en la bañera, la actriz terminó con el cabello totalmente desteñido. El asunto suena divertido pero supuso un gran disgusto en su momento. El rodaje iba a contrarreloj y había que seguir grabando. Pero este contratiempo suponía hacer un parón para tratar la larga y delicada cabellera de Roberts que tuvo que ser de inmediato atendida por el equipo de peluquería.
Con motivo de la reunión del equipo de la película por su 25 aniversario en 2015, la actriz y sus compañeros recordaron el acontecimiento entre risas. “Recuerdo estar en la bañera con mi cabellera teñida de rojo, tenían un detergente muy fuerte para crear las burbujas. Yo me metía y salía del agua una y otra vez”, rememoró la oscarizada al programa TODAY de la NBC, vía The Hollywood Reporter.
"Al final el líquido había quitado toda mi tintura. Cuando me disponía a irme a casa, Carol, la persona que hizo mi pelo, me miró y me preguntó: “¿por qué tienes el pelo rubio?” Tuvimos una emergencia con el color de pelo a las 10 de la noche por culpa de la bañera”, describió.
Y es que, por si no lo sabian, el color de cabello natural de Julia Roberts no es el pelirrojo. Por más que lleve décadas siendo su marca de identidad superficial junto a su famosa sonrisa, en realidad es "naturalmente rubio, un rubio oscuro". Así lo confesó ella misma en 1989 durante una visita a Late Night with David Letterman.
Ahora todo suena muy divertido, pero por aquel entonces y con las prisas de tener todas las escenas a tiempo para producción, aquello fue una auténtica tragedia que pudo retrasar el rodaje. El incidente del cabello se solucionó esa misma noche con una sesión de peluquería de urgencia que le devolvió a su protagonista su melena rojiza horas después. Detalles de los que como espectadores no nos dimos ni cuenta. Y de eso tienen mucha culpa, además del equipo de producción, sus dos protagonistas principales.
Los dos dejaron ver la conexión tan especial que surgió desde el minuto que se conocieron en el apartamento del actor. Fue tan buena la impresión que le dio su compañera que prácticamente se olvidó de la presencia del director Gary Marshall. “No recuerdo a Garry, solo recuerdo a la chica”, bromeó el actor en la misma entrevista. “Nos gustamos inmediatamente”, añadió.
La chispa fue instantánea. El director la reconoció enseguida. “Salí y vi a los dos al final del pasillo mirándose y ahí mismo me dije ‘¡vaya química y apenas se conocen!’”, explicó en dicho homenaje.
Sin embargo, Richard Gere no estaba seguro de aceptar el papel. Era su época dorada y los guiones se amontonaban en su mesa. Pero un gesto de la joven Julia lo convenció de inmediato. El actor se encontraba al teléfono con Marshall, quien le estaba preguntado justamente cuál era su decisión. ¿Se quedaba con el proyecto o no? “Julia estaba al otro lado de la mesa, escribió algo en un papelito y me lo enseñó: ‘Por favor di que sí’. Me pareció tan dulce que le dije al director ‘acabo de decir que sí’”.
Y el resultado quedó captado para siempre en una película que 33 años más tarde sigue disfrutando del reconocimiento de clásico romántico. Después de todo, fue uno de esos fenómenos que no se repiten a menudo.
Si tuviera que elegir mi escena favorita de este clásico noventero, sin duda, me quedaría con el final, tan previsible como romántico. Mejor no reproducirla para no hacer spoiler. Muy a lo Disney, te invita a creer que los finales felices sí existen y los sueños, ya sea en Hollywood o en la Conchinchina pueden cumplirse, incluso en la peor de las circunstancias.
Este artículo fue escrito en exclusiva para Yahoo en Español por Cine54.
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