Victoria Vannucci y Matías Garfunkel: de safaris en África y orgías en Europa a un divorcio sin bienes que dividir, cárcel y una casa rodante

Victoria Vannucci junto a Matías Garfunkel, en una de las etapas polémicas de la pareja, previo a decidir irse de la Argentina
Victoria Vannucci junto a Matías Garfunkel, en una de las etapas polémicas de la pareja, previo a decidir irse de la Argentina

“Estábamos separados hace años, pero el día que se pronunció la palabra divorcio, se sacó”, contó en diciembre Victoria Vannucci sobre el momento que marcó un antes y un después entre ella y quien fuera su marido y padre de sus hijos Indiana y Napoleón, Matías Garfunkel. El amor ya se había disuelto entre ellos, pero lo que la modelo no imaginó fue que el pedido de ruptura formal sería el puntapié inicial de una guerra mucho menos millonaria de lo que se cree, en la que ella hasta estuvo presa y alejada de sus hijos.

Según pudo saber LA NACIÓN, el divorcio ya está tramitado y el proceso se realizó en los Estados Unidos, donde la familia residía desde hace casi ocho años. Según allegados a los protagonistas, no hubo división de bienes ya que “no había bienes que dividir”: el empresario no tendría inmuebles a su nombre y la ex Electrostar habría vendido el restaurante vegano que tenía en Los Ángeles. En ese sentido, conocidos de la pareja afirmaron a este medio que “Victoria se puso la familia al hombro” y la definieron como “una luchadora y madraza” a la vez que agregaron que muchas veces las cosas adentro son muy diferentes a lo que se ve de afuera.

Sin bienes en disputa, el punto álgido de las negociaciones para terminar con los trámites de divorcio fue sin duda el relacionado con la tenencia de sus hijos , Indiana, que casualmente este martes cumplió once años, y Napoléon, de nueve. La custodia de los menores de edad quedó para Vannucci, quien el año pasado tras una denuncia realizada por el empresario estuvo impedida de verlos durante aproximadamente una semana hasta que la jueza falló a su favor.

En las últimas horas, en diálogo con ¡A la tarde!, Vannucci aseguró que su ex no tenía ni un centavo y que es ella quien hoy, a pesar de estar distanciados, lo mantiene. “Todas las familias pueden tener problemas, pero a mí me educaron en que si hay una persona en el piso, yo no le sigo pegando”, explicó luego de que se dijera que él dormía en una casa rodante en el fondo de donde ella reside en el estado de Utah, ubicado a mil kilómetros de Los Ángeles. Además, agregó que él tiene bipolaridad. Según trascendidos, la apremiante situación de Garfunkel se debería a que lo dejaron afuera de la sucesión familiar.

De un encuentro casual a lujos, ostentaciones y orgías

“Nos conocimos en Nueva York y nos encontramos por ahí, me dijo que no me conocía, nos chocamos y bueno... tuvimos un flash”, contó Vannucci en el living de Susana Giménez sobre el inicio de la relación en 2010 cuando ella estaba saliendo de su conflictiva ruptura con el exfutbolista Cristian Fabbiani. Sin embargo, hubo quienes le bajaron el glamour a la anécdota afirmando que en realidad los habían presentado amigos en común en la Argentina.

En la Gran Manzana o no, el “flash” verdaderamente existió y un año y medio después, el 31 de marzo de 2012, la pareja se unió en una ceremonia religiosa para la cual ella tuvo que convertirse al judaísmo y adoptó el nombre Myriam. Mario Pergolini, Gastón Pauls, Agustina Cherri y Gustavo Yankelevich fueron algunos de los más de 100 testigos de la celebración. Dos años después volvieron a sellar su amor, pero esta vez de manera legal y pasaron por el registro Civil de la calle Uruguay. “Todo pasa y todo llega. La vida te da segundas oportunidades. Es cuestión de saberlas aprovechar”, escribía por ese entonces él en sus redes sociales y ella respondía con un breve, pero contundente “te amo”.

Matías Garfunkel, Victoria Vannucci y las fotos que encendieron la polémica
Matías Garfunkel, Victoria Vannucci y las fotos que encendieron la polémica

Juntos ostentaban viajes y excentricidades , desde una chimenea de mármol a cuadros de Pablo Piccaso y Antonio Berni en su living que mostraban en las revistas. “Llevo una vida bastante privilegiada. Tengo mucamas y dos niñeras que se van turnando, una por semana”, contaba en ese entonces la extenista y se mostraba orgullosa de su guardarropa con más de 300 pares de zapatos. En ese mundo, también participaban de orgías en Europa en las que asistían figuras de renombre mundial, según contó hace unas semanas: “Se hacían una vez por año y eran en castillos. No era algo así nomás, no. Era algo importante. Una vez fuimos a uno en Holanda. No sabés lo que era. Hay lockers para cambiarse, hay pisos especiales, y es libre la participación. El que quiere con la que quiere, o los que quieren con los que quieren”.

En medio del lujo, tuvieron que superar momentos difíciles, como cuando en 2013 el empresario tuvo un accidente automovilístico a 120 kilómetros de Bariloche, se fracturó la columna y estuvo cuatro días en coma. En 2016 hubo un quiebre en la familia luego de que se filtraran imágenes de ellos cazando en un safari por África. La repercusión de las mismas, más el cierre del grupo Veintitrés los pusieron en el ojo de la tormenta y decidieron dejar el país para instalarse y empezar de nuevo en los Estados Unidos.

Barajar y empezar de nuevo

“Casa nueva, vida nueva”, reza un conocido dicho, pero sin darse cuenta, Vannucci llevó sus problemas en su valija y apenas unos meses después de arribar al país de Norte, la ex del Ogro Fabbiani entró en un estado de depresión. “Me miraba al espejo y no era la mujer que quería. Estuve cuatro años analizando absolutamente todo. Y me costaba porque en ese momento tenía ataques de pánico y me costaba salir de la casa. De verdad no podía. Lo cuento, pero es feo, ¿no?”, dijo en El diario de Mariana hace un tiempo al recordar aquella época difícil y agregó: “Durante esos cuatro años sí temí por mi vida . Ya no tenía más ganas... Ganas de nada. Lo único que me mantenía respirando eran mis hijos. Ellos me rescataron”.

Aquel sueño americano duró poco y en 2019 se separaron, ella se refugió en la religión, creó su propia huerta que le funcionó como un cable a tierra y abrió “Pachamama”, su restaurante de comida vegetariana. La calma al fin parecía haber llegado: separada de su pareja, pero con un trabajo que le gustaba, sus hijos cerca y el ruido mediático lejos. ¿Qué faltaba para cerrar la etapa? Firmar los papeles de divorcio. Sin embargo, según ella misma contó en más de una ocasión, cuando le pidió a su ex avanzar con los trámites para ponerle punto final a la historia, un nuevo capítulo se abrió.

“La relación entre nosotros era cordial, pero no sé... ¡se sacó!”, recordó en diciembre pasado en televisión y detalló: “Me puso en una esquina… Me zamarreaba. Entonces, lo empujé para poder irme al baño para calmar la situación un minuto. Escuché desde el baño que llamó a la policía y no entendí. Terminé en una cárcel. Denunció que había sido agresiva con él”.

Vannucci aclaró que no hubo violencia física, pero que ella tuvo miedo al ver la reacción de Garfunkel. Pasado el entredicho él le habría prometido que eliminaría la denuncia que hizo contra ella, pero no fue así y una mañana mientras desayunaba con sus hijos, la policía la detuvo por no haberse presentado de declarar.

“En mi vida me imaginé estar en dónde estuve. Me presenté en lo del juez a las 12 del mediodía, a las 14 terminé en el check in de la persona que puede llegar a estar en prisión. Me tuvieron adentro de una celda del tamaño de un baño con cinco mujeres con situaciones tremendas cada una de ellas y yo llorando desconsoladamente. De repente vino una persona a decirme que tenía que pasar la noche ahí y que no tenía fianza, y no podía tener contacto con mis hijos”, relató en Intrusos.

En diciembre del año pasado y tras salir de la cárcel, estuvo ocho días sin poder ver a sus hijos a su vez que él amenazó con llevarse fuera de los Estados Unidos a Napoleón para instalarse en Israel. La Justicia falló a favor de Vannucci desestimando la denuncia que el empresario le había realizado y se reencontró con los menores. “Nunca me imaginé un desenlace así, nunca pensé que iba a tener las experiencias que tuve, de estar sin mis hijos, sin poder contactarme. Lo único que quiero es estar con ellos, pero es verdad que sin la fuerza de la Argentina yo no hubiese logrado lo que logré tan rápido”, dijo en su cuenta de Instagram agradecida luego del esperado momento.

Ya separados y sin vuelta atrás en la relación, Vannucci intenta continuar su vida, tiene la tenencia de sus hijos mientras que, tras haber vendido su restaurante ayuda a su exmarido y le pasa una cuota de mil dólares mensuales para sus gastos . El “flash” que ella describió que hubo entre ellos cuando se vieron por primera vez ya es parte del pasado, así como los tiempos de lujos y ostentación.