Alimentos “saludables” que engordan: cómo desenmascarar la grasa, azúcares y sal escondida
Muchas razones nos motivan a tener una dieta más saludable. No siempre es bajar de peso, sino simplemente sentirnos bien, mantener nuestro organismo lo más libre posible de sustancias que puedan ser dañinas a largo plazo, extender la juventud, en fin, nos animamos a cuidarnos desde adentro y tratamos de incluir alimentos ricos en nutrientes.
Es cuando decidimos cambiar algunos hábitos alimenticios, como por ejemplo elegir una ensalada en lugar de una hamburguesa, un taco blando de pollo, en lugar de unas crujientes flautas, o un yogur con cereal para desayunar en lugar de una empanada. A esta lista le sumamos ingerir jugo en lugar de soda de naranja y barras de granola para llenarnos de energía a la hora del snack.
Malas noticias. No todo lo que brilla es oro, ni todo lo que parece ligero en realidad es saludable. Rossana De Jongh Delgado, médico nutriólogo, especialista en nutrición clínica, sobrepeso y obesidad, explica que hay muchos ejemplos de alimentos que parecen ligeros y no lo son. “Muchos de los que dicen en sus etiquetas que son ‘bajos en grasas’, tienen una gran cantidad de espesantes que son carbohidratos. Un chocolate que dice que es bajo en azúcar por lo general tiene más grasa. Otras veces nos engañamos con alimentos que tienen etiquetas que dicen ‘Keto’, es decir, que no tienen carbohidratos, pero esa energía es -muchas veces- sustituida por grasas por lo que suman más calorías en total. Las merengadas, que al no ser alimentos y que masticarlas no nos permiten despertar todos los sentidos, muchas veces no notamos qué contienen”.
El enemigo invisible
En realidad se trata de muchos: el poco tiempo para dedicar a preparar nuestros alimentos nos incita a recurrir a la comida rápida o a la comida lista empacada; no saber leer las etiquetas de los alimentos y creer que todo lo verde, lo integral, lo que contiene pescado o pavo y lo que dice la palabra “light” nos caerá de perlas.
En realidad no es tan complicado identificar qué alimentos no son tan saludables, y antes de proceder a analizarlo todo con frenesí, podemos relajarnos aceptando que está bien ingerir de vez en cuando alimentos que no parecen tan perfectos, pero sí estar atentos a lo que estamos ingiriendo. Por ejemplo, un yogur industrial con frutas no siempre ofrece auténtica fruta, sino una especie de mermelada o la fruta endulzada con azúcar.
En el desayuno solemos elegir cereales o granola y resulta que ambas opciones tienen alto contenido de azúcar, igual que los jugos industriales. Para almuerzos y cenas evitar aquellos alimentos empacados listos para comer que, según explica la experta, están cargados de conservantes, colorantes, saborizantes que nos hacen comer más sin darnos cuenta. “Además, tenemos que vigilar el tamaño de las porciones porque muchas veces los productos que ya vienen listos para comer ofrecen una porción promedio que muchas veces sobrepasa las verdaderas necesidades de una persona”.
Las ensaladas son otra trampa clásica. Sólo fíjate en los aderezos, si son cremosos probablemente están cargados de grasas, también suelen tener demasiada sal y azúcar. Revisa si tienen queso, tocino o si el pollo que la acompaña es frito o rebozado. Esos detalles pueden hacer que una ensalada llena de verdor tenga más calorías que dos trozos de pizza.
Recomendaciones de oro
La nutrióloga comenta que actualmente existen diferentes formas de saber qué alimentos no son tan saludables como parecen. “Tenemos que ser críticos al momento de leer las etiquetas porque muchas veces los alimentos no tienen tantas calorías, pero son alimentos ultra transformados, entonces no solo debemos tener en cuenta el total de calorías, el total de azúcar o el total de grasas, porque en una alimentación balanceada se deberían cubrir aportes en energía, en grasas, en proteínas y en carbohidratos, pero debemos lograr que se cubran de forma equilibrada y no en una sola comida o en un solo plato”.
“También debemos revisar que las listas de ingredientes sean cortas, es decir con la menor cantidad de aditivos posibles. Por último, una de las opciones más interesantes son las aplicaciones que nos permiten clasificar los alimentos según alguna escala. Un ejemplo es Yuka, que nos permite saber más o menos cómo están constituidos los alimentos, su calidad en grasas, azúcares, sal, calorías y aditivos”.
La clave de una nutrición saludable
De Jongh asegura que la idea es tener balance y equilibrio, con lo cual no deberíamos eliminar ningún tipo de alimento de nuestra dieta diaria. “Las restricciones generan frustraciones. Pero hay que estar atentos a que la calidad global de nuestra alimentación sea variada, sea suficiente -porque justamente la causa por la cual la persona busca comer más y más es porque está muy por debajo de las calorías que necesita incluso cuando quiere perder peso-, evitar los alimentos ultra transformados, los muy ricos en azúcar y en grasas porque nos llenan de calorías vacías, es decir sin nutrientes. La moderación es la clave”.
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