Andrea Evans y el horror que trajo la fama cuando estaba en la cima de su carrera

HOLLYWOOD, CA - 23 DE OCTUBRE: La actriz Andrea Evans asiste a la proyección de estreno del elenco de la temporada 3 de
HOLLYWOOD, CA - 23 DE OCTUBRE: La actriz Andrea Evans asiste a la proyección de estreno del elenco de la temporada 3 de "The Bay" de Lany Entertainment en el Teatro Chino TCL el 23 de octubre de 2017 en Hollywood, California. (Foto de Greg Doherty/Getty Images)

Cuando un actor decide probar suerte en Hollywood sabe que existe la posibilidad, por muy mínima que sea, de estar a punto de perder el anonimato e iniciar una vida teñida por el reconocimiento del público y el interés de los fans. Un solo éxito puede conseguir el cambio. Y más ahora con el aluvión de contenidos a través del streaming y la conectividad directa que proporcionan las redes sociales. Sin embargo, lo que para muchos puede parecer un sueño bañado de fama y aplausos, para otros puede convertirse en una pesadilla. Y eso fue lo que vivió Andrea Evans, una actriz estadounidense que había alcanzado el éxito televisivo en los años ’80 cuando decidió abandonarlo todo. Y por culpa del desamparo que sintió ante un acosador psicópata.

Andrea Evans falleció el pasado 9 de julio a los 66 años tras perder su batalla contra el cáncer de mamas. Había regresado a la interpretación una década después de su tormento con ayuda de terapia, paciencia y trabajo personal para enfrentar los miedos provocados por aquella experiencia.

Nacida en Illinois en 1957, debutó en Hollywood como extra en The Fury (1978) de Brian De Palma, para más tarde alcanzar la popularidad a través de la telenovela One Life to Live, donde originalmente apareció entre 1979 y 1981, para luego regresar en 1985 ganando una nominación al Emmy. Sin embargo, en 1990 y cuando estaba en la cresta de la ola televisiva, se retiró. Renunció a la telenovela, se mudó de estado (vivía en Nueva York y se instaló en la otra punta de su país, Los Angeles) y desapareció del radar público durante una larga temporada.

Y todo porque un acosador había pasado los últimos tres años acechándola, apareciendo en el estudio sin aviso y cortándose las venas en las puertas de la cadena. Le enviaba cartas y amenazas de muerte preguntándole cómo, cuándo y dónde deseaba morir, como contó ella misma a 48 Hours de CBS News. "No te quedes levantada hasta tarde, vas a morir de todos modos", le escribía. En ese momento, las autoridades lo internaron en un hospital psiquiátrico. Pero, según reveló la actriz en 2008 a People, la locura continuó.

El acosador, un inmigrante ruso cuyo nombre nunca fue publicado, la inscribió como su contacto en caso de emergencia en el hospital y comenzó a enviarle cartas escritas con su propia sangre.

HOLLYWOOD - 20 DE OCTUBRE: La actriz Andrea Evans llega a la fiesta de Halloween
HOLLYWOOD - 20 DE OCTUBRE: La actriz Andrea Evans llega a la fiesta de Halloween "Passions" celebrada en Universal CityWalk el 20 de octubre de 2007 en Hollywood, California. (Foto de Jean-Paul Aussenard/WireImage)

Andrea Evans estaba petrificada. Se sentía paralizada del terror y pánico que la situación le provocaba, sobre todo porque las autoridades solo podían actuar si el acosador la lastimaba físicamente. Así eran las cosas por entonces. "Hice todo en mi poder, desde escribir a legisladores, mis padres les escribieron, apelar a la policía, al FBI, y siempre me dijeron que no podían hacer nada hasta que me lastimara", explicaba.

"De repente, pasé de una vida feliz y despreocupada a tener conversaciones regulares con la policía", dijo a The Associated Press hace unos años (vía CBS News). "Esto fue antes de que la gente fuera tan consciente. Había una gran incredulidad de que este hombre estaba tratando de hacerme daño y la policía no podía hacer nada al respecto".

Por aquel entonces todavía no existían leyes para los casos de acoso en Nueva York, y aunque la policía y el FBI estaban al tanto del problema (según People lo habían identificado como un esquizofrénico paranoico que había acosado a Ronald Reagan años atrás) no podían hacer nada. Andrea Evans estaba desamparada.

El miedo la paralizó tanto que contrató a un equipo de seguridad armado y, aunque siguió trabajando, dejó de salir, no iba al supermercado ni asistía a eventos públicos. Algo que, como actriz, forma parte imprescindible del negocio. "Me desmayaba en el trabajo, no podía comer ni dormir", explicó en una entrevista hace tiempo.

Vivió esta situación durante tres años hasta que tomó la decisión de huir del problema, justo después del asesinato de Rebecca Schaeffer en 1989.

La actriz Andrea Evans posa para un retrato alrededor de 1984 en la ciudad de Los Ángeles. (Foto de Dianna Whitley/Getty Images)
La actriz Andrea Evans posa para un retrato alrededor de 1984 en la ciudad de Los Ángeles. (Foto de Dianna Whitley/Getty Images)

Rebecca Schaeffer fue una actriz y modelo a quien Andrea había conocido durante las grabaciones de One Life to Live en 1985. Sin embargo, cuando la joven de 21 años se encontraba preparando su audición para El Padrino III y estaba entre las favoritas para protagonizar Pretty Woman (antes de la elección de Julia Roberts), un acosador tocó a su puerta. Le había llevado una carta y una foto que ella había firmado en el pasado. Rebecca le pidió que se marchara. Pero el hombre volvió una hora más tarde y, al abrir la puerta de nuevo, le disparó en el pecho.

La decisión de Andrea Evans coincide en el tiempo con este suceso y el desamparo legal que sentía. Así que hizo las maletas, renunció y dejó su casa, la fama y el reconocimiento atrás. La actriz en su momento probablemente no lo sabría, pero el trágico asesinato de Rebecca Schaeffer terminaría abriendo los ojos de la ley con la aprobación de leyes antiacoso en EE. UU.

La actriz estadounidense Rebecca Schaeffer (1967 - 1989) en el set de la serie de comedia de televisión 'My Sister Sam', 1987. (Foto de CBS Photo Archive/Getty Images)
La actriz estadounidense Rebecca Schaeffer (1967 - 1989) en el set de la serie de comedia de televisión 'My Sister Sam', 1987. (Foto de CBS Photo Archive/Getty Images)

"Tuve que instalar varias alarmas, seguridad, perros... todo tipo de cosas para protegerme porque es una necesidad y no tengo a nadie que me ayude", dijo hace tiempo explicando que no había registrado su nueva dirección para no recibir correo.

El pánico que sentía Andrea Evans la había cambiado “para siempre”, confesó a People. Y si bien se refugió en el teatro durante un tiempo, muy lejos de los escenarios de Broadway, terminaba analizando cada rostro que veía entre el público para asegurarse que su acosador no la había encontrado.

La verdad es que le llevó mucho tiempo conquistar el miedo que le había quedado en el cuerpo, pero lo fue haciendo poco a poco a través de “terapia, apoyo de mis amigos y familiares, tiempo y verdaderamente mi fe”. Sin embargo, no fue un proceso fácil. Incluso cuando decidió volver a la televisión en 1999 con otra telenovela titulada The bold and the beautiful, seguía sintiendo terror cada vez que tenía que asistir a un evento público.

“No podía dormir la noche anterior. Estaba constantemente sentada, pensando que tal vez no debería hacerlo”, confesó.

El tiempo pasó y en 2008, cuando habló del asunto con la revista People, todavía seguía tomando precauciones de seguridad. Sabía que su acosador estaba mayor y ya no era una amenaza (lo apresaron años más tarde afuera de la oficina del Secretario de Estado en Washington, D.C., con un cuchillo de carnicero y una foto de Evans), pero continuaba sintiéndose “hiper-alerta”.

El pánico que se quedó en ella era tan grande que nunca pensó que sería madre. No se sentía segura trayendo un hijo al mundo y decidió esperar. Cuando finalmente tomó la decisión con su marido, el abogado Stephen Rodriguez, se encontraron con problemas de fertilidad y la gestación subrogada planificada a continuación terminó en aborto espontáneo. Pero estaban decididos. Andrea había tomado las riendas de sus miedos y adoptaron una niña. Cuatro años después, la actriz dijo sentirse “una persona diferente” gracias a la maternidad.

De esta manera, Andrea Evans pudo reconstruir su carrera tras casi una década apartada de los focos, procesando sus miedos y viviendo a escondidas de la luz pública. Las leyes de la época no la ayudaron a sentirse protegida y el desamparo terminó cobrándose lo que había construido previamente.

Y aunque ahora nos toque despedirla, su historia deja una moraleja de superación y perseverancia. Del peso petrificante del miedo y la importancia de encontrar el camino para conquistarlos cuando estemos preparados.

Este artículo fue escrito en exclusiva para Yahoo en Español por Cine54.

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