'Bailar para el diablo', la serie documental de Netflix sobre un culto de TikTok que hiela la sangre

La historia desgarradora sobre bailarines de redes sociales presuntamente captados por una secta en Los Ángeles deja huella en el espectador

Melanie Wilking y Miranda Derrick en 'Bailar para el diablo: La secta de 7M en TikTok', dos de las protagonistas de la desgarradora historia real. (Cortesía de Netflix)
Melanie Wilking y Miranda Derrick en 'Bailar para el diablo: La secta de 7M en TikTok', dos de las protagonistas de la desgarradora historia real. (Cortesía de Netflix)

Bailar para el diablo: La secta de 7M en TikTok es la nueva serie documental de Netflix. Una propuesta con un título intenso, incluso un tanto sensacionalista a primera vista, pero que resulta adecuado cuando te dejas llevar por su enrevesada y aterradora historial real. Un relato que expone al líder de una agencia de bailarines populares en redes sociales que, a su vez, funcionaría como presunta secta en Los Angeles.

Con la conversación todavía latente en torno a la historia de acoso real que cuenta Bebé reno y la exposición morbosa de la filtración de los clientes de una web de citas para infieles con el documental Ashley Madison: Sexo, mentiras y escándalos, Netflix vuelve a la carga ampliando su inmenso catálogo dedicado a las historias reales más impactantes con esta serie de tres episodios que hiela la sangre. Pero no solo por las acusaciones que plasman las víctimas, hablando de lavado de cerebro, abusos y manipulación que habría separado a varias familias a lo largo de los últimos años, sino por una clave esencial que lo convierte en un documental imprescindible al aportar algo diferente.

La serie documental posa su atención en un grupo de bailarines de TikTok que son clientes de una agencia de talentos llamada 7M. Su líder es Robert Shinn, un autoproclamado “hombre de Dios” que también es pastor de la iglesia Shekinah a la que solo se puede acceder mediante invitación personal.

A lo largo de tres episodios se presentan diferentes historias en 'Bailar para el diablo: La secta de 7M en TikTok'. (Cortesía de Netflix)
A lo largo de tres episodios se presentan diferentes historias en 'Bailar para el diablo: La secta de 7M en TikTok'. (Cortesía de Netflix)

Sin embargo, según el relato de diferentes víctimas, exmiembros y padres con hijos “dentro” del culto, Shinn utilizaría su poder para aprovecharse de los jóvenes bailarines y sacar beneficio económico, mientras abusa de ellos verbal, emocional y físicamente. A lo largo de tres episodios se presentan diferentes historias, como la de Miranda Wilking, una joven bailarina distanciada de su familia desde que se unió al grupo o Priscylla Lee, una exmiembro de un culto previo de Shinn -que actualmente tiene una demanda en su contra-, quien da testimonio de los 20 años que pasó creyendo las mentiras del presunto pastor y las consecuencias psicológicas del trauma.

Al tratarse de una presunta secta que manejaría y controlaría las carreras y vidas de bailarines populares de TikTok, nos encontramos ante una historia reciente. Porque todo comenzó hace apenas dos años cuando la familia de Miranda Wilking hizo un llamamiento a través de un ‘directo’ en redes sociales, explicando el distanciamiento de la joven mientras señalaban el lavado de cerebro que habría ejercido la iglesia sobre ella.

El video se hizo tan popular que corrió como la pólvora entre la comunidad online, llegando a oídos de la productora ejecutiva Jessica Acevedo, quien enseguida sintió la misma curiosidad que experimentaron miles de personas. ¿Es esto real? ¿Quiénes son? ¿Qué está pasando?

Se puso manos a la obra con ayuda del director Derek Doneen, contactando a las víctimas y escuchando sus historias, pero sin apresurar la creación audiovisual. Optaron por forjar lazos y crear confianza con cada persona que daba el paso de sincerarse ante las cámaras y no comenzaron a filmar hasta finales de 2022. De esta manera moldearon la clave que hace que este documental sea tan efectivo.

Melanie y Priscylla Lee, dos hermanas sincerándose en 'Bailar para el diablo: La secta de 7M en TikTok'. (Cortesía de Netflix)
Melanie y Priscylla Lee, dos hermanas sincerándose en 'Bailar para el diablo: La secta de 7M en TikTok'. (Cortesía de Netflix)

El equipo reveló a Variety que construir una relación basada en la confianza con las víctimas fue crucial para obtener la información que se plasma en el documental. Y, curiosamente, fue de esa manera que pudieron construirlo dado que todo el proceso se fue captando en tiempo real, con los avances en la investigación, la aparición de nuevas víctimas y sus confesiones sucediendo al mismo tiempo.

“El equipo, la mayor parte del tiempo, éramos solo Jessica, yo y una persona del pueblo. Éramos extremadamente ágiles y no queríamos entrar con mucha gente, o extraños que [las víctimas] nunca habían conocido antes, pidiéndoles que fueran vulnerables y hicieran las cosas que sabíamos que harían. Fue la gente en la que pasaron muchas horas y muchos días conociendo y confiando”, dijo Doneen. “Realmente no hay sustituto para el tiempo”.

Acevedo añade que se centraron en recordar a cada participante que podían detenerse en cualquier momento, que podían marcharse o dejar el proyecto. Que ellos “estaban al mando” de sus historias. De esta manera se creó un vínculo íntimo que se palpa y se transmite al ver la serie documental. Es gracias a esa intimidad que nos podemos adentrar en conversaciones honestas entre familiares dolidos o confesiones traumáticas, sintiéndonos intrusos en medio de una charla que no deberíamos estar escuchando.

Lo vemos, por ejemplo, cuando la hermana de Miranda Wilking se planta frente a sus padres por conceder tanta condescendencia a la hija “controlada” por el culto, cumpliendo sus exigencias y aceptando su secretismo a cambio de poder verla. O cuando Priscylla Lee confiesa a su hermana el dolor que carga tras años dentro del culto, recriminándole la falta de empatía a la hora de comprender que, ahora, es un humano disfuncional por todo lo vivido.

De esta manera, Bailar para el diablo: La secta de 7M en TikTok es mucho más que una serie documental sin resolución. Es cierto que tiene muchos cabos sueltos. El supuesto juicio civil no se celebrará hasta 2025 y la investigación criminal en torno a las mujeres que acusaron a Robert Shinn todavía está pendiente. En cierto sentido se siente como una historia inconclusa, sin embargo, logra dejar huella por esa intimidad palpable que crearon con los implicados, logrando que la historia toque hondo en el espectador casi sin que nos demos cuenta.

Este artículo fue escrito en exclusiva para Yahoo en Español por Cine54.

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