La precuela oscura de 'Blancanieves' que Disney no se atrevió a hacer

Blancanieves, tarjeta promocional, 1937. (Foto de LMPC a través de Getty Images)
Blancanieves, tarjeta promocional, 1937. (Foto de LMPC a través de Getty Images)

Aunque sean producciones para todos los públicos, no puede negarse que muchos clásicos Disney vienen rodeados de un toque oscuro. Blancanieves y los siete enanitos es posiblemente uno de los mejores ejemplos, donde, a pesar de enamorarnos con la ternura de su protagonista o despertarnos una sonrisa con sus simpáticas canciones, no faltaban secuencias de pesadilla como la huida de la joven princesa por el bosque o personajes terroríficos como la malvada Reina Grimhilde, seguramente fruto de los temores de muchos niños.

Lo curioso es que en lugar de renegar de la oscuridad de sus películas, como cabría esperar de una empresa que cuida tan bien la imagen familiar como Disney, se han llegado a plantear hasta abrazarse más de lo previsto a ella. Y precisamente ocurrió con Blancanieves a mediados de los 2000, cuando la compañía del ratón puso en marcha una precuela de este clásico de 1937 y se planteó explorar los detalles más perturbadores de su historia, además de añadir otros realmente trágicos que, en última instancia, terminarían por hundir y cancelar el proyecto.

Para poner en contexto, hablamos de aquella época en la que Disney recuperó y expandió muchas de sus marcas con secuelas directas al mercado doméstico. Se lanzaron continuaciones de éxitos del momento como Aladdín, La sirenita, Pocahontas, Tarzán o Lilo y Stitch, pero también de cintas clásicas como Bambi, La cenicienta o La dama y el vagabundo. Obviamente, la idea de rescatar su primer clásico, la que hoy sigue siendo su película más taquillera de todos los tiempos con los datos ajustados por inflación, estuvo sobre la mesa, aunque no trayendo de vuelta a Blancanieves, sino más bien desarrollando una precuela sobre los Siete Enanitos.

Blancanieves y los siete enanitos, póster italiano, 1937. (Foto de LMPC a través de Getty Images)
Blancanieves y los siete enanitos, póster italiano, 1937. (Foto de LMPC a través de Getty Images)

Según contó a Animated Views el animador Mike Disha, veterano de Disney al que se le asignó dirigir el proyecto, esta película tendría como protagonistas a Tontín y Gruñón, que tras conocerse en un pequeño pueblo de enanitos se ven obligados a emprender una aventura por el reino. Sus peripecias les conducirán a encontrarse al resto de los pequeños amigos de Blancanieves, pero sobre todo deberán a ayudar a Narcissa, una hermosa joven perseguida por un malvado brujo.

La historia, además de escribirse pensando en el humor físico de cómicos como Buster Keaton, se imaginó como la respuesta de Disney a la épica de El señor de los anillos, con batallas, luchas por el poder y giros de guion que rompieran estereotipos y que ofrecieran respuesta a las preguntas más oscuras que dejó Blancanieves.

“Se nos ocurrió esta idea para darle la vuelta a la idea de una secuela de Disney”, dijo Disa, quien previamente había trabajado en películas como Pocahontas, Hércules, Mulán o Tarzán. “Pensamos: 'Hay buenas historias que vale la pena contar aquí', pero hacer el mismo refrito insulso y blanco de la historia original no nos satisfizo artísticamente. Entonces, como ninguno de nosotros estaba particularmente preocupado por encontrar algo concreto, decidimos probar algo muy, muy diferente”.

El relato contaba como Narcissa, que se presenta como otra especia de Blancanieves, empieza a mostrar signos de un lado oscuro. No para de tomar decisiones equivocadas y de tratar de manipular a los enanitos, que quieren creer que tiene buen corazón. Pero nada más lejos de la realidad. En el tercer acto, el guion desvela que Narcissa es en verdad la hija del brujo malvado y que han estado engañando a los hombrecitos para acceder al poder mágico del pueblo enano, con el que pretenden derrocar al rey, el padre de Blancanieves, y hacerse con el control del reino.

Como es lógico, una historia de estas características está lejos del "vivieron felices y comieron perdices". Narcissa accede al poder, traiciona a su padre, lo encierra en el espejo mágico, mata al padre de Blancanieves y se erige como la malvada reina de la cinta de 1937. La película cerraba con Tontín enfrentándose a la villana y salvando a sus amigos, quien en última instancia consiguen escapar y refugiarse en la casa del bosque que todos conocemos, pero por heroico que fuera el cierre no se puede negar el regusto tan oscuro que hay en esta conclusión tétrica.

Disney no quedó convencida por esta historia, por lo que exigió cambios. Lo curioso es que las modificaciones que pidió el estudio no la alejaban de ser una cinta lúgubre, más bien todo lo contrario. Acorde a las palabras de Mike Disha, cuando se reunió con los ejecutivos de DisneyToon Studios, la filial que produjo todas estas precuelas y continuaciones para el mercado doméstico, le pidieron una mayor profundización en el personaje de Tontín, que la película ofreciera una explicación a por qué no habla. Y no les servía una aclaración cualquiera, sino que que querían que Tontín se enfrentara a un hecho trágico como la muerte de su madre.

“Mantendremos tu historia, pero queremos que la película sea principalmente sobre cómo Dopey perdió la capacidad de hablar”, resaltaba el animador sobre las palabras que le dirigió Disney. "¿Estás diciendo que quieres que se me ocurra alguna manera de que, al final de la película, Tontín quede marcado emocionalmente y no hable?" respondió Disa. “No, no, no”, replicó el ejecutivo. “Deberíamos hacerlo al principio. Como que tal vez Tontín debería ver morir a su madre, o algo así”.

Fue entonces cuando el interés de Mike Disha por continuar al frente de la precuela de Blancanieves se diluyó. Sentía que la historia se iría por lugares demasiado trágicos e innecesarios que no se acomodaban a su visión y que condenarían al proyecto al fracaso. Por ello, cuando a mediados de los 2000 le ofrecieron entrar a formar parte del desarrollo de las películas de Campanita, decidió apartarse.

Blancanieves y los siete enanitos, tarjeta promocional de la Bruja, 1937. (Foto de LMPC a través de Getty Images)
Blancanieves y los siete enanitos, tarjeta promocional de la Bruja, 1937. (Foto de LMPC a través de Getty Images)

“El trato en Hollywood es claro. Presentas una visión para una película y los ejecutivos de una empresa u otra te contratan para hacer esa visión. El proceso de ejecución de esa visión es colaborativo, y el proyecto generalmente mejora con los aportes y las críticas”, comenzaba explicando sobre los motivos por los que dejó de lado la cinta de los Siete Enanitos. “Pero cuando un estudio cambia de opinión y ya no quiere esa historia, entonces un profesional deja de lado su ego, considera cuidadosamente la nueva dirección y mira dentro de sí mismo para ver si tiene alguna pasión real por la nueva idea. Si no, entonces el director debe excusarse con el menor dramatismo posible y pasar a un proyecto que le entusiasme”.

“Con mucho cariño les dije: 'Espero que la película salga bien. Hay mucha gente realmente talentosa trabajando en ello. Lo siento, pero creativamente creo que es una mala idea, pero espero estar equivocado'”, continuaba.

Aunque no estuvo para nada equivocado. Tras su salida, el equipo continuó trabajando en el proyecto un mes más antes de presentárselo a John Lasseter para recibir luz verde definitiva. Sin embargo, tal y como había previsto su director, la mezcla de ideas tan trágicas y oscuras espantó al director de Toy Story o Bichos, que era uno de los máximos responsables de Disney por aquel entonces. Así, la precuela de Blancanieves fue cancelada y nos dejó sin la que hubiera sido uno de los productos más pesadillescos y traumáticos de la casa de Mickey Mouse.

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