Intimidad: deseada y temida
La intimidad se construye entre alguien que habla y alguien que escucha, es un momento intenso en que cada uno comunica sus vivencias y sentimientos tal como se los comunicaría a sí mismo. Abrirnos al otro no es fácil. Así nos rodean parejas que oscilan entre la "transa", ese encuentro sin ataduras que no obliga a nada y llena la ciudad de "solos y solas", y el emparejamiento rápido, simulando involucrarnos pero solo asegurándonos, paradójicamente, un futuro aislamiento.
Por otro lado, muchas parejas estables atribuyen la insatisfacción de sus necesidades personales a la rutina, perdiendo de vista que fueron ellos mismos quienes erigieron esas murallas que hoy les impide verse, reconocerse, sentirse necesitados. Las quejas por la felicidad prometida y no conseguida son diarias, generándose más desilusión y desesperanza.
Sentirnos escuchadas y comprendidas nos tranquiliza. Escuchar y comprender es placentero. La tranquilidad y el placer generan más confianza y mayor intimidad. Luego de haber compartido nuestro mundo más íntimo con una persona que supo entendernos y comprendernos, ambas permaneceremos juntas pero de una nueva manera, sintiéndonos más atraídos el uno por el otro, mirándonos de un modo diferente, con un gran sentimiento de seguridad y una mayor autoestima.
Compartiendo nuestra intimidad y nuestra privacidad, generamos un clima que favorece el placer, el erotismo y el contacto. Las experiencias sexuales son más placenteras con una pareja que nos conoce íntimamente, con quien se puede tener la seguridad de no ser rechazado ni decepcionado, de que los propios sentimientos serán tenidos en cuenta.
Las personas que temen la intimidad, se quejan por sentirse solos y, a pesar de esforzarse por lograr el acercamiento, se sienten verdaderamente angustiados ante la idea de una relación íntima debido al miedo a ser rechazados o a perder el control de la situación.
Otros temen la intimidad como consecuencia de su baja autoestima, sintiendo no tener nada valioso para ofrecer al otro ni ser merecedores del amor de éste. Son personas que suelen tener gran cantidad de relaciones que terminan cada vez que éstas amenazan con adquirir mayor cohesión.
La intimidad puede crearse y recrearse cuando dos personas abandonan viejos patrones de persecución y rechazo, cuando confían en exponer las partes que pueden ser heridas y cuando ven y son vistas realmente como son, con total conciencia de sus vulnerabilidades y con la intención de danzar juntas.
Diana Resnicoff es licenciada en psicología, sexóloga clínica y secretaria científica de la Sociedad Argentina de Sexualidad Humana (S.A.S.H.).
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