Cuando el papá quiera ayudar, ¡déjalo!

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Las madres recientes suelen quejarse del poco tiempo del que disponen para sí mismas y de que sus vidas cambiaron radicalmente desde la llegada del bebé. Paralelamente suelen mencionar, no sin bronca, que sus parejas no modificaron sus actividades desde el nacimiento y afirman: "Su vida no cambió para nada”. Sin embargo, muchas veces no se detienen a averiguar si de verdad a los hombres no les pasa nada nuevo o no sienten que han cedido cuestiones laborales y/o personales en función de la familia.

Es importante tener espacios de diálogo para conversar, revisar decisiones y posiciones y reconocer qué le está pasando al otro, ya que también es muy frecuente escuchar a los hombres decir que sus mujeres no los dejan hacer con sus hijos. Ellas intervienen siempre, supervisando cada paso que el niño da y señalando lo que no hizo del todo bien…¡para ella!, claro está. Esto, por un lado, interfiere en la construcción de la relación padre-hijo, sin ser su permanente intermediario, y por el otro, logra que los recientes padres trabajen a la par de ellas en las cuestiones domésticas; un objetivo que se supone que las mujeres desean.

Definitivamente los vínculos y los roles necesitan de tiempo y espacio para construirse. Es por ello que todo se basa en ensayo, error, evaluación y ajuste, para volver a ensayar. Para dar lugar a que el padre construya su rol y relación con el hijo no es necesario una madre que le diga cómo tiene que hacer todo, con cada detalle, que lo supervise y señale lo que no está bien, ni que le diga que ella lo hace más rápido y mejor. Está claro que si el papá no puede ensayar, no puede aprender.

Delegar, dar lugar, permitir que otro lo haga significa para la mujer respetar al otro y aceptar que las cosas se harán de otra manera a como ella lo haría. Primero, porque se trata de otra persona y, segundo, porque es un hombre y eso hace que piense y resuelva de otra manera. Y tiene todo el derecho de que así sea.

Aunque la coherencia en la crianza de los hijos es importante, incluye las pequeñas diferencias que necesariamente cada integrante de la pareja traerá a la familia. Será un ejercicio de tolerancia, negociación y aprendizaje mutuo lo que permita crecer y ser mejores padres, pareja y persona. Tal vez al dejar hacer, la mujer pueda aprender maneras y estrategias del papá, que facilitan la crianza. Recuerda que tu hijo tiene derecho a conocer y vincularse contigo y su papá, él será quien registrará y se adaptará a la manera que tiene cada uno de hacer.

Entonces, cuando el papá quiera ayudar….¡déjalo!

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