Mamá, soy gay

Cuando nace un hijo no tenemos muy claro si en un futuro nos gustaría que sea artista, carpintero, abogado o médico. Si deseamos que se reciba pronto y forme una familia o que se dedique a viajar por el mundo. Pero hay un sentimiento que compartimos el 99.9% de los padres y es que deseamos que sea feliz. Todos queremos que nuestro hijo sea feliz por siempre. Sin embargo… ¿qué sucedería si un día ese niño crece, se hace hombre y nos confiesa: “Mamá, soy gay"?

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Informarse ante todo

Lo primero que debemos saber antes de prejuzgar es que tanto la American Psychological Association como la American Psychiatric Association de los Estados Unidos, como así también la Organización Mundial de la Salud, aseguran que la homosexualidad no es una enfermedad mental. Pero nada mejor que hablar con un profesional que nos cuente un poco más acerca de este tema, que a veces nos llena de contradicciones especialmente a los padres.

“Durante mucho tiempo los psicólogos pensábamos que la homosexualidad era una enfermedad. Pero fue un error, hoy lo aceptamos como una elección personal”, comenta la psicoanalista de niños María Teresa Vercesi. “Sin embargo, esto no significa que para ellos sea algo fácil de asumir. De echo, en mi experiencia profesional pude darme cuenta de que la mayoría de ellos primero ha intentado ser heterosexual.”

Por otra parte, la especialista añade: “Estoy convencida de que un individuo no es gay por una sola razón. Son muchas las condiciones que se presentan en la historia de cada uno que terminan conformando determinada personalidad”.

¿Por qué cree que primero intentan ser algo que no sienten?

“Para ellos es muy difícil asumirlo y luego contarlo al mundo por miedo al rechazo, a la discriminación”.

¿Por qué existe la homofobia o se relaciona a un homosexual con un enfermo o un perverso?

“Es que si bien en el mundo están sucediendo muchos cambios sociales y culturales, aún nos cuesta aceptar lo diferente, lo que sale del montón, que está constituido como lo ‘normal’. De todas maneras, pienso que de a poco estamos reconociendo la diversidad con más naturalidad y menos censura. Hay muchos países como la Argentina en los que ya existe la ley de matrimonio igualitario”.

¿Es posible que con un tratamiento un gay pueda volverse heterosexual?

“No, porque entonces querría decir que es una enfermedad. Y ya dijimos que no es así. En todo caso, el tratamiento debería ser para que esa persona se acepte como es y no tenga que sufrir por ello. El objetivo de los tratamientos siempre es disminuir el padecimiento”.

¿Cómo debemos reaccionar los padres cuando un hijo nos confiesa que es gay?

“No sería sincero si te aseguro que no se impactarían. Pero siempre es importante ir con la verdad. Es decir, que reaccionen naturalmente. Si les da rabia es bueno que expresen su frustración, sin agredir. Porque tampoco sirve que finjan que está todo bien. Su hijo no les creería y por otra parte, en algún momento las cosas salen a la luz. Es preferible, en ese caso que les digan: ‘Déjame pensarlo, debo acostumbrarme’. Sólo así podrán superarlo. La base de toda relación debe ser la honestidad para luego poder armar algo nuevo. Es importante poder aceptar la realidad sin querer cambiarla ni sentirse culpables. En algunos casos es recomendable que esos padres acudan a la ayuda de un profesional, porque muchas veces sienten que el hijo es homosexual por su culpa”.

¿Cree que un gay puede hacer una vida normal, incluso, casarse y tener hijos?

“Estoy absolutamente convencida de eso. Por supuesto que tiene la oportunidad de ser feliz como cualquiera”.

¿Qué opina de aquellos que dicen que lo natural es que un hombre se junte con una mujer para tener hijos?

“Creo que ser padre o madre no es sólo una cuestión orgánica. No están para reproducir la especie y nada más. Es mucho más que eso, los padres están para dar amor. Por otra parte, ¿quién dijo que lo natural es lo perfecto? La naturaleza está llena de contradicciones”.

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