Sus primeros bocados: toda una experiencia familiar
No siempre las cosas resultan como las esperamos. Durante meses hemos imaginado la carita de nuestro bebé degustando su primera papilla, unas cuantas veces nos sentimos culpables por masticar a su lado sin que nos saque los ojos de la comida, también discutimos con familiares porque querían adelantarse a que pruebe aquello prohibido por el pediatra... Pero, por fin, cumple su primer semestre de vida y ya podemos darle otra cosa que no sea leche. Es uno de los momentos más emocionantes.
A comprar la cucharita especial, el babero, la silla alta, el plato con dibujos y a preparar la comidita. Sería casi un pecado olvidar la cámara de fotos y si es de video, mejor…
Y ahí va, el avioncito con un gran envión para que no haya dudas. Pero no, el bocado es rotundamente rechazado y se estampa con fuerza en el ojo de alguno de sus padres. No salió como creíamos. No le gustó comer y parece que no querrá hacerlo nunca en su vida… "y todo lo que aún le quedaba por probar…". ¡Qué desilusión!
Lo volvemos a intentar pero da vuelta su cabecita como si fuera Linda Blair en El Exorcista. Este pequeño demonio de 6 meses ya es capaz de reprobar un plato que hemos preparado con tanto amor para él. Por más que sólo se trate de plátano pisado, no es justo.
Suele suceder
Hay que ser realistas. Porque en estas cuestiones de bebés a veces parece que todo tiene que ser de color rosa y de golpe en la realidad se convierte en un gris oscuro.
Pero la verdad es que el problema lo tenemos nosotros, no ellos. Porque los bebés deben aprender a comer y los papás tenemos aprender a tener paciencia.
Hay que pensar que hasta ahora la única textura que experimentaban en su pequeña lengua era líquida y dulzona, tal cual es la leche materna. Traten de hacer memoria, la primera vez que probaron un sabor diferente como el sushi, el vino o el carpaccio. Al principio los gustos extraños suelen no ser muy amigables en nuestro paladar... Luego, con el tiempo, podemos ir asimilándolos (también de acuerdo con las situaciones que vivimos).
Con los bebés sucede algo parecido, pero aún más chocante. Porque ellos no tienen idea de para qué se están metiendo eso en su boca. Aún no comprenden que es para saciar su apetito y entonces piden por aquello que hasta ahora los calmaba: el pecho o la leche.
Y en eso solemos caer las madres desesperadas ni bien rechazan la comida. Para que no se pongan molestos… para que no sientan hambre… para que no nos hagan cocinar y tirar los alimentos…
Consejos útiles para que abran su boquita:
Sólo hay que darles de comer lo que recomienda el pediatra y en el momento que a él le parece indicado. Jamás debemos adelantarnos con otros alimentos que podrían generarles alergias futuras, diarrea o catarro.
Todo debe ser casi líquido porque aún no saben digerir correctamente. Asimismo, antes de los 4 meses su aparato digestivo no está preparado para recibir sólidos.
No desesperar y sacar el pecho o el biberón cuando no comen.
Deben probar más de una vez. A no rendirse en los primeros rechazos porque a veces algo que parece no gustarles termina por encantarles.
Es mejor ir alternando las opciones para que no se acostumbren sólo a un sabor. Por ejemplo, puré de plátano, yogur, papilla de calabaza.
Tampoco es recomendable insistir demasiado, porque eso genera rechazo. No hace falta que coma todo lo que tiene en el plato. Con que pruebe dos cucharadas está muy bien para las primeras veces. Luego, de a poco puede ir creciendo su ración.
Conviene que las primeras comiditas sean dulzonas o con sabores que les resulten más familiares como el yogur. Es normal que tarden un poquito más en aceptar las comidas saladas.
Si queremos crearles un hábito, hay que mantener las rutinas. De esa manera se darán cuenta de que en determinado momento les toca comer y podrán asociarlo con el apetito. Además, siempre conviene hacerlo cuando disponemos de tiempo.
Jamás debemos darle de comer luego de que ha tomado la leche porque no tendrán hambre.
Dejarlos a solas con la comida pero hasta ahí. Nunca hay dejarlos comiendo sin control porque pueden atragantarse. De todas formas, tienen que experimentar la comida, tocarla, ensuciar sus manitas y su cara. Luego, una vez que les resulte más amigable se la llevarán a la boca, como suelen hacer con todo en esta etapa. Eso si, conviene proteger el piso para que no estemos preocupados por las manchas.
Siempre dentro de lo permitido por el pediatra, es mejor ir incorporando nuevas opciones. Así aprenderán a comer variado.
Quienes tengan la posibilidad, es bueno que no dejen de tomar el pecho aún cuando empiezan a comer, ya que la leche materna es mucho más que un alimento. Es también afecto que aún necesitan en esa etapa de crecimiento.
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