La verdadera historia de los protagonistas de ‘César debe morir’

Los hermanos Vittorio y Paolo Taviani asaltan la cartelera patria con un trabajo magistral: César debe morir. A sus 81 y 84 años respectivamente no han perdido su genio creativo y fueron dignos merecedores del Oso de Oro en la última Berlinale. El reparto lo forman un grupo de presos de la cárcel Rebibbia de Roma, una de las prisiones más peligrosas de Italia, que se esfuerzan por representar sobre las tablas una obra cumbre de Shakespeare: Julio César.

Tensiones, gritos, llantos, frustraciones... La premiada docuficción puede considerarse una obra maestra por su descarnado realismo. Seis meses antes de iniciar el rodaje, un director de la cárcel y un director de teatro explicaron a los presos cuál iba a ser su cometido. Primero se haría el casting, después los elegidos procederían a estudiarse el texto y ya por último arrancarían los ensayos.

[Relacionado: Los Taviani presentes en el Festival de Cine Italiano de Madrid]

A Giovanni le tocaría interpretar a César y a Salvattore a Buto. Ahora bien, la oportunidad que recibían para reinsertarse en la sociedad no vendría acompañada de la ocultación de sus crímenes. Uno de sus compañeros, Casio, sostenía: "Desde que he conocido el arte, mi celda se ha convertido en una cárcel".

Los Taviani fueron testigos privilegiados de los violentos enfrentamientos que conllevó la representación de esta obra. A los espectadores se les muestra cómo se preparan los presos en sus celdas, en el patio, en los pasillos y en dependencias del ala de máxima seguridad. Muchos de ellos están condenados a cadena perpetua.

Shakespeare evoca sentimientos muy elevados: amistad, traición, tormento... Por eso, no es de extrañar que todos los que tienen que salir a escena estén a flor de piel y pasen de ser verdugos a víctimas de su propio fracaso personal.

[Galería: Las reinvenciones profesionales más insólitas de los actores]

"Rebibbia, la cárcel situada a las afueras de Roma, es muy diferente de las que se ven en la gran pantalla. Durante nuestra primera visita a la prisión, la lúgubre atmósfera de una vida detrás de las rejas había sido reemplazada por la energía y frenesí propios de un evento cultural: la representación de algunos cantos del Infierno, de Dante.

Posteriormente nos enteramos de que eran presos del ala de máxima seguridad, casi todos pertenecían a la Mafia, la Camorra, la 'Ndrangheta, y en su mayoría estaban condenados a cadena perpetua. Sus instintos dramáticos estaban impulsados por la necesidad de revelarse y estaban canalizados por un trabajo firme y continuo por parte de Fabio Cavalli, el director 'interno'", comentaban los Taviani a la distribuidora Golem.

[Y además... El sorprendente gesto de Denzel Washington]

Con Padre Padrone, los Taviani consiguieron la Palma de Oro en Cannes en 1977. Ahora, 35 años después, han sido laureados con hombres que contraponen la libertad absoluta del artista con las ataduras de la prisión. Unos hablan napolitano, otros siciliano y otros el dialecto que se habla en la región de Pouilles. Y, para poder recoger su premio en Berlín, tuvieron que pedir unas horas de permiso. Por supuesto, les fue concedido. Lo peor llegó cuando regresaron a sus celdas.

¿Conocíais la historia de los protagonistas de está película? ¿No os parece sorprendente que los Taviani apostaran a su avanzada edad por hacer algo tan novedoso?