Caléndula: las propiedades medicinales de esta planta (y otros usos) que quizás no conocías

Un amigo amante de la botánica siempre parece esperar ansioso que alguien se queje de alguna afección en la piel, una picada o irritación para decir con una cadencia de “te lo dije”, la palabra “caléeendula”, con una extensión cantada de la letra “e” que hace que se te grabe en la memoria inevitablemente. Y parece que tiene razón, las pomadas, cremas, ungüentos y aceites elaborados con caléndula contribuyen al alivio de muchos trastornos de la piel, mejorar el cabello e incluso puede usarse como lubricante sexual.

Se trata de una linda planta con hojas espatuladas y flores llamativas que a veces tienen dos filas de pétalos de color amarillo intenso. Crece durante todo el año y en una amplia variedad de suelos, por eso es común verla en jardinería ornamental bajo muchos nombres como maravilla, mercadela, flor de todos los meses, botón de oro, corona de rey o marigold.

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En la Guía Ilustrada de Plantas Medicinales de William A. R. Thomson, se especifica que aunque es originaria del norte de África, sur de Europa y occidente de Asia, es hoy muy popular y florece durante el verano. Además, cuentan que durante largo tiempo las flores de esta planta fueron utilizadas para mejorar infusiones de otras hierbas, pero investigaciones más recientes sugieren que las antiguas civilizaciones también les dieron uso medicinal.

María José Alonso Osorio, vocal de plantas medicinales y homeopatía del Colegio de Farmacéuticos de Barcelona, España, reseña que en la Grecia y la Roma clásicas la infusión de flores de caléndula se tomaba para calmar los nervios. Más tarde, durante la Edad Media, Santa Hildegarda de Bingen, escritora y naturalista, relacionó el uso de la caléndula para curar afecciones de la piel.

Agentes curativos

Las propiedades medicinales de esta planta provienen de la acción de ciertas sustancias como carotenoides, pigmentos, glucósidos, flavonoides, triterpenos, entre otras, que efectivamente ayudan a la cicatrización de heridas epidérmicas.

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De hecho, a los triterpenos se les atribuyen propiedades antiinflamatorias y antiedematosas. Los micronutrientes, flavonoides y polisacáridos dotan a la caléndula de características antioxidantes y cicatrizantes, mientras que luteína y betacaroteno son transformados por el cuerpo en vitamina A que, según el Instituto Nacional de Salud de Estados Unidos, es beneficiosa para la salud de nuestra visión y fortalecer el sistema inmunitario.

De esta manera, los usos de la caléndula se extienden más allá de ingerir una taza de infusión, y es por eso un ingrediente tan popular en productos comerciales y en tratamientos caseros o artesanales.

Según Alonso Osorio, la monografía oficial de la Agencia Europea del Medicamento recoge el uso de la caléndula en infusión a través de compresas o en cremas o pomadas para tratar irritaciones e inflamaciones leves de la piel, como quemaduras solares, y también como ayuda para curar pequeñas heridas. También incluye el uso de infusión como gargarismos o enjuagues para las inflamaciones y pequeñas heridas en la boca o la garganta.

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Asimismo, William A. R. Thomson recomienda el uso de compresas empapadas en la infusión dos o tres veces al día, dejándolas en la zona hasta que se enfríen, para aliviar el dolor y la hinchazón en caso de caídas y golpes. Esta infusión para compresas o gargarismos se prepara con una cucharada de flores de caléndula por cada taza de agua.

El autor recomienda, además, aplicar diariamente crema o ungüento para lesiones en la piel, y explica que para prepararlo en casa basta con mezclar un puñado de flores frescas de caléndula, 200 g de vaselina que debe fundirse a fuego bajo; luego se agregan las flores y se deja hervir. Hay que mezclar muy bien y luego colar con un cedazo presionando el residuo y se deja enfriar antes de usar.

Aceite de caléndula: suavidad y lubricación

El aceite de esta flor es uno de los productos más populares y frecuentes en cosméticos para tratar irritaciones, suavizar la piel, disminuir la aparición de líneas de expresión, e incluso, según la página especializada Mejor con Salud, es utilizado como antiséptico, así como también para aliviar distintos tipos de eczema, como es el caso de la dermatitis por el uso de pañales.

Asimismo, el aceite de caléndula es eficiente en el tratamiento de dermatitis atópica, enfermedad que causa picazón e inflamación de la piel y que, según el Centro Nacional de Eccema para la Ciencia y la Educación de Estados Unidos, típicamente afecta las partes internas de los codos, detrás de las rodillas y el rostro, pero también puede cubrir gran parte del cuerpo.

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Además, una investigación publicada en el Indian Journal of Natural Products and Resources confirma que este aceite puede ser eficiente en el tratamiento de acné ya que hidrata la piel, disminuye la inflamación y previene las infecciones.

Por otra parte, no puede obviarse su uso en productos para suavizar arrugas pues está presente en muchos cosméticos, frecuentemente en combinación con otros ingredientes como rosa mosqueta, por sus capacidades hidratantes y antiinflamatorias.

En el cabello también aporta beneficios. En el mercado podemos encontrarlo como tratamiento en crema o sérum y sirve para hidratar intensamente las fibras capilares, otorgando mayor brillo y belleza. También, al ser antiinflamatorio, se recomienda para molestias en el cuero cabelludo.

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Adicionalmente, otro de lo usos del aceite de caléndula es como lubricante sexual pues previene roces, molestias y es bien tolerado. Suele mezclarse con otras esencias y aunque incluso existe una amplia variedad de productos de este tipo que lo contienen, siempre es conveniente consultar con el especialista sobre su uso con estos fines porque podría causar irritaciones en personas alérgicas. También hay que estar atento, no solo con este sino con otros aceites, en su uso con preservativos de látex pues podrían dañarse o perforarse.

No todo lo natural es inocuo

Aunque es una planta muy común, de uso extendido en todo el mundo, es siempre conveniente observar reacciones alérgicas al producto. Quienes sean alérgicos a flores como la margarita o la manzanilla deben evitarla. Tampoco deben usarse estos productos en caso de embarazo o de estar en período de lactancia sin consultar con el médico y es siempre conveniente probar en pequeñas secciones de piel antes de extenderlo en áreas más grandes.

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