Catherine Burns, la actriz que huyó despavorida de Hollywood tras su nominación al Óscar

Las críticas hacia su aspecto en 1970 la llevaron a huir de un "negocio podrido", como dijo su marido

Catherine Burns estuvo nominada al Óscar en 1970 pero desapareció del universo mediático poco después. (Foto de Disney General Entertainment Content via Getty Images)
Catherine Burns estuvo nominada al Óscar en 1970 pero desapareció del universo mediático poco después. (Foto de Disney General Entertainment Content via Getty Images)

Durante décadas fue un misterio hollywoodense. ¿Porqué una actriz que alcanza la meta de muchos artistas de estar nominada al Óscar abandonaría la meca del cine de la noche a la mañana? Esa fue la pregunta que rodeó al nombre de Catherine Burns después de ser una de las candidatas a la estatuilla a Mejor Actriz Secundaria en 1970 con una interpretación cruda, intensa y dramática que fue aplaudida en aquella época (el premio lo ganó Goldie Hawn por Flor de cactus). Sin embargo, fue recién en 2020 que se supo la respuesta: no solo había desaparecido del ojo público por deseo propio, sino que había salido despavorida tras poner un pie en el mundo “podrido” de Hollywood. Al menos así lo describió su marido.

Nacida en Nueva York el 25 de septiembre de 1945, Catherine Burns saltó al estrellato a través de su debut cinematográfico en El último verano, un drama sobre tres jóvenes que forjaban una amistad tóxicamente cercana hasta el punto de poner en marcha un plan violento para destruir a una chica que quería infiltrarse en el grupo. La actriz tenía 22 años cuando fue elegida para el papel, dando una interpretación sublime a través de un monólogo provocador que impactó a los críticos de la época, y una secuencia final devastadora. Una violación tan difícil de ver que le valió a la película la calificación X.

Sin embargo, más allá de la aprobación de la Academia y los aplausos, su llegada repentina al escenario público no fue precisamente idílica. Y es que Catherine Burns fue víctima del sexismo y escrutinio mediático más cruel. En otras palabras, lo que se escribió y publicó sobre ella sobrepasó límites terribles.

Porque después de haber interpretado un personaje difícil (más en su caso al haber rodado la película en orden cronológico, sufriendo la expectación negativa de la terrible secuencia final que le esperaba filmar), se encontró con publicaciones que decían: “Hace veinte años no la habrían dejado entrar por la puerta de un estudio”, escribió Dick Kleiner, un columnista sindicado, según repasó The Hollywood Reporter en un reportaje de 2020 donde investigaban su paradero tras décadas desaparecida del mundo del cine. Incluso el mismo escritor escribió que tenía una cara “de un malvavisco inteligente”, mientras que Vincent Canby del New York Times dijo que su cuerpo tenía “la forma de un hongo gordo”. Y así, muchos más.

Y en este momento debemos tener en cuenta un detalle importante. Al mismo tiempo que Catherine Burns leía lo que ciertos periodistas escribían sobre ella, criticando su cuerpo y aspecto en lugar de centrarse en su labor como actriz, le tocaba experimentar por primera vez el verse actuando en una gran pantalla. Y el resultado no le convenció. Le “dolió” ver que había traspapelado “ciertos detalles sobre sí misma” al personaje y que podían verse “claramente” en el cine, según le dio a Roger Ebert para Sun Times (vía THR). Y entonces el entusiasmo se apagó. Y no la culpo viendo el sexismo al que fue sometida.

“Solía ser muy agradable ser reconocida”, dijo a Times (vía THR). “Pero no ahora. Lo encuentro inquietante… me estoy poniendo dura”. El escrutinio mediático y las críticas hacia su físico le estaban afectando. “Lo peor de ser un cerdo gordo es la sensación de ser grotesco”, dijo al periódico.

Y con esta declaración podemos entender que cuando Fred Astaire leyó su nombre entre las nominadas al Óscar en la ceremonia 42 de los premios de la Academia, Catherine Burns puso los ojos en blanco. Como reflejando la vergüenza o el rechazo que sentía de siquiera estar en esa posición. Se ve claramente en el video del momento:

Después de los Oscars volvió al circuito teatral de Nueva York e intentó continuar con su carrera cinematográfica. Por ejemplo con Red Sky at Morning (1971), reuniéndola con su compañero de El último verano, el actor Richard Thomas. Pero las críticas sexistas continuaron y, en consecuencia, su autoestima se vio afectado más todavía.

Según destaca el mencionado artículo de THR, le dijo al columnista Earl Wilson, que se sentía “enferma” al verse a sí misma en pantalla. “Mi boca parece la ranura de una oficina de correos. Mi cabeza se mueve demasiado, tiembla. Cuando me quedo quieta, vibro. Mi discurso está mal. Sueno como si me estuvieran reproduciendo en 78 en lugar de 33”.

Y así, entre el escrutinio físico y el desplome de su interés, comenzó a desaparecer. Hizo varias apariciones en series de televisión a lo largo de los '70s y '80s, pero nada que generara repercusión mediática. Su último trabajo ante las cámaras fue en 1984. Y puf… desapareció.

Desi Arnaz Jr. y Catherine Burns en 'Red Sky at Morning' en 1971. La actriz volvió a intentarlo pero las críticas sexistas continuaron y, en consecuencia, su autoestima se vio afectada más todavía. (Foto de Michael Ochs Archives/Getty Images)
Desi Arnaz Jr. y Catherine Burns en 'Red Sky at Morning' en 1971. La actriz volvió a intentarlo pero las críticas sexistas continuaron y, en consecuencia, su autoestima se vio afectada más todavía. (Foto de Michael Ochs Archives/Getty Images)

UNA VIDA NUEVA LEJOS DE HOLLYWOOD

Cinco años más tarde, en 1989, Los Angeles Times descubrió que estaba trabajando como escritora, que había escrito un libro infantil y varias obras de teatro y guiones. Pero no se supo nada más. Cuando The Hollywood Reporter investigó sobre su paradero hace unos años, descubrieron que no había ningún tipo de contacto disponible en los sindicatos donde había estado registrada, ni redes sociales, ni nada parecido. Finalmente, a través de una “intensa” búsqueda entre archivos públicos, descubrieron que aparentemente se encontraba en un hogar de ancianos a las afueras de Seattle.

Sin embargo, aunque viajaron hasta el lugar, se encontraron con que no había nadie dispuesto a atenderlos. Incluso el marido de la actriz contestó a la publicación a través de un correo electrónico cifrado (¡hablemos de no querer que le sigan la pista!), demandando que le explicaran cómo habían localizado a su esposa, revelando su malestar al contarles que había tenido que mantener a un acosador a raya años atrás.

En el email escribía que su esposa llevaba “décadas” alejada de Hollywood. “Dejamos ese negocio podrido hace mucho tiempo. Es hora de un poco de paz. Tal vez alguien más quiera este tipo de recordatorio de quiénes fueron alguna vez, pero nosotros NO”, escribía.

"Hace veinte años, no la habrían dejado entrar por la puerta de un estudio", escribió un columnista sobre su aspecto cuando estaba nominada al Óscar en 1970. (Foto de CBS via Getty Images)
"Hace veinte años, no la habrían dejado entrar por la puerta de un estudio", escribió un columnista sobre su aspecto cuando estaba nominada al Óscar en 1970. (Foto de CBS via Getty Images)

No obstante, a pesar del email, el medio descubrió el certificado de defunción. Catherine Burns había fallecido a los 73 años el 2 de febrero de 2019 después de caerse y golpearse la cabeza en su hogar, aunque también se nombraba cirrosis como otra posible causa. Y así se llegó a la conclusión de su desaparición mediática. Porque según admitió el marido cuando le explicaron que habían descubierto que ya no estaba con vida, Catherine “odiaba la película que la hizo conocida. La odiaba y sobre todo, lo que vino con ella”.

En resumen, una historia de éxito fugaz que no fue bienvenido por su propia protagonista tras haber sido víctima del escrutinio más cruel y los comentarios sexistas fuera de lugar, en una etapa de desarrollo y aprendizaje crucial para cualquiera. Llegar a Hollywood y toparse con comentarios de ese tipo no debe haber sido fácil para ella, llevándose la impresión de estar en un “negocio podrido”, como explicó su marido, derivando en que saliera despavorida sin ningún interés por volver a las cámaras. Aunque tuviera la palabra ‘Óscar’ asociada para siempre a su currículo.

Lamentablemente, aunque su trabajo fuera lo más destacado de aquella producción, El último verano desapareció. Según recordó el guionista de Larry Flynt. El nombre del escándalo, Larry Karaszewski, a The Hollywood Reporter -un fan eterno de la película- las impresiones originales eran limitadas y, las que quedaban, se habían destruido o estaban dañadas. Solo pudo encontrar una versión censurada para televisión en 16mm en Australia que, de vez en cuando, proyecta en sesiones especiales. Y si bien Catherine Burns no habría guardado un recuerdo agradable de lo que esta película simbolizó en su vida, como amante del cine me parece un sacrilegio que su trabajo no esté disponible para que podamos disfrutar de una de las interpretaciones que forman parte de la historia de los Óscar. Aunque sea para borrar aquellos comentarios sexistas de su historia cinematográfica y reivindicar su trabajo como artista.

Este artículo fue escrito en exclusiva para Yahoo en Español por Cine54.

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