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¿A qué olía Cleopatra? Científicos recrean el famoso perfume que usaba la reina del Nilo

Como si de una película se tratara, podemos imaginar a Cleopatra, con sus ojos violeta -otorgados por cultura pop a través de Elizabeth Taylor- y su maquillaje dramático, tratando de cautivar a sus interlocutores para lograr sus objetivos. Pero sabe que no todo se trata de la apariencia, y de su talento como gobernante y diplomática, sino también de un detalle que le suma magnetismo: su aroma.

La imagen mental que muchos tenemos hoy en día de Cleopatra se asocia a la actriz Elizabeth Taylor, quien la interpretó en 1963. (Photo by Keystone-France/Gamma-Keystone via Getty Images)
La imagen mental que muchos tenemos hoy en día de Cleopatra se asocia a la actriz Elizabeth Taylor, quien la interpretó en 1963. (Photo by Keystone-France/Gamma-Keystone via Getty Images)

Todo esto es ficción por supuesto, pero es que no resulta difícil hacer un fascinante ejercicio de imaginación tratándose de este personaje tan relevante para la cultura universal. Y es que el interés que genera el Antiguo Egipto ha motivado a investigadores a lo largo de muchos años a explorar no solamente los objetos visibles, y demás señales que dan pistas del funcionamiento de la sociedad durante este periodo, sino también cuestiones como los sonidos y ahora, los aromas.

Un artículo publicado en Science News ha detallado que el Antiguo Egipto no solo contaba con hazañas arquitectónicas, sino también se trataba de un ambiente pleno de una gran riqueza olfativa. Así lo afirma la egiptóloga Dora Goldsmith de la Freie Universität Berlin, citada en este reporte, quien además sostiene que para comprender a plenitud la cultura de las tierras lideradas por Cleopatra, es necesario estudiar exhaustivamente cómo se daba sentido a sus vidas con el olfato como uno de los factores determinantes. Si bien estos estudios no se han hecho detalladamente, ya se está avanzando en esta materia con gran interés.

El artículo menciona que si bien podía oler en algunos lugares a sudor, a pescado, a enfermedades, en otros podía oler a comida, a incienso, a flores y árboles, pero además, al ser de clima cálido, había alta demanda de aceites perfumados para envolver el cuerpo en fragancias agradables.

Técnicas biomoleculares han permitido identificar sustancias aromáticas en una infinita cantidad de objetos, desde restos momificados de humanos, hasta utensilios de cocina. (Getty Creative)
Técnicas biomoleculares han permitido identificar sustancias aromáticas en una infinita cantidad de objetos, desde restos momificados de humanos, hasta utensilios de cocina. (Getty Creative)

Detectives del olor

Para determinar más detalles acerca de este factor tan importante en la vida cotidiana, varias investigaciones se han desarrollado con carácter casi detectivesco y, afortunadamente, las avanzadas técnicas biomoleculares han permitido que puedan identificarse sustancias aromáticas en una infinita cantidad de objetos, desde restos momificados de humanos, hasta utensilios de cocina y quemadores de incienso o maderas aromáticas.

Al encontrar la composición molecular de estos residuos permiten reconstruir los olores y las mezclas que los hicieron posibles. Así lo afirma la arqueóloga Barbara Huber, quien desarrolló un estudio donde se describe este proceso, junto a otros investigadores.

Apalancados en este avance, Dora Goldsmith y el historiador de la ciencia y la filosofía grecorromana, Sean Coughlin, se aventuraron a recrear un famoso perfume de la época que se sugiere puede haber sido usado por Cleopatra.

Conocido como el perfume mendesiano, que según reseñan en el portal Egiptología, era originario de la antigua ciudad de Mendes, y se cree que estaba compuesto por aceite de balanos, casia, mirra, resina y canela.

La mirra es un ingrediente frecuente en la perfumería del Antiguo Egipto. (Getty Creative)
La mirra es un ingrediente frecuente en la perfumería del Antiguo Egipto. (Getty Creative)

Bajo la sospecha de que en este orden de aromas estaba el perfume usado por la monarca más famosa de la historia, Goldsmith y Coughlin se aventuraron a combinar ingredientes como dátiles, muy utilizados deshidratados en la gastronomía de la época, mirra, resina de pino y canela, logrando una fragancia fuerte, pero agradable, con toques picantes y dulces.

Todo este proceso ha quedado plasmado en la investigación que también revela que estos científicos usaron tanto fuentes clásicas como paleobotánicas para identificar ingredientes como aceites sagrados como el alcanfor y el de balanos. Pero además, el antiguo perfume se materializó en laboratorios y está exhibido en el Smithsonian.

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