“¿Seguirá siendo usted un hombre libre dentro de dos semanas?”. Por estas horas, en la cabeza de Alec Baldwin debe resonar una y otra vez como un martillo la pregunta que le hizo a bocajarro un cronista cuando el hoy devaluado astro de Hollywood apuraba el paso para ingresar por primera vez en el Palacio de Justicia del Condado de Santa Fe (Nuevo México), del que podría salir condenado a una pena máxima de 18 meses de cárcel.

En ese tribunal se desarrolla desde hace casi 48 horas el juicio en el que se acusa a Baldwin del homicidio involuntario de la directora de fotografía Halyna Hutchins, ocurrido hace casi tres años en medio del rodaje de la película Rust.

El 21 de octubre de 2021, durante la preparación de una escena, el actor manipulaba un revolver Colt .45 que le entregó el asistente de dirección David Halls después de comunicarle que solo tenía en su interior proyectiles de utilería. Simulando la posición que adoptaría en un tiroteo, Baldwin apuntó a una cámara y de repente una bala real, de plomo, salió del arma e impactó sucesivamente en el cuerpo de Hutchins y en el del director de la película, Joel Souza. La directora de fotografía fue trasladada en avión a un hospital de Albuquerque y murió algunas horas después . Souza sufrió heridas de las que pudo recuperarse en poco tiempo.

Después de una larga investigación, en la que nunca logró establecerse de manera precisa cómo la bala real llegó a ese revólver que todos pensaban cargado con proyectiles de fogueo, se arribó a este juicio en el que Baldwin es acusado de dos cargos por homicidio involuntario, uno por uso negligente de un arma de fuego y otro por actuar en estas circunstancias sin la debida precaución. Se espera para dentro de unos 10 días el veredicto del jurado, que solo podrá hacerlo por uno de esos dos cargos, y la posterior sentencia del juez.

Baldwin, que tiene 66 años, siguió esa declaración sentado en la mesa de la defensa, junto a Spiro y a su colega Luke Nikas. De traje y corbata, con el cabello prolijamente cortado y anteojos de marco oscuro, se inclinó hacia adelante para seguir la declaración de Spiro sobre las tomas descartadas de la escena que terminó con la vida de Hutchins, registradas durante la filmación en el Bonanza Ranch, un espacio habitual para el rodaje de westerns en Nuevo México.

En la parte trasera de la sala, como ocurre en las películas que transcurren en juicios orales, se ubicó el público. Detrás de Baldwin se sentaron su esposa, Hilaria, y uno de sus hermanos, el también actor Stephen Baldwin. Del lado opuesto ocupó la primera fila Gloria Allred, representante legal de los padres y de la hermana de Hutchins, mostrando a la vista de todos un cuadro enmarcado de la directora de fotografía, de origen ucranio, con su madre y su hijo.

En su primera intervención, la fiscal Erlinda Ocampo Johnson, dijo que Baldwin había violado las reglas básicas de manejo de armas dentro de un set de filmación fijadas por la propia industria del cine. “El acusado apuntó el arma contra otro ser humano, amartilló el percutor y apretó el gatillo con desprecio temerario hacia la seguridad de la señora Hutchins”, dijo la fiscal.

También lo responsabilizó de no haber hecho comprobación alguna del estado del revólver junto a la “inexperta armera” Hannah Gutierrez-Reed, de 27 años. Esta última, responsable del manejo de todo el armamento utilizado en el rodaje, fue sentenciada el 15 de abril a 18 meses de cumplimiento efectivo en una prisión estatal de Nuevo México. ¿Seguirá ese camino el propio Baldwin después de este juicio?

Deslindar responsabilidades

Durante toda la investigación, Baldwin declaró una y otra vez públicamente que jamás había apretado el gatillo y que, de alguna manera el arma se disparó sola, contrariamente a lo que sostienen todos los especialistas del FBI que tomaron parte de la investigación.

Como esta declaración aparece como uno de los elementos clave de todo el juicio, la estrategia de los abogados de Baldwin para deslindar toda responsabilidad por parte del actor cambió en el primer día del juicio. En su declaración inicial ante el juez, uno de los abogados de Baldwin, Alex Spiro, admitió por primera vez que el actor podría haber apretado el gatillo, aunque esa conducta no convierte a ningún acusado en un “criminal negligente”.

Spiro dijo que el arma manipulada por Baldwin tenía un gatillo “sensible”. Los letrados del actor quieren demostrar que el arma pudo haber fallado y que un analista del FBI la destruyó sin necesidad durante la investigación, por lo que sería imposible determinar con toda certeza si en el momento del trágico hecho funcionaba con normalidad. “Además, en un set de filmación está permitido apretar el gatillo. Incluso si se llega a hacerlo de manera intencional eso no hace a su autor responsable de un homicidio”, argumentó Spiro como principio general.

Ocampo Johnson contraatacó revelando que Baldwin había pedido para la escena que desencadenó la trágica muerte de Hutchins “el arma más grande disponible” y sostuvo que durante el juicio demostrará sin vueltas que el Colt .45 funcionaba correctamente.

Los abogados de Baldwin estarían convencidos, en el análisis de la prensa de Hollywood, que el jurado va a llegar a la conclusión de que el actor realmente apretó el gatillo. Anticipándose a ese eventual veredicto, Spiro instó a los 12 jurados a absolver a su defendido. “No sabía ni tenía motivos para saber que el arma estaba cargada con una bala real. Esa es la clave”, sostuvo.

Baldwin está obligado a participar cada día de todas las instancias del juicio. Todavía no se sabe si testificará en su propia defensa ante la jueza Mary Marlowe Sommer, que se comprometió a cumplir de manera estricta con el cronograma previsto y cerrar el juicio a más tardar el viernes 19 de julio. A partir de ese momento comenzará la deliberación del jurado, que no tiene plazos para entregar su veredicto y resolver si desde ese momento Alec Baldwin seguirá o no siendo un hombre libre.