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Cómo reencontrar tu estilo después de los 40 para sacar todo lo que llevas dentro

No es cuestión de cultura pop, ni de películas o series como Sex and The City, donde mujeres mayores de 40 disfrutan a plenitud de su vida. Es cuestión de ciencia. Un estudio publicado por Developmental Psychology lanza al garete la difundida "crisis de la mediana edad", porque tras analizar a dos grupos de personas desde su juventud hasta su madurez han encontrado que, en líneas generales, la felicidad aumenta en la medida que pasa el tiempo, y aunque disminuye muy ligeramente cerca de los 43 años, luego continúa su ascenso lleno de entusiasmo.

Aunque la BBC señala otra encuesta en la que se supone que entre los 47 y 48 nos volvemos más realistas, a partir de los 50 nos hacemos más agradecidos, aumenta la percepción del bienestar, nos enfocamos menos en cuestiones ambiciosas y más en conectarnos desde un aspecto más personal. De manera que, en conclusión, pasados los 45 somos conscientes de lo que es realmente importante, nos aceptamos tal cual somos y quizás nos exigimos menos, convirtiéndonos en seres más amables con nosotros mismos.

(Getty Creative)
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Según el portal especializado Psicoactiva, cuando la mujer alcanza madurez emocional se muestra tal cual es, "sin máscaras y falsedades como alguien que se ama a sí misma, que ama la vida", de manera que es en este momento de nuestras vidas cuando queremos expresarnos de una manera más libre, cercana y eso puede reflejarlo hasta nuestra manera de vestir.

"Las mujeres mayores de 40 años a menudo atraviesan transiciones… Están empezando a sentirse perdidas en un momento en el que quieren estar al día", dice Tracy Gold, estilista de Nueva York consultada por The Girlfriend, publicación de AARP, organización sin fines de lucro dedicada a atender necesidades e intereses de personas mayores de 50 años de edad. La especialista señala que esto se debe a que es a esta edad cuando se evidencia un cambio corporal, cambios emocionales y es frecuente estar viviendo transiciones como asumir un nuevo momento profesional, una nueva relación, o cambios familiares.

Paso a paso para reencontrarnos con nuestra imagen

El hecho es que nuestra percepción y conciencia de nosotras mismas quizás no coincide con nuestro armario, e incluso comenzamos a notar que mucho de lo que tenemos no refleja la manera en que queremos vernos. En este sentido, un buen primer paso es encontrar nuestro nuevo estilo.

Armar un moodboard sencillo puede ser revelador. Esto quiere decir que nos dediquemos un buen rato a reunir imágenes de colores, texturas, estampados, personalidades que nos gusten y con las que nos identifiquemos. Una buena manera de hacerlo es usando Pinterest; o incluso hacerlo a la vieja usanza, recortando revistas y cartulinas, puede ser muy estimulante. Una vez que recopiles las imágenes encuentra un factor común: ¿Las ves elegantes, sobrias, divertidas? Esa puede ser la base para trabajar.

(Getty Creative)
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Luego, seamos frías con el armario. Hay que eliminar lo que no usamos, no nos queda bien, no nos gusta demasiado o no consideramos que no nos represente. Todo lo que está en buenas condiciones puede venderse o donarse. Con lo que sí nos quedamos debe ser lo que realmente nos gusta, lo que queremos usar y, sobre todo, son piezas que podemos combinar con otras que ilustren nuestra nueva etapa de vida. Si hay una prenda que te gusta mucho, te sienta bien, trabaja en torno a ella. Busca otras que combinen, cortes similares que te hagan sentir cómoda. A esta altura ya no nos importa que nos vean frecuentemente la misma pieza, sino lucir siempre radiantes, y en ello influye enormemente la comodidad y seguridad que sentimos.

Una vez que encontramos el estilo de vestido que nos queda bien, para qué hacernos la vida complicada. Busquemos líneas parecidas que nos favorezcan y accesorios que puedan usarse entre ellos. Lo mismo ocurre con los pantalones. Al encontrar un modelo que nos gusta, escojamos un buen par en tonos neutros para poder usarlo con distintos tops, chaquetas y blusas.

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Color y diversión dicen mucho más de nosotros que el blazer corporativo. Es hora de sorprender. Para eso texturas, estampados y colores diferentes son piezas claves. El diseño de una chaqueta novedosa -que nunca antes te atreviste a usar- puede aportar no solo dinamismo al look, sino alegría y actitud.

Una clave para atrevernos a cambiar la gama a la que estamos acostumbradas es tener cuatro o cinco colores como base que jueguen entre sí. Si nos mantenemos dentro de esos tonos, todo lo que vayamos adquiriendo posiblemente va a combinar.

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Por otra parte, atrevernos a experimentar con la adquisición de la ropa y accesorios puede mantener la diversión en la idea del cambio y además hacernos parte de los conceptos de moda sustentable tan necesarios hoy en día. Visitar una tienda de antigüedades en busca de un bolso vintage, o una tienda de segunda mano, pueden ser experiencias enriquecedoras.

Finalmente, la selección de la ropa interior puede mejorar un look de la tierra al cielo. Cada vez son más incluyentes los diseños y mejor pensados, por lo cual no se debe escatimar en algo que nos quede realmente bien, ayude nuestra postura, y por qué no, nos haga sentir bellas y cómodas desde la primera capa de tela sobre nuestra piel.

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