El controvertido mensaje de 'TÁR' de Cate Blanchett tiene más sentido del que critican
TÁR, la película sobre las altas esferas del mundo artístico dirigida por Todd Field y protagonizada por Cate Blanchett, parte como una de las favoritas para los Óscar 2023. Desde que irrumpió en el Festival de Venecia, se ha llevado la ovación de la crítica y múltiples galardones y nominaciones en premios como los BAFTA o Globos de Oro, especialmente por el trabajo de su protagonista. No obstante, como ocurre con cualquier obra, siempre hay comentarios disonantes que ponen en duda algunos de sus detalles. Y en este caso, valorando el tema tan actual que pone sobre la mesa sobre el poder patriarcal y las altas esferas, era prácticamente inevitable.
Para poner en contexto, TÁR presenta el relato de una eminencia de la música clásica llamada Lydia Tár, quien en la cima de su carrera se verá asolada por el narcisismo y el poder de sentirse intocable hasta el punto de acabar contra las cuerdas en su vida personal y profesional. A partir de este punto, la cinta construye un discurso y reflexión sobre la oscuridad que habita en tales niveles de prestigio y poder, adentrándose en temas difíciles como la cultura de la cancelación, la separación de lo personal y lo artístico o los abusos.
A título personal, el trabajo de Todd Field tras esta historia, valorando la cantidad de matices y reflexiones que aporta a la narración y su sobresaliente pulso en el despliegue cinematográfico, me parece de los mejores, si no el mejor, de esta última temporada de premios. Sin embargo, aunque la mayor parte de críticos y público posiblemente coincidan conmigo, desde sus primeras proyecciones he leído bastantes opiniones, e incluso tenido conversaciones con amigas y amigos cinéfilos sobre el tema, que resaltan que, tras esta crítica al poder patriarcal, hay un problema evidente que lastra credibilidad a su historia y discurso. En parte, es lo que Marin Alsop, la renombrada directora a la que hace referencia Cate Blanchett en TÁR, criticó con la polémica que despertó hace unas semanas al decir que el aclamado drama es "anti-mujer".
Alsop dijo sentirse ofendida "como mujer", "como directora" y "como lesbiana" en una entrevista con The Sunday Times. "Tener la oportunidad de interpretar a una mujer en ese papel y convertirla en una abusadora, para mí fue desgarrador" sentenció, añadiendo que "Hay tantos hombres, hombres reales y documentados, en los que esta película podría haberse basado pero, en cambio, pone a una mujer en el papel pero le da todos los atributos de esos hombres. Se siente anti-mujer".
Evidentemente, hablar de esta cuestión poniendo como depredadora a una mujer lesbiana, como es el personaje de Blanchett, y no a un hombre, podría hacer más mal que bien al problema al desplazarlo de su verdadero origen y culpar a sus principales víctimas. Pero no estoy para nada de acuerdo con este punto de vista.
TÁR, en todo momento, tiene muy claro cuál es la naturaleza de su tema y no trata de virar su percepción hacia ningún otro lado. No hay más que ver cómo saca a relucir casos reales de músicos de prestigio acusados por comportamientos inapropiados, como Plácido Domingo o James Levine. Lo que ocurre, es que a Todd Field le interesa hacer un razonamiento más profundo respecto a los abusos de poder y no limitarse a las cuestiones obvias conocidas por todos. Por esta razón, poniendo a una mujer en dicha posición, el foco pasa a temas de más diversa índole, como hablar de cómo el ego, el poder desmesurado o el creerse intocable por un renombre se traduce en estas situaciones deplorables que, tristemente, han ocurrido en las altas esferas del mundo artístico.
Es decir, la película es una cuchillada profunda al prestigio y clasicismo en el arte y nos hace comprender mejor los muchos casos reales de abusos que se han dado en el sector. Y creo que enfocada de otra forma, estando protagonizada por un personaje masculino, se hubiera perdido todo su mensaje, porque sería difícil ver más allá de que este se aproveche de la desigualdad estructural para ejercer su poder frente a las mujeres.
Además, el personaje de Blanchett funciona más como un mecanismo al servicio de la trama que como un rol puramente humano, lo que evita que el mensaje se malinterprete y se sienta que se pone a la mujer en el punto de mira. Habrá quien también considere esto un problema a nivel cinematográfico, porque puede hacer difícil conectar con el papel y sentirlo real, pero creo que el esfuerzo interpretativo de Cate Blanchett por sacarlo a relucir consigue evitarlo. De ahí su merecida ovación crítica y académica.
Al final, decir que TÁR trata sobre una mujer lesbiana ejerciendo el poder patriarcal y que desplaza este problema al sitio donde menos debería de hacerlo, creo que es simplificar en exceso una película con tantas capas y matices. Entiendo que haya quien le moleste, porque al final es un tema muy complejo y puede sentirse inoportuno. Pero, como digo, creo que estamos ante un producción sobresaliente de la que es muy difícil no salir del cine dando vueltas a sus muchas tesis y viendo el mundo del arte, tanto el de la música como otros muchos sectores, con otros ojos.
TÁR está nominada a seis premios Óscar y tras su estreno inicial en EE. UU. ya está disponible en la cartelera de México, Argentina, Colombia y otros países.
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