Cuando Kate Beckinsale se fue al 'Inframundo' hace 20 años y salió ganando

HOLLYWOOD - 15 DE SEPTIEMBRE: La actriz Kate Beckinsale asiste al estreno en Los Ángeles de la película
HOLLYWOOD - 15 DE SEPTIEMBRE: La actriz Kate Beckinsale asiste al estreno en Los Ángeles de la película "Underworld" en el Mann's Chinese Theatre de Hollywood, California. (Kevin Winter/Getty Images)

No hay nada como el cine y sus aniversarios para recordarnos lo rápido que pasa el tiempo. Y un ejemplo es que acaban de cumplirse 20 años desde el inicio de una de las sagas más inesperadamente lucrativas del Hollywood moderno. Inframundo (Underworld) debutaba en cines estadounidenses un 19 de septiembre de 2003, adentrándonos en una guerra tediosa y poco original entre vampiros y hombres lobo (licántropos en jerga ‘Inframundiana’), embutidos en trajes de cuero brillante y armados hasta las trancas. Desde entonces se hicieron otras cuatros películas, una peor que la otra pero económicamente exitosas, dando lugar a una franquicia que justifica su existencia gracias a Kate Beckinsale.

Porque más allá de las malas críticas y la ausencia de un fenómeno fan que la defienda con la misma ferocidad de sus monstruos, la verdad es que la estrella británica fue contra la corriente cuando decidió interpretar a Selene una y otra vez. Y salió ganando con creces.

Kate Beckinsale había abandonado sus estudios en la prestigiosa Universidad de Oxford a mediados de los ‘90s (estudiaba literatura francesa y rusa) para centrarse exclusivamente en su carrera como actriz. Sin embargo, cuando Inframundo tocó a su puerta, no había participado en nada que se le pareciera. Tenía un currículo que desbordaba conocimientos en teatro, drama e historias de época (Atrapado, Tanto para nada, Emma), mientras estaba empezando a llamar la atención de la industria a través de Pearl Harbor (2001) y Señales de amor (2001). Sin embargo, aunque estos dos títulos podrían haber sido su lanzadera personal hacia el drama hollywoodense, decidió apostar por salir de su zona de confort, metiéndose en un traje de cuero con tanto brillo que parecía un espejo y entrenando como nunca había hecho en su vida.

“Inframundo fue la primera que hice, y fue un riesgo enorme”, dijo en New York Comic Con en 2016 (vía Comic Book). “No es realmente mi punto fuerte. No es hacia donde me imaginaba ir. Pero me gusta desafiarme a mí misma y hacer cosas diferentes. Y terminó tomando un poco de vida propia”.

HOLLYWOOD, CA - 19 DE ENERO: La actriz Kate Beckinsale llega al estreno de
HOLLYWOOD, CA - 19 DE ENERO: La actriz Kate Beckinsale llega al estreno de "Underworld: Awakening" de Screen Gems en el Grauman's Chinese Theatre el 19 de enero de 2012 en Hollywood, California. (Foto de Kevin Winter/Getty Images)

En realidad, Kate Beckinsale nunca había necesitado entrenar tanto como hizo para convertirse en la letal vampiresa, ni tampoco era una persona acostumbrada a ese nivel de intensidad física. “En primer lugar, me sorprendió que no me despidieran durante el período de entrenamiento, porque estaban horrorizados por lo mal que hacía ciertas cosas”, dijo a Independent hace tiempo. “Nunca antes había empuñado un arma - ¡no había mucho de eso en las películas de Henry James que había estado haciendo! [risas]-. Tampoco era el tipo de persona que practicaba kárate cuando estaba creciendo”.

Pero se lanzó al vacío y con un proyecto que ni su director estaba seguro de que fuera a ser un éxito. Len Wiseman no era fan del cine de terror o monstruos por aquel entonces, sino que simplemente se moría de ganas de dirigir un largometraje y se le ocurrió esta idea de vampiros y hombres lobos entrelazados emulando a Romeo y Julieta. Tenían un presupuesto reducido de $22 millones, y al tratarse de una producción que había empezado sin un gran estudio involucrado, el director se conformaba con que al menos fuera un éxito de vídeo. “Como empezamos independientemente, pensé ‘si consigo patear traseros y hacer una película que vaya directamente al video, y la gente la vea y le gusta, sería genial’”, dijo a EW ante el vigésimo aniversario del estreno.

Pero el resultado fue mejor de lo que esperaba con una recaudación mundial de $95.7 millones. No parece mucho cuando lo comparamos con los taquillazos de hoy en día, sin embargo, gracias a su reducido presupuesto terminó siendo una apuesta rentable. Sin embargo, no podemos decir que fuera una recaudación despampanante que justificara una saga completa. Además, aunque cierto sector del público se acercara al cine a verla, la crítica no fue nada benevolente. Y con razón. Inframundo era una película visualmente estética pero previsible donde todo revolvía en torno a la sangre, disparos y luchas coreografiadas que, sumadas al vestuario de cuero y capaz al viento, recordaban sospechosamente a Matrix. Narrativamente era un auténtico desastre que no triunfaba ni en las cotas de horror ni acción. Era un mejunje que la hacía en una producción fácilmente olvidable.

Pero alguien sí salía airoso: Kate Beckinsale. La actriz se adueñaba de la pantalla cada vez que aparecía en escena, apoyando el mensaje del nuevo milenio que también había enviado Milla Jovovich un año antes con Resident Evil: que había lugar de sobra para las mujeres en el cine de acción después de la Teniente Ripley y Linda Hamilton. En aquel momento, con 30 años y una carrera previamente afianzada al drama, la actriz británica demostraba que podía comandar una película de acción y ser exitosa en medio del desastre que le rodeaba.

Kate se arriesgó lanzándose al vacío con un género que no conocía y con una película que ni su director (más tarde su marido hasta 2019) estaba seguro de que fuera a tener éxito. Recibieron palos de la crítica y, a pesar de haber sido rentable, no podemos decir que fuera un éxito abrumador de taquilla. Sin embargo, ella siguió arriesgándose.

Volvió tres años más tarde con Inframundo: Evolución (2006), una secuela ruidosa, con mejores secuencias de acción pero que languidecían a raíz de las carencias narrativas que seguían sin mejorarse. Pero Kate Beckinsale volvía a erigirse como una heroína de presencia absoluta. La secuela costó más ($45 millones) pero también recaudó más ($113.4 millones). Luego llegó la precuela, Inframundo: La rebelión de los Lycans (2009) sin Kate Beckinsale y centrada en Bill Nighy, para entonces recuperar a Selene en Inframundo: El despertar (2012) e Inframundo: Guerras de sangre (2016).

Pero ninguna disfrutó de aplausos de la crítica. Al contrario, la saga al completo mantiene un desaprobado unánime en Rotten Tomatoes pero con una respuesta relativamente estable en la taquilla global. Por ejemplo, la cuarta entrega fue la más cara con un presupuesto de $70 millones pero con una recaudación de $160 millones -posiblemente motivada por el deseo de volver a ver a Selene en acción tras seis años de ausencia-. La última costó menos, $35 millones, e hizo $81 millones a nivel global. En total, la saga habría costado poco más de $200 millones, recaudando $513 millones en todo el mundo. Evidentemente nos puede parecer una cifra de escándalo para nuestra economía como ciudadanos de a pie, sin embargo, cuando observamos las ganancias de cada entrega no podemos decir que se trate de éxitos abrumadores.

Es más, en otras circunstancias y viendo los palos de la crítica, no me extrañaría que otros actores hubieran desistido en seguir adelante o no hubieran querido asociarse con una saga tan mal recibida por los especialistas. Sin embargo, Kate Beckinsale siguió siempre adelante. Con las malas críticas y con la ausencia de una recaudación escandalosa.

Y salió ganando. Porque Inframundo arrastra el desaprobado de la crítica, no cuenta con una legión de fans que la defiendan hasta la médula, pero se mantiene como una rareza en Hollywood que funciona: una saga rentable que nadie adora. Sin embargo, si es rentable, si siguió adelante, fue precisamente por Kate Beckinsale. Porque, al final, si fuimos al cine a ver cada secuela fue para ver a Selene en acción en la piel de una actriz que parecía haber nacido para interpretar a la vampiresa más letal del cine.

Kate Beckinsale remó contra la corriente porque no dejó que las malas críticas, las carencias narrativas o las recaudaciones poco llamativas -por ejemplo, Van Helsing que protagonizó con Hugh Jackman un año después de Inframundo recaudó $300 millones (aunque fue un fracaso debido a su abultado presupuesto)- dictaran su destino. Son muchas las sagas que terminaron abruptamente por falta de éxito arrollador o malas críticas, como fue el caso de Divergente, Percy Jackson o la saga monstruosa de Universal que abandonaron tras los resultados obtenidos por La momia de Tom Cruise. Pero Kate Beckinsale se mantuvo firme y logró dejar huella, adueñándose de un personaje que se convirtió en sinónimo de su carrera, en disfraz de Halloween y en referente femenino para abrir oportunidades a actrices en un género históricamente masculino.

Este artículo fue escrito en exclusiva para Yahoo en Español por Cine54.

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