Yahoo Estilo "La Tigresa" y su escandaloso pleito con Jodorowsky: una insólita historia de sexo y traición
POR | Luis Moreno-. Alejandro Jodorowsky es un director de cine que desde hace años entra en la categoría de culto, pero además se identifica a sí mismo como tarotista, psicomago y actor, por lo que no es raro que acumule decenas de anécdotas junto a personajes tan dispares como Marilyn Manson, Salvador Dalí, María Félix, Orson Welles, María Sabina, Leonora Carrington, entre otros.
Quizá una de las más extrañas tiene que ver con la obra de teatro que pretendió montar junto a Irma Serrano “La Tigresa”, la famosa cantante, actriz, política, y decana del escándalo en México fallecida este 1ro de marzo de 2023 a los 89 años.
La historia se remonta a los años 70, cuando “La Tigresa” invitó a Jodorowsky para conocerlo en el Teatro Fru-Fru, donde ella presentaba una obra. El director cuenta que en la presentación de ese día, un hombre entre el público lanzaba gritos pidiendo que Serrano se desnudara, por lo que ella salió momentáneamente del escenario y volvió con una pistola que apuntó contra el espectador exigiéndole que se callara porque ella no iba a molestarlo en su trabajo. El resto de los asistentes respondió con una ovación para la vedette.
Al final de la obra, Irma Serrano recibió por fin al actor, se emborracharon mientras le contaba cómo había posado para los murales de Diego Rivera. Posteriormente Jodorowsky y “La Tigresa” huyeron a la casa de la actriz, la cual estaba atestada de cuadros de políticos, entre los que sobresalía la del entonces presidente Gustavo Díaz Ordaz (presunto amante de Serrano), un tigre y hasta una estatua de satanás.
Jodorowsky relata que la oferta de “La Tigresa” para trabajar juntos llegó luego de que empezaron a tener sexo: “Ella me detuvo, ‘Calma artista. Tu esperma no lo necesito, prefiero que me des tu talento, con esto hemos firmado un contrato, vamos a trabajar juntos, tengo un gran proyecto’”.
Al día siguiente en el teatro, Irma Serrano le informó a Alejandro que quería montar una adaptación sobre Lucrecia Borgia, pero además le propuso un plan de promoción insólito: iban a fingir el divorcio de Jodorowsky, el surgimiento de un nuevo amor entre ambos y planes de boda.
Hicieron la charada durante una fiesta por el día de la prensa: director y actriz llegaron juntos al lugar repleto de periodistas, lo que incitó al rumor, pero ahí no acabó la escena, al poco rato llegó en muletas la esposa de Jodorowsky, reclamó a su esposo y luego salió del lugar, no sin antes tropezar. Él entonces salió tras ella, para luego regresar a consolarse en los brazos de “La Tigresa”. El plan salió a la perfección.
Al tiempo de comenzar con los preparativos de la obra y con la expectativa de los diarios a tope, Jodorowsky se enfrentaría con la realidad: a Irma Serrano no le gustaba ensayar, por lo que el chileno decidió abandonar el proyecto y montar su propia obra con la misma compañía pero sin ella, los asistentes de la diva le advirtieron que su jefa era adepta a la brujería y el satanismo, por lo que seguramente lo embrujaría.
“La Tigresa” no respondió con magia, sino con declaraciones a los medios en los que acusaba a Jodorowsky de haberla estafado y que con el desfalco buscaba pagar su propio proyecto y acabar con el de ella. Después de varios ataques en la prensa, el director decidió arreglar el asunto con la intermediación de la Asociación Nacional de Actores, que citó a los abogados de ambos y a sus compañías.
Ahí Jodorowsky fue un paso más adelante en la rumorología y declaró que Irma le había confesado que cada dos meses viajaba a Suiza a depositar el oro que el presidente de la República robaba de las arcas de México. Para evitar que el problema escalara, la Asociación determinó que las obras de ambos deberían estrenar sus obras el mismo día, a la misma hora, con la misma música y vestuario.
La obra de Jodorowsky duró cuatro meses en cartelera, mientras que la de Irma Serrano alcanzó los dos años. El último día que se presentó la producción de Alejandro, “La Tigresa” envió a un emisario para que lo invitara al Teatro Fru-Fru para conversar. “Fue un buen escándalo. Gracias a la guerra que me diste, he ganado una fortuna. Permite que te dé un regalo”. La actriz lo tomó de la mano y le colocó en el dedo medio un anillo de oro adornado con una calavera.
Esta anécdota fue dada a conocer por Jodorowsky en su libro biográfico: 'El maestro y las magas'.
