La cultura latina salva los platos rotos de 'Transformers: El despertar de las bestias'
Paramount Pictures tenía una tarea complicada para reflotar Transformers. Aunque la saga de Michael Bay alcanzara números estratosféricos, el agotamiento fue latente cuando su quinta entrega, la titulada El último caballero, solo recaudó 605,4 millones en la taquilla mundial. Fue un bajón considerable frente a los 1,104 millones que hizo su predecesora, lo que sumado al elevado presupuesto (por encima de los 200 millones) llevó inevitablemente a replantear la franquicia.
La acción imparable, el militarismo extremo, el exceso de patriotismo estadounidense o la hipersexualización de personajes propia del cine de Michael Bay, había alcanzado su fecha de caducidad en Transformers, lo que llevó a mirar hacia los orígenes de estos robots de Hasbro. A trasladarnos a los años 80 con un reboot dirigido por Steven Knight centrado en el personaje de Bumblebee, uno de los más queridos de la saga.
Su esencia, mucho más personal, cuidada y cercana a las series de animación que vimos antaño, marcó una clara diferencia con las películas de Bay y condujo a Transformers a obtener su primera aclamación crítica. Sin embargo, el público, tal vez por el agotamiento que arrastraba la saga, no respondió de la misma forma y sus datos de taquilla fueron aún más flojos que los de El último caballero. Pero Paramount no tiró la toalla, y, tras comprobar que este enfoque podía aportar cosas muy positivas a sus robots, han optado por seguir adelante.
Así, cinco años después de Bumblebee, llega a los cines Transformers: El despertar de las bestias, continuación directa donde se ha apostado por viajar a los 90, construir una trama más aventurera y coral, recuperar diseños clásicos de los personajes y otorgar aún más personalidad que a su predecesora. Y aunque esto último fuera difícil, hay que reconocer que han conseguido uno de los resultados más sorprendentes de la saga, construyendo una historia, una ambientación y unos personajes con mucho que aportar. Y en todo esto la cultura latina juega un papel muy importante.
Para empezar, mientras en la saga original estábamos acostumbrados al estereotipo de héroe blanco y masculino de acción o a roles femeninos tristemente limitados a la mera presencia física, Transformers: El despertar de las bestias se centra en personajes con problemas más anclados al mundo real y a su cultura, a motivaciones con los que el espectador va a sentir más conexión. Su protagonista, el interpretado por Anthony Ramos, es un emigrante puertorriqueño consumido por la sociedad de Estados Unidos, un joven obligado a tomar decisiones desesperadas para cuidar a su familia y obtener sustento económico, como lanzarse a la aventura junto a los Transformers para evitar la destrucción del mundo y demostrar su valor.
Más allá de sus implicaciones en la historia, el personaje de Ramos, al que también acompaña la actriz de ascendencia afroamericana Dominique Fishback, aporta un toque de diversidad cultural hasta ahora exento en Transformers, dando un soplo de aire fresco que eleva a la película por encima de ser un simple espectáculo de acción. Además, el factor cultural no solo se limita a las tramas de los personajes, puesto que Transformers: El despertar de las bestias se nutre de la belleza de los escenarios de Perú y de las tradiciones del país para dotar de personalidad a su propuesta.
Así, la película no solo se siente como la sucesión rutinaria de batallas, robots y explosiones que terminó siendo la saga de Michael Bay, también como un escaparate para descubrir los bellos parajes de Latinoamérica con búsquedas de tesoros, acercamientos a la cultura local o jugando con sus escenarios en ruinas o selvas.
Es cierto que la saga original hizo algo similar trasladándonos a países como China, pero, mientras aquello se percibía como un mero trámite para rascar taquilla en el gigante asiático, aquí se aprecia un auténtico interés por crear una película diversa y rica en detalles con la que marcar un punto de inflexión.
No es un título perfecto. La dirección de las set pieces de acción se queda muy atrás de lo visto en otras entregas, a Anthony Ramos y a Dominique Fishback no se les ve cómodos interactuando con las criaturas y escenarios digitales, es mucho más redundante de lo que fue Bumblebee y se erige como un entretenimiento ligero que olvidaremos poco después de salir del cine. Pero, a pesar de sus errores, creo que Paramount ha hecho un trabajo excelente expandiendo la personalidad de la saga a través de la cultura latina, un enfoque que espero que esta vez de sus resultados y que Transformers siga transitando este camino, que considero mucho más interesante de lo que los robots nos ofrecieron en sus orígenes.
Este artículo fue escrito en exclusiva para Yahoo en Español por Cine54.
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