'Spider-Man: A través del Spider-Verso' refleja como nunca las palabras de Guillermo del Toro

Spider-Man es una de las franquicias de superhéroes que más alegrías han dado al cine. Ya no solo en términos de taquilla, donde las tres sagas protagonizadas por Tobey Maguire, Andrew Garfield y Tom Holland obtuvieron altas cifras de recaudación, también en cuanto a espectáculo cinematográfico. Desde los primeros balanceos por Nueva York de la trilogía de Sam Raimi hasta la grandilocuencia del multiverso en Spider-Man: Sin camino a casa, el trepamuros nos dejó infinidad de secuencias para el recuerdo, como Peter Parker parando un tren en movimiento, el mítico beso bajo la lluvia con Mary Jane o la trágica batalla del reloj de El sorprendente Hombre Araña 2: La amenaza de Electro.

No obstante, aunque estos momentos en acción real son todo un deleite para nuestros sentidos, con el estreno de la adaptación animada Spider-Man: Un nuevo universo, la estrenada en 2018 y protagonizada por el personaje de Miles Morales, se dejó claro que las posibilidades del hombre araña en la gran pantalla pueden ser mayores que las vistas en sus adaptaciones en carne y hueso. El juego con los estilos de animación, las múltiples versiones de Spider-Man y la exploración del multiverso propuso tal cantidad de ideas nuevas que hasta la Academia de Hollywood se rindió al hombre araña otorgándole su primer Óscar a la Mejor película de animación.

Pero eso sí, su repercusión, posiblemente por la falsa creencia de que el cine de animación es un género infantil, fue mucho menor. Mientras que ninguna adaptación de Spider-Man en acción real ha bajado de la barrera de los 700 millones de dólares en taquilla, esta se tuvo que conformar con solo 384, suficientes para rentabilizar sus 90 millones de presupuesto. Pero injustos para una cinta con tal aclamación crítica y académica que merecía situarse a la misma altura (e incluso más alto) que el resto de la franquicia.

Esto me hace pensar en la defensa tan férrea del cine de animación que hizo Guillermo del Toro durante la promoción de Pinocho, su adaptación animada del cuento italiano que estuvo lejos de limitarse a ser una cinta infantil. Cuando ganó el Globo de Oro, el responsable de El laberinto del fauno o La forma del agua trató de convencer con su discurso de que la animación es otra técnica más para hacer cine, ya sea películas para niños o dramas adultos y reflexivos como el caso de su película. "La animación es cine, la animación no es un género para niños, es un medio", dijo el director mexicano en su discurso.

Y es que, siendo honestos, observando el panorama audiovisual es difícil ver títulos puramente adultos generando éxitos masivos en la animación. La única excepción son cintas familiares con temas que exceden lo infantil, como el caso de las producciones de Pixar. El resto, queda limitado al circuito de cine independiente, a generar una repercusión baja en taquilla o a tener un rendimiento inferior al que tendrían propuestas similares en acción real. Personalmente, como bien ejemplificaba con el caso de Spider-Man: Un nuevo universo, me da bastante rabia. Y esta sensación se ha intensificado más después de haber visto Spider-Man: A través del spider-verso, la secuela de este título de 2018 que llega a los cines a partir del 2 de junio.

Sin exagerar, nada más salir del cine pensé en que acababa de ver la mejor película de Spider-Man jamás hecha. No sé cómo cambiará mi percepción cuando la repose, pero, de primeras, quedé fascinado por lo bien que teje un homenaje al superhéroe y al cómic a través de una aventura tremendamente ambiciosa por el multiverso. No quiero desvelar nada de la trama, que llega llena de sorpresas, simplemente decir que a través de una historia sobre el destino del héroe y la aceptación familiar se profundiza en todo aquello que tan bien funcionó en su predecesora. El desarrollo de los personajes se intensifica en emoción, el multiverso se expande con nuevas realidades, cameos y referencias y el estilo de animación de viñeta de cómic, ese que tan especial hizo a la anterior entrega y que tanta influencia creó en el cine comercial animado, se adentra en nuevas técnicas que elevan las secuencias de acción hacia lo nunca visto.

Por ejemplo, sin ir muy lejos, si miramos hacia Spider-Man: Sin camino a casa, al multiverso que unió a los personajes de Tobey Maguire, Andrew Garfield y Tom Holland, esta se queda en pañales en comparación con las versiones del hombre araña que vemos en esta película, muchas míticas de los cómics, series de televisión o videojuegos. Obviamente, en acción real es imposible incluir semejante colección de cameos, tanto por el caos y alto coste de tener tantos personajes en pantalla como por la nula lógica que tendría en un ambiente realista. En cambio, la animación permite exceder estos límites, jugar con todas las referencias de la forma más original y arriesgada posible y conseguir integrarlas de forma orgánica en la narración.

Lo mismo ocurre con la creación de escenarios, mostrando sucesivas realidades alternativas, con diseños tan dispares como apabullantes cuyo traslado a una producción de carne y hueso sería difícil de conseguir con el mismo efecto. Si ocurriera, posiblemente lo veríamos con un CGI cuestionable y muchos menos recursos, sin la posibilidad de crear escenas de acción tan extremas y experimentales como las que se adentra Spider-Man: A través del spider-verso.

Por todo ello, creo que mi afirmación de que es la mejor película de la historia trepamuros no es nada descabellada, y es todo gracias a las posibilidades que ofrece una técnica como la animación, a esas virtudes que directores como Guillermo del Toro defienden a capa y espada y que a día de hoy el público aún no ve por limitarla a un género infantil. Solo espero que Spider-Man: Cruzando el multiverso marque otro punto de inflexión, que su taquilla se eleve al mismo nivel que el resto de adaptaciones del hombre araña y que estos prejuicios comiencen a desaparecer. Y creo tiene potencial de sobra para lograrlo. Y si a mí no me creen, les dejo la recomendación del propio Del Toro.

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