Disney y la relación que ayudó al niño de 'El sexto sentido' a mantener un pie dentro de Hollywood
Haley Joel Osment fue uno de los niños prodigio de finales de los años 90 y comienzos del nuevo siglo. Gracias a su trabajo en El sexto sentido, donde acompañó a Bruce Willis como el enigmático pequeño que veía a los muertos, se labró un nombre en Hollywood que en años posteriores lo condujo a trabajar con directores de la talla de Steven Spielberg en Inteligencia Artificial (2001). Sin embargo, su carrera pasó a un segundo plano al entrar en la adolescencia. No solo dejamos de verlo en grandes producciones, sino que su figura desapareció del radar del público. Y así se perpetró la idea de que ese niño que había conseguido llegar a lo más alto con una nominación al Oscar a los 11 años, había vuelto al punto de partida. Que Hollywood le había dado la espalda al perder el aura infantil que lo hizo famoso.
En realidad, la historia fue distinta. Por un lado, porque Haley decidió centrarse en sus estudios, reconociendo en entrevistas que quiso enfocar sus esfuerzos en ir a la universidad, en vivir la experiencia de ser estudiante universitario (estudió teatro experimental en la Universidad de Nueva York) y estar seguro de qué quería hacer con su vida. Pero, además, porque mantenía una conexión directa con Hollywood que nunca lo abandonó. Porque al contrario de la concepción popular, su carrera no cayó en desgracia ni pasó al olvido, sino que se movió a otro sector donde le llegaron infinidad de oportunidades de la mano de uno de los estudios más poderosos de la industria. Y es que Disney, que fue la encargada de distribuir El sexto sentido en cines, vio en él un talento que podía explotar en películas de animación y otros productos que aprovecharan su tono de voz.
En verdad, la colaboración es previa a la película de M. Night Shyamalan. A mediados de los 90, Haley Joel Osment trabajó en series de situación como Thunder Alley, una sitcom del canal ABC, propiedad de Disney, en la que interpretó al pequeño de una familia que vivía las habituales peripecias caseras del género. Esto llevó al estudio a fijarse en él cuando tuvieron que buscar un sustituto de voz para La bella y la bestia 2: Una navidad encantada, puesto que Bradley Pierce, el actor de Jumanji que puso voz a la pequeña taza Chip en la primera película, ya no daba el rango vocal agudo que requería el personaje.
Tras quedar satisfechos con su trabajo en la continuación del clásico de 1991, no hubo dudas de que debían seguir contando con él en más películas de animación, sobre todo tras su salto al estrellato con El sexto sentido en 1999. Si observamos su trayectoria, podemos ver que la compañía del ratón lo contrató para muchos de sus proyectos de principios de los 2000, como el caso de la serie de Buzz Lightyear, donde interpretó a la versión infantil de un personaje llamado Myka; la secuela de El jorobado de Notre Dame, en la que dobló al pequeño que acompañó a Quasimodo en su nueva aventura. Así como la segunda parte de El libro de selva, donde le dieron ni más ni menos que el papel de Mowgli; o la cinta de acción real The Country Bears, en la que dobló a uno de los osos animados protagonistas.
Otros estudios tampoco desperdiciaron la oportunidad de contar con una de las voces del momento y se le escuchó en series como ¡Oye Arnold! de Nickelodeon, en el anime de Cartoon Network Immortal Grand Prix e incluso en varios cortometrajes de animación. Por todo ello, vio en el doblaje una oportunidad para seguir moviéndose en Hollywood mientras cursaba sus estudios. Al fin y al cabo, la tarea no requería de la misma logística que actuar en vivo en un laborioso rodaje. Y lo logró gracias a lo mucho que Disney apostó por él y a uno de los proyectos fuertes que le confió a principios de los 2000, un videojuego basado en su universo que se convirtió en una de las sagas más famosas del mundo de las videoconsolas.
Hablo de Kingdom Hearts, el título de Play Station lanzado en 2002 que creó un crossover entre mundos Disney, pudiendo ver conectados personajes como Mickey, Hércules, Alicia, Jack Skellington, Ariel, Tarzán, Pinocho o Merlín en un único universo que unía varios de los clásicos más aclamados de la compañía.
Concretamente, Haley Joel Osment fue elegido para dar voz a Sora, el que se erigía como el gran protagonista del videojuego embarcándose en una búsqueda para encontrar a sus amigos, rescatar a las princesas y salvar al mundo de la oscuridad y de villanas como Maléfica.
El título fue todo un éxito y dio lugar a más de diez secuelas y spin-offs que se siguen sucediendo hasta el día de hoy. Y, obviamente, esto se tradujo en la continuidad laboral del actor durante toda su etapa estudiantil y en que su nombre siguiera resonando en la industria aún alejado de las cámaras. De hecho, debido al buen recibimiento de la franquicia, Disney y Square-Enix, la desarrolladora de videojuegos detrás del título, le ofrecieron doblar a otro de los secundarios y seguir ampliando su experiencia en el sector.
Esto deja claro que, aunque Hollywood hubiera dejado de tenerlo en cuenta para proyectos a gran escala tras dejar atrás el estatus de niño prodigio y centrarse en sus estudios, su carrera logró volver a pleno rendimiento gracias a esta estrecha relación con Disney. Solo hay que fijarse en que su éxito actual, tras su vuelta al ruedo en la década de 2010, se debe a lo bien que se ha mantenido en el mundo del doblaje a raíz del prestigio ganado en la casa Mouse.
Se ha dejado ver en franquicias como Jurassic Park, donde en 2020 puso voz a uno de los personajes de la serie de Netflix, Campamento Cretácico; en Las tortugas Ninja, para la que ese mismo año dobló a varios personajes de una de sus películas de animación 2D; Star Trek, donde Amazon contó con él para la también serie animada Lower Decks; o Cómo entrenar a tu dragón, en la que trabajó con Peacock para el spin-off Dragones: Los nueve reinos.
De hecho, más allá de Kingdom Hearts, hoy sigue colaborando con Disney para algún que otro título animado, como el caso de su debut en el universo Star Wars este 2023 con la serie infantil Las aventuras de los jóvenes Jedi.
Por supuesto, también ha seguido actuando en películas de carne y hueso en los últimos años, como Tusk de Kevin Smith, The Spoils of Babylon con Tobey Maguire y Kristen Wiig, la aclamada El método Kominsky con Michael Douglas e incluso en pequeñas apariciones en Lo que hacemos en las sombras de Taika Waititi o The Boys. Nada que ver con cuando protagonizaba blockbusteres de la talla de Forrest Gump (fue el hijo de Tom Hanks) o El sexto sentido, pero aunque haya desaparecido de ese mapa, las oportunidades le siguen llegando, especialmente desde ese otro sector de la industria que es el doblaje.
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