Por fin podemos dar a 'El diablo viste a la moda' el final antirromántico que merecía

NUEVA YORK - 19 DE JUNIO: (L-R) Los actores Adrian Grenier y Anne Hathaway asisten al estreno de 20th Century Fox de El diablo viste a la moda en el Loews Lincoln Center Theatre el 19 de junio de 2006 en la ciudad de Nueva York. (Foto de Evan Agostini/Getty Images)
NUEVA YORK - 19 DE JUNIO: (L-R) Los actores Adrian Grenier y Anne Hathaway asisten al estreno de 20th Century Fox de El diablo viste a la moda en el Loews Lincoln Center Theatre el 19 de junio de 2006 en la ciudad de Nueva York. (Foto de Evan Agostini/Getty Images)

Hace 17 años que El diablo viste a la moda nos acompaña como uno de los placeres culposos de la comedia dramática. Porque por mucho que pase el tiempo, todavía nos sigue divirtiendo ver a Meryl Streep desparramando crueldad egocéntrica, y a Emily Blunt desplegando simpatía como la asistente ambiciosa que acepta el bullying a cambio de progreso profesional. Son caricaturas del éxito y la ambición avaladas por el poder creativo de la ficción porque, si las tomáramos en serio, saldrían escaldadas bajo la lupa social más crítica.

Sin embargo, existe un arco dramático que no logró salvarse del escrutinio con debates y críticas en foros, redes sociales y hasta de algún protagonista. Hablo del final que le dieron a Andy (Anne Hathaway) y su novio Nate (Adrian Grenier). Un desenlace que desencajaba con la historia de crecimiento e independencia de la protagonista… hasta ahora. Porque la guionista que adaptó la novela original ha salido a enterrarlo para siempre.

Aline Brosh McKenna aseguró en una entrevista a Variety que Andy y Nate definitivamente no están juntos” en la actualidad. Una revelación que la guionista hace con total seguridad al hablar del destino de los personajes tras el final de la historia, afirmando que el camino de esta pareja no habría sido el que determinó la cinta de 2006.

Si hacemos memoria recordaremos que, al comienzo de la película, Andy y Nate se perfilaban como una pareja idílica: dos jóvenes iniciando sus carreras profesionales, apoyándose mutuamente y con muchas cosas en común. Sin embargo, a medida que Andy se adentraba en el exigente y competitivo universo creado por Miranda Prestly en su revista de moda, comenzaba a alejarse de sus amigos y relación, derivando en situaciones tensas. Como, por ejemplo, que Nate le cuestionara no haber llegado a tiempo a su cumpleaños o la criticara por sucumbir a las manipulaciones y exigencias de su jefa. Sin apoyarla en sus errores o intentar guiarla en su ascenso profesional. Ejemplos de la inmadurez que perfilaban desde un principio.

Pero entonces llegaba un desenlace que intentaba convencernos de que tenían futuro como pareja, a través del perdón de Andy y una aparente reconciliación que nunca terminé de comprar del todo. Porque, en esa conversación, Andy le aseguraba a Nate que se había dado cuenta de sus errores mientras él le recriminaba que hubiera dado la espalda a su ética, amigos y relación a cambio de “zapatos, camisas, chaquetas y cinturones…” Era ella quien pedía perdón como si hubiera tenido la culpa de todo cuando, según la percepción de muchos (la mía incluida), Nate también tenía parte de culpa con sus exigencias sentimentales y caprichos infantiles cuando ella estaba pasando por un periodo de presión y confusión máxima. Y que, precisamente, derivó en que Andy le pidiera un tiempo de distanciamiento antes de viajar a París con su jefa. Ella tampoco podía seguir con las presiones desde tantos bandos.

Sin embargo, en ese momento final, la película optaba por encaminar el destino de la pareja por un desenlace que complaciera a los espectadores más románticos colocando en Andy la corona de la culpa. Y lo hizo a través de un perdón y una reconciliación que sugería que iban a intentar continuar la relación en la distancia, comprendiendo que cada uno tenía sus propios deseos y ambiciones. Nate aceptando un trabajo en Boston mientras Andy se quedaba en Nueva York empezando otro puesto como periodista. “Quizás encontremos una solución” sugería Nate abriendo la puerta al amor, mientras Andy sonreía feliz de la vida.

Este final lleva muchos años despertando debates en foros y redes dado que muchos vemos a Nate como un personaje que no se libra de culpa tan fácilmente. En la película es ella quien pide perdón y acepta con alegría la reconciliación que Nate ofrece. Sin embargo, después de ser testigos de los caprichos inmaduros del chico, haciéndole planteamientos emocionales que añadían presión a Andy (como enojarse por no haber llegado a tiempo a su cumpleaños) cuando necesitaba apoyo y comprensión en su intento de ascenso profesional, faltaba un reconocimiento propio de la culpa compartida y un perdón por parte de Nate que nunca llegó en el filme. En mi opinión, El diablo viste a la moda habría acertado más con su mensaje de maduración romántica si hubieran plasmado una disculpa mutua que reflejara el crecimiento de los dos.

Esta conclusión ha llevado a muchos debates desde entonces que definen a Nate como el verdadero villano de la historia. Por ejemplo, Adrian Grenier admitió a EW en 2021 que cuando rodó la película no se había dado cuenta “de algunas de las sutilezas y los matices” de su personaje “hasta que la sabiduría de las masas llegó a las redes”. “No se me había ocurrido hasta que empecé a pensar realmente en ello, y tal vez fue porque era tan inmaduro como Nate en ese momento, y en muchos sentidos él es muy egoísta, todo se trataba de él, no se estaba extendiendo para apoyar a Andy en su carrera”.

“Podría haber sido tan inmaduro como él en ese momento, por lo que personalmente no pude ver sus defectos. Pero después de un tiempo para reflexionar y mucha deliberación, me he dado cuenta de la verdad en esa perspectiva" aseguró, admitiendo que las teorías que compartimos muchos no están mal encaminadas. En cambio, Anne Hathaway prefiere no echarles culpa ni verlos como villanos de la historia de amor, sino como personas que eran jóvenes y estaban en proceso de descubrimiento.

Se comportó como un mocoso, pero yo también me comporté como una mocosa en mis 20 y espero haberlo superado” dijo la actriz a Watch What Happens Live! (vía Indiewire) . “Creo que es lo que todos hacemos, y no me gustaría ser definida por mi peor momento en mis 20. Entonces, en realidad, no considero a Nate un villano”.

Y así, después de tantos años de debates sobre aquel final que dejaba la relación en un punto de reconciliación positiva, la guionista deja claro que la inmadurez de la pareja no los habría llevado muy lejos. De este modo, cualquiera que se hubiera quedado con la sensación erróneamente romántica de ‘fueron felices y comieron perdices’ probablemente ahora vean El diablo viste a la moda con otros ojos más realistas.

TAMBIÉN TE PUEDE INTERESAR | EN VIDEO

Steven Spielberg no se arrepiente de haber rechazado 'Harry Potter'

James Cameron aún tenía sorpresas reservadas para la remasterización de 'Titanic'

Cómo 'La familia Ingalls' evitó traumatizar a una actriz adolescente con su episodio más extremo

'Rain Man' esconde una historia real asombrosa tras el personaje de Dustin Hoffman