'El justiciero: Capítulo final' se estrella por culpa de otra exitosa saga de acción
El éxito de 'John Wick' complica las cosas a la saga de Denzel Washington
Con las secuelas, y especialmente en el cine de acción, siempre esperamos que se aplique la fórmula del más y mejor, que nos vuelvan a ofrecer aquello que tanto disfrutamos en anteriores entregas a la vez que se ofrece algo nuevo y refrescante. Es una táctica que a lo largo de la historia se ha aplicado con éxito en franquicias como Misión Imposible, Mad Max o James Bond, y que en la actualidad volvía a tomar forma con nuevas y vibrantes sagas como John Wick, que con cada nueva película superaba todos los límites posibles.
Por ello, con Denzel Washington retomando una vez más El justiciero, las películas de Antoine Fuqua sobre un antiguo asesino a sueldo del gobierno que sorprendieron con explosivas y elegantes coreografías de acción en su primera entrega en 2014, era de esperar que el oscarizado actor se aplicara la fórmula y potenciara una franquicia con múltiples posibilidades en la acción e intentara igualar los logros de la de Keanu Reeves. Sin embargo, después de una segunda parte que se quedó a medio gas, el camino que han seguido para su tercera entrega ha sido muy diferente al que se podría esperar.
Vuelve la acción violenta y la elegancia de Washington ante la cámara, pero las prioridades de El justiciero: Capítulo final van hacia otros terrenos. La trama lleva la historia hacia un drama de redención, con su protagonista viviendo un retiro en un pueblo de Italia mientras trata de sanar la crueldad que ejerció en el pasado. Sin embargo, la opresión de la mafia a los habitantes del lugar motivará al personaje a volver a usar sus habilidades y a sanar sus heridas clamando justicia. Y no es que haya mucha diferencia con la trama de las dos anteriores películas, pero las secuencias explosivas pasan a un segundo plano para potenciar la parte emocional.
Era una idea perfecta para renovar la franquicia, pero el problema es que nada de lo que propone funciona. La historia se apoya en todos los tópicos posibles sobre la mafia e Italia, sin novedades que aportar dentro de una temática explotadísima en el género de acción. Tampoco convence el calado sentimental, puesto que el desarrollo de personajes secundarios es tan plano que la gran mayoría de las secuencias dramáticas se sienten como relleno innecesario. Además, en este aspecto desperdicia oportunidades de oro, como el reencuentro entre Denzel Washington y Dakota Fanning tantos años después de Hombre en llamas, lo que era una ocasión perfecta para jugar con los sentimientos de los espectadores y fans del actor.
Al final, por sus numerosos errores, El justiciero: Capítulo final nos lleva a pensar que lo que hizo especial a estas películas fue el desempeño de su acción, el buen trabajo tras la cámara del director Antoine Fuqua ejecutando una violencia explosiva y elegante que nos hizo quedarnos embobados mirando a la pantalla. Y, por tanto, es difícil no sentir que este enfoque dramático es innecesario y que la saga debería haber apostado por exprimir su punto fuerte, sobre todo cuando en la actualidad otras sagas han demostrado mucha mejor salud siguiendo este camino, como el caso de John Wick.
Y es que pensando en las películas de Keanu Reeves, que siguen un enfoque prácticamente idéntico con sus coreografías de acción extremas, la sobriedad estética, un universo violento de venganzas y redención y una estrella del género al frente, se hace difícil no pensar en lo mucho que se ha equivocado El justiciero en no apostar por esta fórmula del más y mejor, en no buscar métodos de expandir su propuesta potenciando su explosividad e impacto. Al fin y al cabo, todos nos acercamos a ver estas películas buscando escenas que nos hagan vibrar, no un calado dramático. Y mucho menos uno con ideas tan básicas.
De hecho, en toda la película solo destacaría dos secuencias de acción memorables. Una en su tramo inicial, que nos recuerda todo lo que amábamos de El justiciero y nos impregna de ganas de ver a Washington repetir hazañas de anteriores películas, y otra cargada de violencia en su conclusión. El resto del metraje se limita a diálogos monótonos y a enfrentamientos con mafiosos y terroristas con multitud de tópicos que no generan más que aburrimiento. Incluso me atrevería a decir que ni Denzel Washington se ve especialmente motivado ante la monotonía del guion, puesto que la energía brilla casi por su ausencia en su interpretación. En definitiva, una secuela fallida que no despierta interés a seguir explorando la franquicia con más entregas.
Este artículo fue escrito en exclusiva para Yahoo en Español por Cine 54.
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