Esta película recuerda el poder de Kevin Costner y la conexión con su inmensa fortuna
Desde que se diera a conocer el proceso de separación con Christine Baumgartner tras 18 años de matrimonio, Kevin Costner está en boca del mundo entero. Probablemente porque la noticia tomó al mundo desprevenido. Después de todo, no se trata de un personaje al que asociemos con escándalos o prensa rosa. Al contrario, su estatus de estrella viene de lejos mientras sus relaciones maritales siempre destilaron la imagen de estabilidad ideal en Hollywood (su primer matrimonio con Cindy Silva duró 16 años, aunque resultó en uno de los acuerdos de divorcio más caros de Hollywood con $80 millones a favor de la exesposa).
Sin embargo, si algo ha sacado a relucir la reciente batalla legal por la manutención de los tres hijos adolescentes de la pareja -Baumgartner pedía $161.000 mensuales, pero el juez le otorgó $63.000- es la inmensa fortuna que posee el actor de Danza con lobos. Según sitios como Celebrity New Worth estaría valorada en $250 millones, mientras las declaraciones presentadas por los abogados de Christine hablaron de $400 millones (Radar Online).
Pero semejante cifra no debería sorprendernos . Kevin Costner no solo lleva décadas protagonizando películas, invirtiendo en un portafolio de propiedades, haciendo negocios o cobrando $12 millones por su última temporada de Yellowstone (según declaró ante el juez, vía Daily Mail), sino que debemos recordar que se trata de un actor que tuvo a Hollywood en la palma de la mano en los años ’90.
Y precisamente existe una película que resume y explica ese poder que hoy podemos asociar a esa inmensa fortuna.
Les hablo de JFK (1991), la polémica película dirigida por Oliver Stone que examinaba desde el dramatismo cinematográfico teorías, narrativas y personajes en torno a la investigación del asesinato del presidente John F. Kennedy. En aquel entonces, su visión no fue bien recibida por la prensa estadounidense, con muchos periódicos vertiendo sus críticas, acusando al director de tomarse libertades con hechos históricos.
No obstante, entre la curiosidad provocada por la controversia y el punto álgido en el que se encontraba la relación de Kevin Costner con el público, JFK fue un éxito. No solo acumuló $205 millones en la taquilla mundial (había costado $40 millones), sino que también obtuvo ocho nominaciones a los premios Oscar, incluyendo Mejor Director, Guion y Película (ganó dos: mejor fotografía y montaje). No obstante, tenía fuerte competencia: fue el año de la victoria de El silencio de los inocentes.
Lo cierto es que JKF era una película arriesgada al exponer teorías por entonces señaladas como ‘conspiratorias’, centrándose en el supuesto encubrimiento del asesinato y los cargos que el exfiscal de distrito Jim Garrison presentó contra el empresario Clay Shaw (en la piel de Tommy Lee Jones) por su supuesta participación en una conspiración para asesinar a Kennedy. Sin embargo, aquí entró en juego el poder de Kevin Costner.
Así lo contó Oliver Stone durante el podcast de Indiewire, Filmmaker Toolkit, recordando que no solo le ofreció el personaje de Jim Garrison a Kevin Costner, sino también a Harrison Ford y Mel Gibson. "Harrison Ford estaba aterrorizado", dijo Stone en el encuentro. “Existe un riesgo una vez que desempeñas ese papel. Pero Kevin tiene agallas”.
A continuación, el director de Wall Street recuerda que la participación de Kevin Costner ayudó a conseguir la financiación necesaria para sacar adelante el proyecto, ya que era una de las estrellas más importantes del momento gracias a éxitos como Los intocables (1987), La bella y el campeón (1988), El campo de los sueños (1989). Y, por supuesto, Danza con lobos (1990), la película épica con la que Kevin Costner alcanzó la cima de Hollywood como actor, productor y director.
Por ejemplo, según Celebrity Net Worth, Kevin Costner ganó $50 millones a lo largo de 1991, lo que vendría a ser $110 millones en la actualidad.
La película no solo consiguió siete premios Oscar, sino que consagró a Costner con dos estatuillas tan importantes como Mejor Director y Mejor Película. Y en ese interín llegó JFK, un título que se benefició con la participación de Costner como protagonista.
Porque a pesar de tratarse de un guion controvertido, Oliver Stone recuerda que consiguió el presupuesto necesario gracias a contar con Kevin Costner como protagonista, mientras le presentó la idea a Warner Bros. como si fuera una historia de misterio. “Se lo vendí a unos ejecutivos muy comprensivos, Terry Semel y Bob Daly, como un thriller. Les gustó la idea porque había una gran pregunta: ¿Quién cometió el asesinato y cómo se resuelve?”
Es decir, quién sabe si hubiera podido sacar adelante la película o si siquiera existiría sin Kevin Costner en sus filas. Y eso estuvo cerca de suceder porque el actor no quiso participar en un principio. Lo contó en el programa de Jay Leno en 1992, revelando que llevaba una larga temporada trabajando en diferentes películas y “no estaba seguro” de si iba a poder estar a la altura de lidiar con la intensidad y presión de Oliver Stone “durante meses”. Pero al final se convirtió en un proyecto “importante” y una película de la se sentía “muy orgulloso”.
Como apuntaba previamente, JKF terminó siendo un éxito de taquilla a pesar de las controversias -probablemente beneficiándose de la euforia que permanencia entre el público tras el éxito de Robin Hood: el príncipe de los ladrones unos meses antes-, mientras la apreciación hacia el trabajo de Oliver Stone fue cambiando con el paso del tiempo. Porque mientras el director pasó meses defendiéndola tras el estreno, los años la fueron elevando al estatus de clásico. Una realidad que Kevin Costner ya había pronosticado en la entrevista con Jay Leno. “Es el tipo de película que recordaremos y podría ser la película de la década”, dijo hace más de 30 años. Incluso la comparaba con Toro Salvaje de Martin Scorsese y la apreciación que fue consiguiendo como obra maestra con el paso del tiempo, augurando que JFK podía vivir el mismo resultado.
De esta manera, Oliver Stone nos recuerda que Kevin Costner era una estrella con poder en los años ’90. No solo tenía al público en el bolsillo arrasando en taquilla (con Danza con lobos, Robin Hood, El guardaespaldas y Un mundo perfecto entre 1990 y 1993), sino que su nombre era una apuesta segura. Un imán para conseguir la aprobación y financiación de los estudios de Hollywood, incluso en historias controvertidas.
Es cierto que luego le tocó vivir una mala racha con los fracasos de Wyatt Earp (1994), Waterworld (1995) o El mensajero (1997), pero su nombre ya había quedado grabado a fuego. Su poder en Hollywood lo había llevado hasta la cima, amasando una fortuna que le habría permitido expandirse más todavía. Sin ir más lejos, habría cobrado $7 millones por su trabajo en JFK según los datos de Imdb cuando la película costó $40 millones. Es decir, casi el 18% del presupuesto se lo llevó el actor. No sé qué opinan ustedes pero en mi diccionario eso es poder hollywoodense.
Costner invirtió y se expandió desde entonces. Por ejemplo, abrió un casino en 1991 (lo vendió en 2020). Compró varias viviendas y en 1995 comenzó a desarrollar sus negocios en máquinas de separación de petróleo que, en 2010, ayudaron en el desastre provocado por la explosión y hundimiento de la plataforma petrolera Deepwater Horizon en el golfo de México en 2010. Con el tiempo se lanzó a la música country (tiene tres álbumes con su banda, Kevin Costner & Modern West), fue imagen de marcas, y hasta abrió una tienda llamada Tatanka en la Ruta 85 de EE. UU. para exhibiciones de la cultura nativa americana (Fuente: The Richest).
En resumen, podemos fácilmente hilar la fortuna que ahora está siendo expuesta en la demanda de divorcio con ese poder hollywoodense que Oliver Stone recuerda como imprescindible para sacar adelante su clásico de los ’90.
Este artículo fue escrito en exclusiva para Yahoo en Español por Cine54.
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