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Eugenio Siller se queja de que no le dan trabajo "porque no parece mexicano"

Desde que hizo su debut en la telenovela 'Rebelde', Eugenio Siller llamaba la atención por su tipo físico, glamoroso y radiante, que se prestaba entonces al estereotipo de príncipe azul de moda en ese momento en la televisión mexicana.

MEXICO CITY, MEXICO - APRIL 26: Eugenio Siller poses for photo during Red Carpet premiere of 'Hoy no me puedo levantar' musical,  on April 26, 2021 in Mexico City, Mexico. (Photo by Medios y Media/Getty Images)
Eugenio Siller asegura vivir una "paradoja" por el color de su piel. (Medios y Media/Getty Images)

Sus rizos rubios, ojos azules, facciones clásicas y sus manerismos eran tan idóneos para el tipo de galán romántico blando, que Siller —nacido en Tampico en Abril de 1981— tuvo bastante éxito actuando en telenovelas como 'Al diablo con los guapos' —un refrito de la famosa 'Muñeca Brava', en la que coactuaba con la hoy retirada Alison Lozz—, 'Mi pecado', con Maite Perroni y, para Telemundo, en 'Aurora' y 'Una Maid en Manhattan'.

Más recientemente, formó parte del elenco de '¿Quién mató a Sara?', el hit sorpresa de Netflix, en el que forma parte de un reparto internacional encabezado por Claudia Ramírez, con Manolo Cardona, Alejandro Nones y Ximena Lamadrid, y si bien a la serie le fue mejor de lo que cualquiera hubiese esperado, dada la cuestionable calidad del producto, parece ser que no fue suficiente para Siller, quien sigue buscando hacer el crossover en el mercado anglo, pero no ha conseguido tener el éxito de Gael García Bernal o Diego Luna, a quienes ha buscado compararse en otras ocasiones.

Desde que vive en EEUU hace casi 10 años, Siller ha buscado abrirse campo en el mercado anglo, sin conseguirlo, y tras haber dado la espalda a las telenovelas en México, también ha visto menguar su demanda en ese mercado, lo que lo ha llevado a vivir en lo que llama su "eterna paradoja por culpa del color de su piel", como señaló, en tono de queja, para la edición estadounidense de la revista ¡Hola!.

De acuerdo con lo que dijo Siller, él es "la contradicción más grande desde que nací… No luzco como mexicano, aunque amo mi país y soy cien por ciento mexicano... al llegar aquí [Hollywood], eres mexicano, pero no pareces latino, pero no tienes la cultura americana al cien… ¿En dónde te acomodamos? Mi inglés es perfecto, pero me mandan para castings latinos y esos no me los van a dar. Una vez me llamó mi agente y me dijo: 'oye, ¿crees que puedas hacer de latino en este papel?' Y yo le contesté: '¿me lo preguntas en serio? No es que lo haga, ¡soy mexicano! Es que soy latino, claro que lo puedo representar'. Pero luego la descripción física del personaje es pelo negro, piel oscura…"

Si bien la intención de Siller es obvia para aprovechar el escaparate y buscar más oportunidades de trabajo entre directores de casting, también se puso (probablemente sin saberlo) en una posición muy expuesta para ser cuestionado por sus declaraciones, al aludir a una especie de "racismo a la inversa", para quejarse en contraposición al racismo denunciado por actores como Tenoch Huerta o Yalitza Aparicio, quienes han sido discriminados en México precisamente por ser lo opuesto a él, físicamente; personas de aspecto autóctono y piel morena.

El que alguien que luce como Siller, con las oportunidades que él ha tenido gracias a ello, se queje de que por ser blanco y rubio no consigue trabajo, y más en EEUU, suena tan insólito que de inmediato en redes sociales se dieron a la tarea de cuestionar al también cantante, al recordarle que tal cosa como un "racismo para blancos" no existe, ya que para empezar, él no es de ninguna minoría étnica, y por otra parte, no ha tenido que empezar desde abajo, puesto que pertenece a una familia privilegiada económicamente y su fenotipo ya le había abierto puertas en el pasado.

¿Lo más irónico de todo? Que quienes comentaron en su perfil de Instagram eran mexicanos contestándole en un inglés tan perfecto como el que en la entrevista presume, lo que claramente fue a propósito y con un afán de ridiculizar lo que él señala y la publicación lleva en portada.

En una lectura objetiva, Siller aparece en las respuestas como un tipo un poco arrogante (nada del otro mundo, considerando la imagen y fama que le ha precedido) y bastante superficial; sus comentarios acerca de su "paradoja" en efecto son ridículos al representar una noción estulta de sí mismo como una víctima de discriminación cuando, obviamente, no lo es. ¿Se merecía entonces convertirse en la comidilla de medio mundo? Es imposible decir de manera tajante que sí, o que no. Pero Siller, que no es ningún novato a estas alturas de su carrera, debería saber a lo que se expone al hacer declaraciones frívolas como esta.

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