Los amores de Eric Clapton: del triángulo amoroso que lo marcó a la atracción por Lady Di y la argentina que lo conquistó
Una de las guitarras más virtuosas del blues, varias canciones inolvidables y un impulso irrefrenable al consumo de alcohol, de heroína y a enamorarse perdidamente: si hay una frase que puede definir gran parte de la vida de Eric Clapton es esa que a fines de la década del 60 intentó ponerle nombre a los sacramentos de la contracultura, “sexo, drogas y rock and roll”. Hasta que en 2002 la estabilidad llegó de la mano de Melia McEnery, la vida del célebre músico inglés estuvo plagada de flechazos, grandes amores, histeriqueos y encuentros fugaces. De Pattie Boyd a Carla Bruni y Lady Di, las mujeres que -se sabe- tocaron el corazón de Eric Clapton.
Un amor aristocrático
La primera conquista conocida de Clapton fue Alice Ormsby-Gore, una joven aristócrata con quien tuvo un romance que comenzó a finales de los años 60, se extendió hasta 1974 e incluyó planes de casamiento. Cuando la relación comenzó, ella tenía 17 años y él 24, y así como compartieron, entre viajes, bares y recitales, el sueño de una vida juntos, también cayeron a la par en el consumo descontrolado de heroína primero y de alcohol después. Antes de romper, el guitarrista ya había posado sus ojos en Pattie Boyd, la entonces mujer de su amigo e integrante de la mítica banda The Beatles, George Harrison. Ormsby-Gore murió en 1994 como consecuencia de una sobredosis.
Pattie Boyd y el triángulo amoroso más famoso del rock
Harrison y Clapton se vieron por primera vez mucho antes de que Pattie Boyd apareciera en escena: el Beatle ya era una celebridad, mientras que el joven guitarrista daba sus primeros pasos con los Yardbirds cuando el 26 de diciembre de 1964 se encontraron en el camarín del antiguo cine Odeón de Londres. La modelo y fotógrafa llegó a la vida de Harrison años después, en 1964, durante el rodaje de A Hard Day’s Night. En 1966 se casaron en el condado inglés de Surrey. Los músicos, para ese entonces, eran buenos amigos.
La fascinación de Clapton por la mujer de Harrison pasó de lo platónico a lo real de a poco, entre colaboraciones artísticas y encuentros entre amigos. Además de algunas cartas de amor que le escribió y que trascendieron años después, el integrante aquel entonces del trío Cream se animó, en 1973, a componer “Layla”. La canción no solo fue uno de sus más grandes éxitos, fue también la forma que encontró de ponerle palabras a su amor prohibido y un intento de forzar a Pattie a dejar a su marido para quedarse con él.
“Nos vimos a escondidas en un piso de South Kensington. Clapton me había pedido que fuera porque quería que escuchase algo nuevo. Encendió el grabador, subió el volumen y sonó la canción más potente que jamás escuché. Era ‘Layla’ ; trataba sobre un hombre que se enamora perdidamente de una mujer que lo quiere, pero no está disponible. Me la hizo escuchar dos o tres veces, mientras miraba mi cara, para ver mis reacciones. Mi primer pensamiento fue que todo el mundo me iba a reconocer”, confesó Boyd en Wonderful Tonight: George Harrison, Eric Clapton, and Me, la autobiografía que publicó en 2007.
El final de Boyd y Harrison tardó más de lo que Clapton esperaba, pero llegó en 1977. Dos años después, y con la presencia de George, Paul McCartney y Ringo Starr -lo que dejó en claro que entre ellos no hubo rencores-, Clapton y Pattie pasaron por el altar. Pese a las expectativas, la relación, cruzada por las drogas y el alcohol, se volvió tóxica. Ella incluso confesó malos tratos y violencia por parte de él. Además, los obstáculos que atravesaron para traer un hijo al mundo y las contantes infidelidades del músico mellaron aún más el vínculo. Clapton tuvo dos hijos extramatrimoniales mientras estuvo casado con Boyd: en 1985 nació Ruth, fruto de su relación con Yvonne Kelly, y en 1986 nació Conor, de su amorío con Lory del Santo. La modelo no lo toleró. En 1988, Boyd y Clapton firmaron los papeles de divorcio.
Un amor fugaz y una tragedia que cambió todo
Clapton conoció a Lory del Santo, una exitosa modelo y conductora de televisión italiana, en medio de una gira en Milán cuando todavía estaba casado con Pattie. Se vieron un par de veces, incluso hablaron de casarse y formar una familia. Entre el impulso -Clapton había dejado la heroína pero no el alcohol- y el encanto, ella quedó embarazada. Desde ese momento y hasta después del nacimiento de Conor, el 21 de agosto de 1986, la pareja intentó mantenerse unida en varias oportunidades. Pero no funcionó.
Si la vida los unió para siempre con la llegada de un hijo, también los marcó hasta la eternidad con su muerte: el 20 de marzo de 1991, en un intento de Lory por reunir a Conor con su papá durante unas Pascuas en Nueva York, el pequeño de cuatro años quedó al cuidado de la niñera y cayó al vacío del piso 53 de un rascacielos de Manhattan. “Conor fue lo primero que realmente me llegó al corazón y me hizo pensar que era hora de madurar”, confesó el músico en el documental El patrón del blues, estrenado en 2017.
De Clara Bruni a Lady Di, los coqueteos de un hombre a la deriva
La lista de mujeres famosas a las que Clapton habría conquistado es larga y variada: allí figuran nombres como los de Christy Turlington, Sharon Stone, Davina McCall, Sheryl Crow, Patsy Kensit y Paula Hamilton. El encargado de recopilarlos fue el periodista del diario inglés Daily Mail Paul Scott en Motherless child: The definitive biography of Eric Clapton, el libro que publicó en 2015. Y si bien las señaladas son varias y muy conocidas, dos nombres impactaron en el público de forma particular: los de Carla Bruni y Lady Di.
Con Bruni la historia parecía vengarse del guitarrista. Enamorado de su voz y su belleza, Clapton decidió, una noche de 1990, cumplir con el deseo de su novia: la llevó a un recital de los Rolling Stones y le prometió presentarle a Mick Jagger. Según el relato de Scott, Clapton tuvo miedo de que el líder de la banda inglesa le robara a su mujer. Ese temor se volvió súplica inútil. “Clapton le habló en privado y le rogó: ‘Mick, por favor. Ella no. Creo que estoy enamorado”. Poco tiempo después, Bruni y Jagger se enamoraron. La relación, entre la clandestinidad y las intermitencias, duró siete años. Clapton demoró mucho en olvidarla.
Si bien Scott dio algunos detalles de los encuentros de Clapton con Lady Di, el periodista no confirmó el romance. “Según un amigo de Clapton, la atracción entre los dos era completamente obvia” escribió en la biografía. “Había mucho guiño de ojo y mucha mirada seductora. Hay una historia de esa época en la que se dice que ambos estaban comiendo en el restaurante San Lorenzo (uno de los favoritos de los famosos en Londres) y ella empezó a lamer un helado en plan seductor mientras mantenía la mirada fija sobre él. ¿Llegaron las cosas más allá? Según el amigo, los dos eran libres y a Eric siempre le gustaron los retos” , relató.
Una argentina en la lista
Cuando Clapton visitó la Argentina por primera vez, en octubre de 1990 para presentarse en River, fue una argentina la que le sacó el aliento. Algunos meses después de ese multitudinario show, al músico lo encontraron paseando por las calles de Buenos Aires en una visita que no incluía ninguna presentación. No estaba solo: junto a él iba aquella joven, una chica oriunda de Bragado que trabajaba de moza en un restaurante porteño. El romance no prosperó, y los argentinos se quedaron con las ganas de ver más seguido a la estrella del blues.
Melia McEnery, el amor definitivo
La muerte de Conor marcó un antes y un después en la vida de Clapton, y también en sus relaciones. Nueve meses después de aquel fatídico día, el guitarrista comenzó su resurrección con “Tears in Heaven”, su canción más personal y desgarradora, y su forma de decirse a sí mismo que era capaz de salir adelante. También quedaron atrás la heroína y el alcohol. En 1998, a los 53 años, conoció a Melia McEnery, una asistente administrativa de 22 años. Cuatro años después se casaron y con el tiempo llegaron a la familia Julie Rose, quien nació el 13 de junio de 2001, Ella May, nacida el 14 de enero de 2003, y Sophie Belle, quien llegó al mundo el 1° de febrero de 2005. Veintiséis años después, la pareja sigue unida, y Clapton parece ser un hombre feliz.