Hollywood desperdicia la oportunidad de darle a Harrison Ford lo que le falta

Harrison Ford cumple 81 años y Hollywood desperdicia la oportunidad de hacerle su mejor regalo. Porque por mucho que Indiana Jones y el Dial del Destino haya sido el principal tema de conversación en torno a su figura durante las últimas semanas, no podemos olvidar que viene de pasar una racha creativa estupenda. Sin embargo, los miembros votantes de los Emmy –que cada año otorgan la Academia de Artes y Ciencias de la Televisión– han decidido pasarlo por alto, dejándolo fuera de las nominaciones de 2023 cuando sus mejores trabajos estuvieron precisamente en el western Yellowstone (Paramount+) y la comedia Terapia sin filtro (Apple TV+). Y en el proceso han desperdiciado la oportunidad de darle a Harrison Ford lo que nunca ha conseguido en cinco décadas en la industria.

Porque a pesar de contar con premios honoríficos dedicados a su extensa trayectoria, el actor nacido el 13 de julio de 1942 nunca ganó un premio destacado por una interpretación específica. Habrá sido el aventurero más intrépido del séptimo arte, el piloto más pícaro del espacio sideral y la estrella más taquillera de la historia (ganó el Guinness en 2016 por ello), pero su propia industria nunca reconoció un trabajo en particular.

Estuvo nominado al Oscar y al BAFTA por Testigo en peligro en 1986, y al Globo de Oro en cuatro ocasiones (además de la misma película, también lo nominaron por La costa mosquito, El fugitivo y Sabrina). Pero no ganó ninguno y el Emmy hubiera sido su primera oportunidad en más de 23 años para conseguir un galardón de prestigio que valorara un esfuerzo interpretativo.

Si bien Harrison Ford no es el único, sino que existen otros nombres injustamente olvidados en las nominaciones de este año (como su compañera Helen Mirren en Yellowstone, Elizabeth Olsen por Love & Death o el injusto menosprecio a la serie Black Bird: confesiones de un asesino), sin dudas, es el olvido más destacado. Básicamente, porque desde que vimos su trabajo en televisión, muchos críticos dábamos por hecho que estaría entre los favoritos. No tanto por Yellowstone, donde su trabajo dramático es notable pero no marca una gran diferencia con el resto de su trayectoria. Pero sí por Terapia sin filtro, donde muchos dábamos por sentado que ya tenía el premio al Mejor Actor Secundario en una serie de comedia en el bolsillo.

Confieso que me dio pena ver que su nombre no estaba entre los nominados. Porque en esta serie, Harrison Ford se atrevía con un género en el que nunca había profundizado del todo. Lo vimos sacando toda su picardía con Han Solo e Indiana Jones, o su encanto de héroe romántico en Sabrina o Secretaria ejecutiva, pero nunca nos había hecho reír a carcajadas. Hasta que se lanzó a la piscina del difícil género cómico a los 80 años.

La trama de esta serie de 10 episodios gira en torno a la crisis existencial de un terapeuta interpretado por Jason Segel, que rompe con las reglas éticas de su profesión al decidir que necesita actuar, inmiscuirse y aconsejar a sus pacientes para que consigan cambios en sus vidas. Está harto de escuchar sus problemas y ver que nunca llegan a ninguna parte. Básicamente porque él tampoco lo hace. Lleva una larga temporada estancado en el duelo tras la muerte de su esposa, alejado de su hija adolescente y perdido en la inercia de la rutina mientras sus emociones lo apagan por dentro. Sin embargo, en esta ecuación surgen otros personajes que complementan y mejoran la historia. Y ese es el caso de Harrison Ford.

La estrella de Indiana Jones saca a relucir su famosa faceta gruñona para interpretar al mentor de Jason Segel, un terapeuta experimentado que sigue las normas de su profesión, que analiza con rapidez las situaciones que le rodean pero que también sufre por dentro. En su caso, a través de los primeros síntomas del Parkinson y la pérdida de independencia e identidad. Pero en todo momento, Harrison Ford se encarga de disfrazar el drama con un humor coloquial, natural y rabioso que lo convierten en una figura entrañable y de los personajes más adictivos de esta serie.

Digamos que cuando Harrison Ford entra en escena, la serie brilla.

Por eso me llama la atención que los Emmy hayan nominado a Jason Segel como Actor Protagonista y a Jessica Williams como Actriz secundaria –ambos en el apartado de serie de comedia–, pero hayan dejado fuera a Harrison Ford. Porque las mejores secuencias de la serie son aquellas que comparten los tres al unísono, formando un trío efectivo que hace que la Terapia sin filtro merezca la pena. Es decir, si ellos merecen una nominación, también la merece Harrison Ford.

Comprendo que no se puede nominar a todo el mundo. Que solo pueden elegir a siete candidatos en cada categoría y que, en la guerra del streaming moderno, existen demasiadas opciones. Sin embargo, creo que la opción de nominar a Harrison Ford debería haber sido de las más evidentes. Digamos que es como si no hubieran nominado a Succession y a todo su reparto protagonista. Era así de evidente que Harrison Ford debía ser incluido.

Y aunque el actor tenga en sus vitrinas los premios honoríficos de Cannes (2023), el César de la Academia francesa (2010) o el Cecil B. DeMille de los Globos de Oro (2002), su industria no lo premió con galardones destacados por sus interpretaciones individuales. Será de los actores más aclamados por el público, dueño de una trayectoria destacada, pero no cuenta con un premio que sus colegas hayan celebrado por un esfuerzo en particular. Y creo que, a estas alturas, era el momento justo de pagar la deuda.

Este artículo fue escrito en exclusiva para Yahoo en Español por Cine54.

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